Dior y la alegoría del bordado

Siguiendo con lo programado en el marco de esta presente edición de la Semana de la Alta Costura de París, después de la inauguración que llevó a cabo la casa Schiaparelli de la pasarela, entre los desfiles organizados para ayer lunes la casa Dior presentaba la última colección de su línea de Alta Costura para la próxima temporada Primavera/Verano de 2022. Una propuesta elaborada por Maria Grazia Chiuri, directora creativa de las líneas femeninas de Dior desde el pasado julio de 2016.

Debido al gran interés que siempre despiertan los desfiles de la célebre casa de modas parisina, como si de un gran espectáculo de masas se tratase, y con el fin de poder dar buen cumplimiento a las limitaciones de aforo impuestas por las autoridades sanitarias francesas para contener el riesgo de contagios por coronavirus, el desfile llegó a contar con hasta dos pases diferentes. Dos momentos reservados, a las 14:30 y a las 17:00h, dentro del calendario oficial, durante los que, sirviéndose de un formato presencial y con público en vivo que se retransmitió en directo a través de los distintos canales oficiales de la casa y de la Fédération de la Haute Couture et de la Mode francesa (FHCM), la casa de modas francesa daba a conocer su última colección de Alta Costura.

Bordados sobre mallas y vestidos

Organizado en el interior del Museo Rodin de París, el desfile sirvió de inigualable marco de excepción para la presentación de una colección con la que Chiuri se abría a practicar su personal homenaje a la técnica del bordado. Elemento que se constituyó en el eje central de la colección, en una decisión con la que se subrayaba el valor de lo artesanal y de ese “savoir-faire” de los que se constituye en sinónimo la propia Alta Costura de París.

Mostrándose así pues como una colección que buscaba reivindicar y honrar el trabajo artesanal, en este caso con la práctica del bordado como método que por excelencia es capaz de reflejar esos valores y principios, nos encontramos frente a una propuesta construida a base de unos bordados, que se sitúan más allá de un mero elemento ornamental, para mostrarse como razón y principio de la construcción de las mismísimas prendas. Unas piezas que así pues, y gracias a la conceptual conversión del bordado en práctica tridimensional, encontraremos construidas a partir de ricos bordados. Unas estructuras arquitectónicas que entrarán a contrastar con la sobriedad de las líneas depuradas sobre las que descansa la colección, compuesta al mismo tiempo de una amplia serie de prendas que rozan lo minimalista, y todo ello sobre una limpísima paleta cromática a base únicamente de negros, blancos y crudos.

“El bordado”, explican desde Dior a través de un comunicado, “no es un mero detalle decorativo” de esta colección, sino que “da a la tela su estructura, su arquitectura”. “Se destaca e interactúa con el material”, al que “hace evanescente” al ponerlo en contacto “con el aire que lo circunda, como se ve en el contraste de una falda larga de color crudo, completamente bordada, con una camisa de organza de seda transparente”.

“Estoy obsesionada con el bordado”, en algo que “es muy personal”, puesto que “soy italiana” y “toda mi vida he visto a mujeres bordar: a mi abuela, mis tías, mi madre…”, añade por su parte la propia Maria Grazia Chiuri, directora creativa de Dior, en unas declaraciones a la agencia francesa AFP. “Siempre me ha fascinado, es todo un lenguaje con el que se expresan las mujeres”, añade sobre una práctica que, en el marco de esta colección, no ha dudado en llevar ya no solo a faldas, abrigos o vestidos, sino incluso hasta unas mismísimas medias y mallas que se nos muestran tan finamente elaboradas y trabajadas como cualquier otra pieza de la colección.

Con las manos expertas de las bordadoras de la escuela Chanakya de Bombay

En el trasfondo de la propuesta, tanto de las piezas como del propio desfile, nos volvemos a encontrar con una colaboración de la casa francesa con la escuela Chanakya de Bombay. Una institución que tiene como objeto el de enseñar a bordar a las jóvenes de la India, país en el que la tradición marca que este es un oficio que se transmite normalmente de padres a hijos, varones, y con la que Dior es la tercera ocasión que firma una colaboración.

A este respecto, y en lo que no deja de ser una intención personal de la propia Maria Grazia Chiuri, los trabajos de la escuela Chanakya pudieron descubrirse tanto sobre diversas piezas de la colección, que fueron bordadas por la propia institución, como a través de la escenografía que sirvió de telón de fondo para la propuesta durante su desfile de ayer lunes. Una ambientación que descansaba sobre una reproducción, a base de bordados, del trabajo de los artistas indios Madhvi Parekh y Manu Parekh. Unas obras de arte con las que los artistas entran a tratar la dicotomía formada entre lo masculino y lo femenino, y que las practicantes de la escuela recrearon a base de aguja e hilo, dando forma a unas reproducciones que podrán descubrirse de primera mano a partir de la próxima semana en el Museo Rodin, y que necesitaron de tres meses de trabajo y de la participación de 380 bordadoras.

“Es un honor para ellas contar con esa visibilidad internacional”, declara Karishma Swali, fundadora y directora de una escuela Chanakya en la que, tras una formación de 18 meses, las bordadoras pueden comenzar a practicar profesionalmente el oficio. Una práctica para la que el poder llegar a participar de una colaboración con Dior, se les presenta como “una oportunidad increíble que ni siquiera podían soñar”, apostilla Swali.

“Es muy importante mencionar a los artesanos, es crucial para la alta costura”, añade a este respecto Chiuri. “Tenemos que mostrar el vínculo entre el trabajo artístico y el artesanal” sobre el que sustenta, en una suma que es la que hace posible concebir cualquier colección de Alta Costura, así como las de mayor valor añadido de cuantas se dan dentro de la industria de la moda, en especial de la moda-lujo. “Nadie sabe aún cuántas empresas sobrevivirán a la crisis”, apunta en relación a la difícil situación que estarían atravesando mucho talleres artesanales especializados, como la escuela Chanakya, a prácticas tan artesanales como esta del bordado. Unos talleres a los que dan forma unas manos expertas, de unos trabajadores que “no son obreros que se puedan reemplazar fácilmente”. Razón por la que “para Dior” resulta “prioritario” apoyar a centros e instituciones como la escuela Chanakya, y a sus artesanas.