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La renovación de la costura a medida

Por Sandra Bódalo Munuera

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Moda

Millennials, Generación Y, Generation Me, Echo Boomers... Son muchos los nombres que reciben aquellos nativos digitales de entre 21 y 35 años. En los últimos años, la industria textil se ha encontrado con este nuevo consumidor y ha tenido que adaptar su oferta a sus necesidades, demandas y características. Sostenibilidad, una óptima presencia digital, exclusividad y calidad son solo algunas de las peculiaridades que quieren encontrar en el sector. Por esa razón, muchos de ellos optan por retomar antiguas tradiciones que creíamos olvidadas como es el caso de la costura a medida.

Sara Álvarez es una de esas consumidoras nacidas entre 1981 y 1995 que ha optado en varias ocasiones por este servicio a medida. “La primera vez que opté por la costura a medida, fue después de buscar y buscar por todas las tiendas algo que me gustara”, explica. A la escasa diversidad y los elevados precios se le unía “la dificultad de tener una talla muy pequeña y que me cuesta encontrar ropa que me valga”, añade Sara. Andrea Miralles, estudiante en IADE, decidió hacerse un vestido a medida hace cuatro años para la boda de su prima. “Había empezado a estudiar Diseño de Moda y empecé a valorar mucho más los tejidos, los diseños…”, admite Miralles.

La costura a medida supone calidad, exclusividad, asesoramiento y la seguridad de un trabajo bien hecho. La idea de crear tu propio vestido, que sea único y haber sido partícipe de su elaboración, es algo que no ocurre cuando lo compras en una tienda.

Equipo de la marca madrileña Eturel

Exclusividad y trato personalizado

Tal como afirma Sara Álvarez, la exclusividad es una de principales razones por las que se sigue decantando por la confección a medida. “Es una experiencia en sí, desde la primera visita al atelier donde te lo vayas a hacer hasta el día del evento en que lo luces”. Además, el trato personalizado y cercano es otra de sus puntos fuertes. “Calidad, exclusividad, asesoramiento y la seguridad de un trabajo bien hecho. La idea de crear tu propio vestido, que sea único y haber sido partícipe de su elaboración, es algo que no ocurre cuando lo compras en una tienda”, son los aspectos que recalcan desde Eturel.

Para la firma madrileña Eturel, esta vuelta a la costura también es una realidad. “Nuestras chicas llegan con ideas e inspiraciones que traen en sus móviles o revistas y nosotros les ayudamos a darles forma”, comentan desde su equipo. “Todos nuestros productos se hacen por encargo, tenemos preparado unos modelos que sirven de base de la colección y nuestra clientas pueden personalizarlos”, explican desde la joven marca. “Nuestras clientas son jóvenes, creativas, modernas, sofisticadas y alegres, que buscan estar perfectas, pero diferentes”. Por esa razón, “buscan marcas pequeñas y con espíritu, firmas que con solo ver el escaparate o una foto se sienten identificadas”.

En ocasiones especiales como una boda, una comunión o ahora que se acercan estas fechas tan señaladas, para Nochevieja o Nochebuena, buscan la diferenciación. Tal como dicen desde Eturel, “no les gusta llegar a una cafetería y que su amiga tenga el misma vestido o ir por la calle y cruzarse con cinco chicas con su misma chaqueta”. No obstante, tal como dice Andrea Miralles, es importante “investigar antes de lanzarte a esta pequeña aventura, porque si el resultado no es bueno y no te gusta, llevarás puesto algo que no te representa”. Al hablar de dinero y relación calidad-precio, la joven alicantina lo tiene claro: “Depende de la ocasión, el presupuesto y la rentabilidad que se le va a dar. Para otras ocasiones, también suelo recurrir a Zara, Mango, Topshop, Massimo Dutti... y llevarlo a mi modista de toda la vida para hacer cambios y crear prendas nuevas, que no parecen low-cost”.

Según Sara, cuyos últimos vestidos fueron confeccionados por Armiche Rodríguez para Nihil Obstat y la marca madrileña Las Pájaras, “al pensar en el precio, hay que tener en cuenta el tiempo que conlleva el trabajo a mano, las pruebas, la calidad de la tela y un largo etcétera de detalles que a veces pasan desapercibidos”. A pesar de que la oferta, la calidad y el diseño son cada vez mayores en las tiendas de prêt-à-porter, hay algunas prendas como “básicos, accesorios o aquellas que son para momentos especiales, en los que merece la pena invertir. Al final, todo es cuestión de preguntarse para qué lo necesito y cuánto lo voy a utilizar”.

Fotos: Eturel

eturel
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