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La moda en Líbano: testimonio de Fifi Abou Dib (L'Officiel Levante)

Por Anne-Sophie Castro

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Moda |ENTREVISTA

Beirut, la ciudad más cosmopolita del Medio-Oriente sigue siendo la cuna de los grandes diseñadores actuales, con elegancia parisina. Si nuestra percepción de la moda oriental rima con los cuentos de las Mil y Una Noches, una experta –in situ- nos desvela las motivaciones de Líbano en el sector de la moda. Fifi Abou Dib, la multidisciplinaria y redactora jefa de la revista L’Officiel Levante, nos cuenta, a través de su historia, su visión del país y los nuevos talentos libaneses. Entrevista.

¿De dónde viene?

Vengo de Líbano. Vengo también de la guerra que ha hecho que mi familia se exiliara durante varios años en París donde he terminado mis estudios. También he estudiado los años “prepa” para acceder a la Escuela Normal Superior, pero nunca fui. He seguido estudiando en la universidad de Beirut entre literatura, derecho y arte. Puedo decir que soy una literaria pura. He entrado a trabajar en el diario francófono libanés, L’Orient le Jour, cuando tenía 23 años. He trabajado en la Asamblea Nacional de Francia como asistente parlamentaria antes de volver definitivamente a Beirut. Aquí me casé con Amine Abou Khaled, el exdirector del diario. Tenemos una hija, Marie, nacida en 1995.

¿Cuáles son tus principales actividades a día de hoy?

Soy periodista para L’Orient le Jour donde, paradoxalmente, firmo la editorial de los jueves y redacto la información de moda. Además, soy la redactora jefa de la revista bimensual L’Officiel Levante (una de las ediciones internacionales de L’Officiel de la Moda de París). Soy traductora del árabe y del inglés al francés. He traducido dos novelas libanesas editadas por Actes Sud: Le Pain y Dans les meules de Beyrouth de Toufic Youssef Aouad. Por otro lado, soy crítica en el periódico L’Orient Littéraire y biógrafa.

unas palabras sobre rabih kayrouz el m parisino de los dise libaneses...

Conocí a Rabih cuando empecé en el periodismo de moda, a principios de los 2000. Formaba parte de esta nueva generación de diseñadores formados en Europa y que, de vuelta a Líbano, aportaba ideas nuevas en el escenario creativo mezclándolos a su nostalgia del país perdido. Se dice comúnmente que Rabih Kayrouz es el más “parisino” de los diseñadores libaneses no solo porque está instalado en París (la mayoría de los grandes costureros libaneses tienen su showroom y a veces sus talleres en la capital francesa). Rabih es parisino en el alma, por su cultura, por su sensibilidad y por afinidad. Su trabajo está impregnado por esta potente simplicidad, sin florituras, basada sobre la estructura y el movimiento, que hace de él un diseñador muy cartesiano. Su toque lleva una poesía oriental indefinible, llena de sutileza. Cultiva el arte de recibir, cocina en su taller ubicado en el Petit Théâtre de Babylonia y posee un gran talento de contador y comunicador.

¿Qué nuevos talentos libaneses podríamos ver emerger próximamente?

Son varios. Podría nombrar unos cuantos que no son tan « nuevos » ya... En haute couture, la cerrera del tándem Azzi y Osta ha despegado este año después de haber vestido a Beyoncé en el Pre-Grammy en Nueva York. Podemos hablar de Jean-Louis Sabaji, heredero de una casa de costura confidencial creada por su padre, donde hace un verdadero laboratorio experimental de estilos. Rami Kadi también ha pasado rápidamente del anonimato a la fama en pocos años, tomando Dubai como trampolín para sus creaciones. Me gustaría añadir a esta lista un costurero confirmado del que poco hablamos comparado con Elie Saab, Georges Hobeika o Zuhair Murad. Se trata de Rani Zakhem, formado en la escuela Parsons New York. Tiene un sentido fenomenal del glamour hollywoodiense.

Beirut que, hasta hace cinco o seis años, solo tenía una escuela de moda (Esmod Beirut), está viendo nacer numerosas y excelentes academias y entre ellas un instituto de la moda emparejada con la Cambra de Amberes dentro de la Academia libanesas de las Bellas Artes. Otro está emparejado con el Royal College of Art de Londres, dentro de la Lebanese American University.

Entre los jóvenes diseñadores de pret-à-porter, se puede nombrar a los ganadores de la incubadora Starch, creada por Rabih Kayrouz y Tala Hajjar. Evocaría, entre los que me vienen en mente, a Timi Hayek, Lara Khoury, Salim Azzam, Selim Cherfan, Eric Ritter o Bashar Assaf.

Según tú, ¿Por qué la moda libanesa/oriental gusta tanto?

La idea de Oriente es inseparable de una cierta idea de la seducción. Las mujeres en Líbano son extremadamente coquetas. Es muy excesivo a veces. Son muchas las que no salen de casa sin estar a lo mejor de su apariencia. Nada es “demasiado” para darles valor. En eventos importantes, como las bodas, se van a transformar literalmente en estrellas y llevar ropa de las alfombras rojas, mientras en Europa, por ejemplo, lo encontraríamos exagerado. En los años 1990, mientras la haute couture estaba contaminada por la moda conceptual, cerebral, “depresiva”, a medio camino entre lo grunge y lo post-nuclear, desde Japón o Ámberes, las princesas árabes dejaron de encontrar ropa adaptada a sus gustos entre los diseñadores franceses. Es ese paréntesis, hoy compensado por gente como Elie Saab que ha entendido que las mujeres orientales solo quieren llevar vestidos bonitos, con materiales nobles y realzando su silueta, con un mensaje directo y sin tomarse la cabeza… Su talento ha sido muy aclamado.

Los medios de comunicación hablan de una «guerra » de distribución de firmas de lujo entre Beirut y Dubái…. ¿Qué opinas?

No sabía que había una «guerra » sobre este tema. Dubái habrá prosperado sobre las cenizas de Beirut. La ciudad del emirato estaba en pleno crecimiento cuando la ciudad más cosmopolita del Medio-Oriente se ha caído. Lo siguiente era normal. Sin embargo, los países fronterizos han tenido la costumbre, durante un largo periodo, de ir de compras a Beirut, no solo para comprar sino también para inspirarse de la forma que tienen las libanesas para combinar la moda de los grandes diseñadores europeos con un estilo muy suyo, oriental, con sus peinados, joyas y accesorios. Al final, no es tanto una cuestión de ropa, sino de estilo.

¿Has asistido a la última Semana de la Alta Costura en París? ¿Qué desfiles destacarías?

Participo raramente en este evento, ¡sin embargo veo todos los desfiles en internet ! Me ha sorprendido especialmente la colección de Iris Van Herpen.

¿Qué deberían proponer las marcas internacionales para satisfacer a las mujeres del medio-Oriente?

Creo que las marcas internacionales no tienen que esforzarse mucho para gustar a las mujeres del Medio-Oriente. Vivimos en una época donde la marca da un estatuto a la persona que lleva sus productos. Google ha pasado por allí y la globalización está moldeada por Instagram. En la sociedad de las consumidoras de lujo, nos copiamos las unas y las otras, pero con este toque especial de exclusividad gracias a la pequeña ventana que abren las marcas con personalizaciones y servicios bespoke.

¿Las marcas occidentales más vendidas en Libano ?

Creo que Gucci, con su humor onírico. Además, el mercado está difícil ahora. Las clientas esperan las rebajas y están dispuestas en renunciar en ser pioneras.

Foto: Fifi Abou Dib

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