Ernesto Artillo: “No dejo que nadie lleve el traje si no lo usa como una declaración”
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Ya sea con doble botón, cuello mao, esmoquin o chaqué, el traje de chaqueta siempre ha formado parte del imaginario colectivo. Una seña de identidad para el hombre, y una herramienta de empoderamiento para la mujer. Solo hay que echar la vista atrás y pensar en personajes célebres como Diane Keaton o Bianca Jagger, que marcaron su personalidad independiente y poderosa con el simple hecho de llevar una prenda de vestir masculina.
Para Ernesto Artillo el traje es más que una mera prenda de ropa, sino “un claro símbolo del patriarcado”. Y es por ello que lo ha utilizado como elemento principal de su proyecto “La mujer que llevo fuera”, una intervención artística que ha dado mucho de qué hablar. Justo lo que él quería.
En FashionUnited, entrevistamos al artista malagueño para conocer más sobre este interesante proyecto que une arte, moda y feminismo.
Primera pregunta de rigor, ¿cómo nació este proyecto?
Este proyecto lo empecé el pasado verano, tras observar mi entorno y ver la desigualdad obvia que existe en España. No solo en el número de víctimas por violencia de género, sino también debido a la desigualdad salarial o las situaciones de desigualdad social que viven las mujeres en su día a día. “La mujer que llevo fuera” es una herramienta para visibilizar el feminismo y hacer alusión a su concepto, y que se dejara de entender como lo contrario al machismo.
¿Durante este proceso de trabajo, buscaste la opinión de alguna mujer de tu entorno?
Desde el principio me he rodeado de mi equipo y gente maravillosa, cuatro mujeres y dos hombres, y con ellas lo consulté desde el principio. Por ejemplo, con mi amiga Nerea que es feminista y tiene un show llamado “Feminismo para torpes”, y Laura Suárez, antropóloga de la moda y filósofa, que sabe mucho sobre cómo el cuerpo de la mujer se enfrenta a la moda. Ambas me han acompañado, junto al resto de mi equipo, desde el principio en el proyecto.
¿Cuándo fue la primera vez que pusiste el proyecto a prueba?
Me hice un traje y lo llevé por las calles de Madrid para comprobar la aceptación entre la gente. Me sentí observado, miradas indiscretas e incluso violentas, que se fijaban en zonas concretas del traje como el pecho, la vagina o el culo… Pero también me di cuenta de que la gente necesitaba saber qué significaba. El traje tenía un factor “empoderante”, pero también un papel didáctico. El traje hablaba y pedía explicaciones, más allá de su estética, lo que me interesa son las palabras y el discurso que genera.
¿Qué ha sentido la gente que lo lleva?
En este caso, utilizo la moda como medio de comunicación y no dejo que nadie lleve el traje si no lo usa como una declaración de intenciones. Muchos de ellos me han dicho que impresiona un poco, pero también se sienten como super héroes, fortalecidos. Todos están de acuerdo en que el traje da fuerza.
Ya lo han llevado tanto mujeres como hombres, ¿lo esperabas?
Es importantísimo que los hombres lo lleven porque el machismo es un problema de todos, no solo tienen que solucionarlo y afrontarlo las mujeres.
¿Los trajes son de alguna marca en concreto?
Los trajes los compro en tiendas de beneficencia, ya que me parecía lo más coherente, o lo han donado marcas españolas como Adolfo Domínguez, Purificación, Cortefiel, Mango, García Madrid o El Ganso. A través del primer editorial, nos pusimos en contacto con algunas firmas y obtuvimos un balance muy positivo.
¿Es necesario que las empresas españolas se posicionen como feministas?
Hay una necesidad de que todas las marcas, sean de moda o no, se impliquen en temas sociales. No me puedo hacer responsable del tipo de mujer que proyectan, pero sí que quería dar una mayor visibilidad del feminismo. Las marcas todavía tienen mucho que hacer para no sexualizar a la mujer o respetar un mínimo de índice de masa corporal, pero sí que me da esperanza ver como marcas utilizan a mujeres más mayores y siluetas más heterogéneas.
¿Hay algo que creas que no se ha dicho y se debería decir?
Es un proyecto en el que he trabajado con símbolos, el traje como símbolo del patriarcado y los trazos como símbolo para representar a la mujer. Ahora, voy a incluir nuevos símbolos para representar a todos los tipos de mujer, que quiero que se sientan incluidas en el proyecto. Porque ser mujer no es solo pecho o vagina, sino cabeza y corazón.
¿A qué se ha debido tu estrecha relación con la moda?
La moda siempre me había interesado como otra herramienta estética, igual que el arte pictórico o el folclore andaluz. La moda, para mí, siempre ha sido un estímulo visual y creativo más. Primero hacía un trabajo más arty, que tenían más que ver con la forma y no con el concepto, y luego colaboré con marcas donde seguía haciendo un trabajo comercial pero un concepto detrás. Ahora, aunque “La mujer que llevo fuera” tiene que ver con la moda es 0 comercial, 100 por ciento conceptual.
Fotos: Ernesto Artillo