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El documental que revela la realidad de las mujeres en las maquilas de México, en palabras de su creadora

Por Christin Parcerisa

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Moda |ENTREVISTA

Ciudad de México - El año pasado la organización sin fines de lucro, Remake, lanzó un documental en que entrevistan a distintas mujeres que trabajan en maquilas en México. A raíz de estas entrevistas se presentó la difícil realidad que enfrentan las mujeres que realizan la ropa diariamente en el país así como algunos de sus problemas más graves, como sueldos demasiado bajos, largas horas de trabajo sin descanso, acoso sexual, opresión y enfermedades.

Remake se ha dedicado a impulsar un movimiento de conciencia en la industria de la moda con el objetivo de invitar a los consumidores a ser consumidores más conscientes y convertir la moda en una fuerza para el bien. Además del documental realizado en México, llamado Made in Mexico, han producido otros en distintos países en donde colocan como protagonistas a las personas que realizan la ropa, colocando rostros a esos trabajadores que nadie suele ver. Las historias las soportan con trabajo de investigación y datos para reconstruir a la industria e encaminarla a una que respete a las mujeres y al planeta. Actualmente 150,000 personas ya se han unido al movimiento y han hecho el compromiso de comprar menos y mejor.

El documental Made in Mexico se ha presentado en Los Ángeles, San Francisco, Ciudad de México y Londres. Ganó el premio a mejor documental de moda en los festivales de cine de Los Ángeles y de Londres.

En FashionUnited conversamos con la Fundadora de Remake, Ayesha Barenblat, para saber más sobre el documental, Made In Mexico (Hecho en México), que revela las problemáticas que padecen las mujeres que trabajan en las maquilas en el país.

¿Por qué decidiste realizar un documental sobre México? ¿Qué fue lo que te motivó a tomar esta dirección?

En Remake creemos que la transparencia es un paso crítico para hacer que la industria de la moda sea una fuerza de bien. A lo largo de los últimos años hemos viajado desde Paquistán, India y Camboya hasta Sri Lanka, documentando a las personas que trabajan en casas donde tiñen ropa, fábricas de tela, fábricas de corte y confección y trabajadoras en hogares. Todo ello con el propósito de poner rostros a esa comunidad de personas que están en la primera línea, contendiendo con los fuertes impactos de la moda en la gente y en nuestro planeta.

En 2019 pensé que era el momento de ir a México con motivo de de la complicada relación entre Estados Unidos y México. México acababa de elegir al presidente a favor de los trabajadores. Incluso las productoras de ropa que conocimos nos pidieron grabar mensajes dirigidos para el presidente Andrés Manuel López Obrador para no olvidarlo. Nos conmovió que publicaciones locales como Vogue México realizaran historias sobre nuestro documental y nuestra travesía. Además, activistas locales a favor de los trabajadores continúan utilizando nuestro documental en su lucha por la equidad y la justicia de las trabajadoras de las maquilas.

Uno de los mensajes que grabaron dirigido al presidente fue este: “Al nuevo presidente le quiero decir que voltee a vernos. Que este es un sector que ha sido olvidado. Yo creo que ni siquiera sabe que existimos. Ven y habla con nosotras. No con los gerentes, no con los dueños. Con las trabajadoras”, Oliva.

Como una organización sin fines de lucro basada en Estados Unidos, también pensamos que era un buen momento por la relación entre Estados Unidos y México que se estaba fracturando, la renegociación del tratado de libre comercio y la retórica del presidente Trump anti inmigrantes. Por lo anterior era un buen momento para que los Americanos conocieran a las mujeres Mexicanas que llevan a la vida nuestros jeans y playeras a pesar de un sistema de opresión, sueldos miserables y violencia sexual. Con la administración de Estados Unidos hablando acerca de uno de nuestros aliados más estratégicos e importantes en términos denigrantes, pensé que era oportuno que nosotros profundizáramos en esto y realmente le pusiéramos un rostro a las mujeres que hacen nuestra ropa en México.

¿Habías escuchado sobre los problemas que padecen las mujeres en las maquilas de México antes del documental?

Sí. Existen historias de discriminación y violencia en contra de las mujeres en las maquilas, sueldos bajos y largas horas que se han documentado en México. Los abusos comenzaron en los noventas, después de la firma del tratado de libre comercio (NAFTA) y de la devaluación del peso, lo que hizo que México se volviera más atractivo para que marcas Americanas lo vieran como una oportunidad para reducir costos de producción. Por ejemplo, en 1996 The Human Rights Watch publicó discriminaban a las mujeres embarazadas y no les daban trabajo por esta razón. Grandes compañías basadas en Estados Unidos llegaron al extremo de solicitar que las mujeres que aplicaban para un empleo se realizaran una prueba de embarazo y les realizaban preguntas invasivas acerca de su uso de anticonceptivos, de su ciclo menstrual y de sus hábitos sexuales para descubrir quiénes estaban embarazadas y negarles el trabajo.

Como parte de nuestro camino de preparación, hablamos tanto con activistas laborales como con grupos de derechos para la mujer con el objetivo de entender los problemas clave que las mujeres que realizan la ropa enfrentan actualmente. También trabajamos muy cerca de nuestros socios en México para identificar a las fabricantes de ropa de distintas regiones y fábricas para captar un grupo diverso de voces y experiencias.

¿Cuáles son los mayores problemas que descubriste que tienen las mujeres en las maquilas actualmente?

El derecho a los sindicatos. El derecho a crear sindicatos independientes es una lucha constante para las fabricantes de ropa. A pesar de que los sindicatos existen, éstos son creados para proteger a las fábricas, no a las trabajadoras. Estos son conocidos como “sindicatos de protección” y obtienen ingresos de empleados que firman colectivamente, negociando acuerdos sin el conocimiento o consentimiento de los trabajadores. Cuando las trabajadoras de la maquiladora tratan de registrar un sindicato independiente o de hacer una huelga son despedidas.

Salarios bajos. Estos sueldos provocan un ciclo de pobreza que pasa de generación en generación. La mayoría de los empleados de las maquiladoras son mujeres jóvenes de zonas rurales del país que se mudan a las ciudades cerca de la frontera para buscar trabajo o una futura entrada a Estados Unidos. Ellas toman estos trabajos porque generalmente no tienen otra opción y la industria toma provecho de su necesidad. El salario mínimo recientemente aumentó a $123 pesos, pero sigue estando muy lejos de ser un salario digno para vivir. Escuchamos en todas las entrevistas lo poco que las fabricantes ganan y que esto evita que le puedan dar una buena educación a sus hijos, tener atención médica incluso cuando se lastiman en el trabajo o ahorrar para su futuro.

Acoso sexual. El acoso sexual y la discriminación por embarazo continúan siendo una plaga para las mujeres trabajadoras. Hemos escuchado de muchas fabricantes que a pesar las políticas para evitar la discriminación por embarazo, muchas aún deben tomar pruebas de embarazo y en varias ocasiones las corren si resulta que están embarazadas. Oliva, una de las mujeres entrevistadas en el documental Made in Mexico, nos dijo que ella vio como uno de los supervisores manoseó a una de las trabajadoras. “Eso me traumatizó. Sabía que tenía que decir algo, pero no tenía a quién decírselo”.

Horas extra forzosas. Las mujeres nos dijeron que generalmente trabajaban 10 horas al día, seis días a la semana sin poder recortar las horas. El equipo de reportaje de Remake en México incluso descubrió que las mujeres suelen tomar pastillas de cafeína y bebidas energéticas para poder aguantar el trabajo. Esto puede provocar que se acelere su corazón e incluso a sufrir un paro cardiaco. Una de las mujeres entrevistadas, Oliva, padece de síndrome de túnel carpiano por sus horarios de trabajo extremos.

Riesgos a la salud. Muchas de las trabajadoras tienen problemas de salud relacionados con el trabajo en las maquilas. Una de las mujeres entrevistadas en el documental, Reina, quien solía trabajar cuando era apenas una niña y ahora es una activista, dijo que ella personalmente vio las caras y las manos de mujeres que se han manchado o que han tenido decoloraciones ocasionadas por los químicos utilizados en las fábricas de ropa. Ella misma padece una enfermedad respiratoria por haber respirado fibras. “Si una mujer reporta que se enfermó por trabajar en la fábrica, se le despide y el dueño no enfrenta ninguna consecuencia”, dijo Sara, otra de las mujeres entrevistadas.

¿Cuáles fueron los mayores aprendizajes que obtuviste una vez que terminaste el documental?

Que la moda está construida sobre la opresión a las mujeres y que las ganancias de la industria no llegan hasta hasta los niveles inferiores. Hoy en día la industria global de la ropa vale 3 mil millones de dólares, que equivale al 2 por ciento del PIB global. Desde los ochentas, las maquilas han sido una de las mayores fuerzas de la economía mexicana, creando más de un millón de trabajos y produciendo cerca de la mitad de las exportaciones del país. Hoy, México exporta 5 mil millones de dólares en ropa tan sólo a Estados Unidos, realizando nuestro jean, playeras y zapatos de marcas como Walmart, Zara y Paige Jeans. Sin embargo, las mujeres que mueven la industria de la moda en México ganan menos de 2.40 dólares la hora. Como nos dijo una de las mujeres que entrevistamos “le diría a las personas que compras la ropa que hacemos, que el precio que pagan no incluye la explotación que las mujeres sufrimos”.

También descubrimos que las creadoras son resilientes y están peleando para recuperar el poder. Nos sorprendió lo abiertas que son y lo listas que están para hablar frente a una cámara y la manera tan feroz que lo hacen al compartir sus historias más dolorosas o sus historias de violencia sexual y todos los traumas que tienen de su trabajo en las fábricas. Una de ellas nos dijo que nunca nadie se los había preguntado. Nos dimos cuenta de que tienen muchas ganas de contar sus historias porque los legisladores, la prensa y los compradores se han olvidado de ellas. A menudo la prensa las pinta como víctimas, pero las mujeres que nosotros conocimos son feroces y poderosas. Me di cuenta de que no son víctimas, sino que el sistema se ha ensañado con ellas. Sin embargo, estas mujeres están trabajando duro para pelear de vuelta contra el sistema que quiere mantenerlas abajo a través de mantenerse unidas, de abrazarse entre ellas en el trabajo, de aprender sobre sus derechos y de unirse a los esfuerzos emergentes para defenderse.

¿Crees que esta situación pueda cambiar pronto? ¿Cómo ves que cambie?

A través de políticas públicas. Con un nuevo gobierno a favor de los trabajadores en México, tengo la esperanza de que el salario mínimo suba y de que haya mejores formas de protección y de redes de seguridad. A través de la defensa. Conocí a activistas de base que educan a las trabajadoras acerca de sus derechos, de los derechos nacionales de los trabajadores y de organizaciones a favor de la mujer que elevan a estos activistas. A través del trabajo que hacemos en Remake para despertar a los consumidores Americano y a la prensa con estos problemas. Yo he visto una oleada de solidaridad y de apoyo para impulsar el cambio. A través de la transparencia. En Remake le enseñamos a los consumidores a votar con sus dólares y a vestir sus valores. En este viaje escuchamos testimonios de mujeres que realizan ropa para Walmart y Paige que están ganando sueldos miserables y trabajan en condiciones terribles. Necesitamos que las marcas se hagan responsables por hacer ganancias a raíz del maltrato a las mujeres.

¿Cómo esperas que este documental impulse un cambio?

En el mundo de la moda hablar sobre el empoderamiento de la mujer está en tendencia. Desde la ONU hasta los CEOs, todos hablan de elevar a la mujer. Sin embargo, los datos nos dan una historia muy distinta. En un artículo del New York Times, “Fashion’s Woman Problem”, se reportó que el 85 por ciento de los diseñadores que se gradúan de las escuelas de moda son mujeres, pero una vez que llegan a puestos gerenciales el balance de género cambia y los hombres toman el poder.

En el otro extremo de la cadena de producción los patrones son muy similares. 85 por ciento de las personas que producen la ropa son mujeres en fábricas alrededor del mundo. Ellas son la columna de nuestra industria, pero están escondidas de nuestra conciencia colectiva. La mayoría de los supervisores, líderes sindicales y gerentes son hombres.

Ha sido muy alentador ver que modelos e influencers han sido valientes y han contado sus historias de #metoo. Estas experiencias se reproducen en las productoras de nuestra ropa. En la serie de documentales de Remake Made In hemos descubierto historias tras historias de salarios bajos, acoso sexual, abuso sexual, contratos de corto tiempo y discriminación por embarazo. ¿Cómo es posible que la moda, una industria dominada por la ropa de mujeres, que es rentable por los dólares de las mujeres, que se vende por mujeres, que se hace por mujeres y se compra por mujeres, sigue siendo liderada principalmente por hombres?

Es a raíz de este contexto que grabamos Made in Mexico, una historia acerca de cómo se podría ver un verdadero empoderamiento de mujeres en la industria de la moda. Para ello, llevamos la influencer y activista, Amanda Hearst, con las diseñadoras emergentes Sajida y Yesi para atestiguar el impacto de la moda en las vidas de Oliva y Reina, dos productoras de ropa valientes que están detrás de las marcas de fast fashion en México. Este filme es una historia de cómo el poder se logra al unir a las mujeres, en una hermandad, para hacer de la moda una fuerza de bien.

Photo Credit: Remake

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