Dior, homenaje al nuevo hombre “flanêur”
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En el marco de esta última Semana de la Moda masculina de París que ya ha tocado a su fin, la casa de modas francesa Dior presentaba el pasado viernes la última colección de su línea Dior Homme. Una propuesta diseñada de cara a la próxima temporada Otoño/Invierno de 2022/2023, obra del diseñador británico Kim Jones, director creativo de las colecciones masculinas de Dior desde el pasado marzo de 2018, así como de todas las colecciones femeninas por entero de Fendi, casa al igual que Dior propiedad del holding internacional francés LVMH, desde el pasado septiembre de 2020.
Como motivo central de esta última colección masculina armada para Dior, Jones parece mostrarse decidido a tomar el testigo del propio fundador de la Maison, para alumbrar la nueva silueta del nuevo hombre contemporáneo. Un hombre a quien, tras estos últimos y grises años de pandemia, y en lo que no deja de resultar como todo un auténtico ejercicio de virtuosismo, el diseñador británico nos devuelve envuelto de unas renovadas energías vitales, convertido en una suerte de nuevo hombre “flanêur”, resuelto a grabar su impronta en el mundo que se le presenta ante los ojos, al tiempo que lo descubre desde una nueva posición abierta a disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Una actitud con la que parece venir a resarcirse de estos últimos años en los que, debido a esta crisis sanitaria, debió de resignarse a hacer del mundo una realidad física ciertamente limitada. Unas circunstancias que, guardando las distancias, sí muestran ciertos paralelismos con los de ese ambiente gris que reinaba en la Europa de mediados del siglo XX, un ambiente del que se valió Christian Dior para, decretando una enmienda a la totalidad, alzarse en defensa de la “alegría del vivir” con su rompedora estética “New Look” construida a base de corolas e influencias naturalistas.
“Quería volver la mirada a los archivos, a la pureza de los comienzos de la casa, a su impulso original”, explica el propio diseñador británico en relación a esta última colección, a través de unas declaraciones difundidas desde la propia casa de modas parisina. “Miramos las colecciones iniciales y pusimos el foco en la arquitectura, tomando esta serie de elementos y transformándolos casi instintivamente de una manera masculina” y adaptada “al día de hoy”. Un proceso durante el cual “siempre mantuvimos como principal pulsión esa ‘joie de vivre’”, esa alegría de vivir, que siempre se ha mantenido “en el corazón de la ropa de Christian Dior”.
Reinterpretando el lenguaje femenino del “New Look” de Dior, en clave masculina
Como respuesta a esta serie de intenciones, Jones invitaba a los asistentes, físicos y digitales, al desfile a contemplar una soleada mañana de invierno sobre el puente de Alejandro III de París. Una obra en estilo “Beaux Arts” que fue construida, al igual que la estación —hoy museo— de Orsay, el Petit Palais y el Gran Palais, con motivo de la Exposición Universal de París del año 1900, y que Jones recreaba para servir de improvisada pasarela de su nuevo hombre “flanêur”, al que pudimos de este modo descubrir deambulando por esta ensoñación de la ciudad de París.
En un doble juego de simbolismos en el que el puente que orilla las dos fronteras del Sena se muestra como un reflejo de la unión entre el pasado, el presente y el futuro, en el que igualmente se presenta la propia colección, Jones daba a conocer una colección construida sobre una elegantísima paleta cromática, en la que la oscuridad de la noche sobre París, daba paso a un onírico juego de destellos pastel surgidos de entre las aguas del Sena, a base de azules, lavandas y blancos manchados de verdes y marrones tierra. Colores que igualmente venían a hablar de esos lirios y de esas inspiraciones naturalistas que sirvieron de inspiración a Christian Dior para dar forma a su “New Look”, motivos de los que igualmente se sirvió Jones para terminar dando forma a los distintos bordados y estampados florales que pudieron descubrirse sobre las prendas.
Partiendo de este modo de esa permanente reinterpretación de las principales formas, femeninas, ideadas por Christian Dior para su silueta “New Look”, se descubrieron sobre la pasarela una sucesión de prendas de carácter urbano y perfil contemporáneo y deportivo, que no obstante se mostraron bien capaces de albergar la natural elegancia de la que siempre ha sabido hacer gala la Maison parisina en todas sus colecciones. En esta ocasión, de la mano de un Jones que no ha dudado en incluso entrar a reinterpretar la icónica chaqueta Bar ideada por Dior en 1947, para dar forma a una nueva silueta “Bar” masculina.
Una línea entallada en la cintura que enfatiza las formas del cuerpo, ahora masculino, que encontraremos fácilmente reconocible en abrigos y chaquetas. Piezas a las que Jones suma además una serie de detalles, en forma de amplios cuellos, acabados en efecto pelo o fruncidos, que junto a las piezas de joyería y de sombrerería —estas últimas obras de Stephen Jones, diseñador de sombreros de Dior desde hace 25 años—, terminan por perfilar la imagen de este nuevo hombre “flanêur”. Un hombre tan acertadamente masculino, como desbordante de esa elegancia “chic” parisina, y que se nos presenta como plenamente capaz de derribar con el rastro de cualquier otro modelo de masculinidad venida del pasado, para mostrarse como el puente hacia un renacido modelo de hombre, que no duda en entrar en contacto con su perfil más sentimental y con su lado más femenino, ofreciéndose como respuesta como imagen de un hombre de apariencia más inclusiva y genderless.