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Día Mundial del Agua: el algodón, ¿un peligro o una alternativa eficiente?

Por Jaime Martinez

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Madrid – Hoy, lunes 22 de marzo, se celebra a instancias de las Naciones Unidas el Día Mundial del Agua. Una jornada reservada a hacer balance de la buena, o mala, gestión que realizamos a lo largo de nuestro día a día de uno de los elementos naturales básicos para el mantenimiento de la vida en nuestro planeta, pero cuya trascendencia demasiado a menudo obviamos, teniendo en cuenta el derroche y los malos hábitos que fácilmente podemos observar que llevan a cabo tanto un buen número de personas, como de no pocos grupos empresariales. Unas prácticas que atentan contra el bienestar de nuestro planeta y el correcto uso de esos recursos naturales que este pone a nuestra disposición, que por suerte van corrigiéndose a medida que tomamos conciencia de la vital importancia que el entorno supone para el mantenimiento de los seres humanos como especie. Y en especial, en relación a unos recursos hídricos hacia los que las industrias de la moda, y en particular la de la producción de algodón, tienen mucho que decir.

“Fundamental para la vida y para nuestro bienestar colectivo, el agua es probablemente nuestro recurso natural más preciado”, nos explica Andy Jordan, ingeniero agrícola y fundador de Field to Market Alliance for Sustainable Agriculture Outcomes, además de asesor del Cotton USA Sustainability Working Group del National Cotton Council de los Estados Unidos. Grupo desde el que han desarrollado los estándares sostenibles del U.S. Cotton Trust Protocol, que, entre otras acciones, busca garantizar un cultivo del algodón más sostenible y de calidad. “El uso responsable y la gestión sostenible del agua se ha convertido en una cuestión de alcance mundial”, añade Jordan, lo que terminó convirtiéndolo en “el sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible establecido por la ONU”. Unas Naciones Unidas desde la que además “han elevado la importancia de esta cuestión convirtiendo el período 2018-2028 en el Decenio Internacional para la Acción ‘Agua para el Desarrollo Sostenible’”.

¿Mito o realidad? La eficiencia hídrica del algodón, en cifras

Bajo el marco de esta iniciativa impulsada desde la ONU es precisamente como el Cotton Trust Protocol busca continuar desarrollando sus programas en materia de gestión de agua. Un recurso para el que la industria del cultivo del algodón, lejos de la cultura popular, contaría a juicio del U.S. Cotton Trust Protocol de una inmerecida mala fama, siendo precisamente el estadounidense, subrayan, uno de los algodones “que se cultivan con mayor eficiencia hídrica del mundo”.

“Existe una creencia bastante tenaz en cuanto a que el algodón es un cultivo intensivo de agua cuando, en realidad, sólo representa el 3 por ciento del uso agrícola de toda el agua en el mundo”, nos detalla Jordan. “En un año típico”, añade, “los cultivos de algodón pueden producir más de 22 millones de toneladas de fibras y 36 millones de toneladas de semillas de algodón”, lo que resulta “una ganga por una cantidad relativamente pequeña de agua”. “En los EE.UU. estamos convirtiendo esa creencia en un mito, gracias al gran progreso que estamos logrando en el uso eficiente del agua para la producción de algodón”, apunta el ingeniero agrícola; al tiempo que destaca cómo “aproximadamente el 65 por ciento de las tierras de cultivo de algodón de los Estados Unidos utiliza sólo agua de lluvia”, mientras que otro apenas “2 por ciento depende totalmente del riego” y “el 33 por ciento restante utiliza riego para complementar las lluvias naturales”.

En esta misma línea de trabajo, “en los 35 años transcurridos entre 1980 y 2015, los productores de algodón de EE.UU. han reducido en un 79 por ciento el uso de agua por bala producida”, una cifra que además “nos hemos propuesto reducir en un 18 por ciento adicional para 2025”. “Este es uno de los cinco objetivos clave de sostenibilidad de este protocolo, lanzado en 2020”, explica Jordan, en el que también se “incluye aumentar la eficiencia de la tierra en un 13 por ciento, aumentar el carbono del suelo en un 30 por ciento, reducir la pérdida del suelo hasta la mitad y las emisiones de gases de efecto invernadero en un 39 por ciento”. “Estoy convencido de que el progreso hacia una agricultura con un menor uso de insumos nos permitirá aprovechar los beneficios del bioma del suelo para aumentar en la eficiencia en el uso del agua en un 50 por ciento”, terminando de consolidar así el valor del algodón del U.S. Cotton Trust Protocol como “uno de los que se cultivan con mayor eficiencia hídrica del mundo”.

Un cultivo cada día más eficiente

Con la implementación de esta serie de objetivos, y con la ayuda de las últimas tecnologías, desde el Cotton Trust Protocol pretenden adoptar una perspectiva de 360 grados que les permitirá por un lado, señalan, enriquecer y garantizar la calidad del suelo. Mientras que al mismo tiempo por otro fomentarán un uso más eficiente del agua, impulsando de este modo el perfil del algodón como un cultivo eficiente en materia hídrica.

En este sentido, “el U.S. Cotton Trust Protocol apuesta por un enfoque holístico con relación a prácticas sostenibles que, a menudo, son interdependientes”. “Por ejemplo, la mejora de la salud del suelo puede mejorar la resiliencia de los cultivos y su capacidad para retener más lluvia natural y almacenarla durante períodos de sequía. Por tanto, aumentar la salud del suelo a través de cultivos de cobertura y labranza mínima, redefinir su estructura y aumentar la materia orgánica del mismo, no sólo es bueno para el propio suelo y los cultivos, sino que también puede permitirnos una gestión del agua más inteligente y eficiente”. Sobre esta misma cuestión, “aumentar en un 1 por ciento el carbono del suelo puede ayudarnos a incrementar la capacidad de retención de agua de un campo hasta 187.000 litros por hectárea”, lo que sumado a “los ciclos de sequía y lluvias que se producen durante la temporada”, podría “permitirnos aumentar la retención de la humedad del suelo hasta tres veces más”. Así que “imagínense todo lo que podemos lograr si alcanzamos nuestro objetivo de aumentar en un 30 por ciento el carbono del suelo”.

Menor cantidad de agua para un máximo beneficio

Para acometer “esta eficiencia en el uso del agua”, continúa explicándonos Andy Jordan, no solamente hay que tener en cuenta las características propias de las distintas variedades de algodón. Sino también las tecnologías de ahorro del agua que están implementando los productores con el fin de garantizar el mínimo desperdicio de agua.

“Los productores de algodón cuentan con una gran variedad de tecnologías actuales y nuevas a su alcance, cuya adopción continua ayudará al U.S. Cotton Trust Protocol a avanzar en la consecución de los objetivos de sostenibilidad que nos hemos planteado para 2025”, nos detalla Jordan. “Entre estas tecnologías y herramientas”, prosigue, “encontramos el uso de GPS y sensores de precisión permite identificar las áreas en las que se necesita mayor cantidad de agua”, así como y unos modelos informáticos que “predicen el uso del agua que va a ser necesario en función del estado de crecimiento de la planta”. “Además, los datos meteorológicos y los termómetros térmicos de infrarrojos miden la temperatura de las hojas de algodón, que aumenta a medida que las plantas comienzan a quedarse sin agua”, mientras que “los sistemas controlados por ordenador incluyen sensores que permiten monitorear la humedad y medir la evaporación del agua del suelo y las plantas, y la programación del riego garantiza que el agua solo se utilice dónde y cuándo sea necesario”. Sumándose en este aspecto unos “sistemas de goteo subterráneo” que “aseguran que el agua se absorba con el mínimo desperdicio o evaporación”. “El objetivo final”, sintetiza, “es garantizar que se utilice la menor cantidad de agua posible con el máximo beneficio”.

Una materia prima natural y biodegradable por la que cada vez apuestan más empresas de la industria de la moda

Además de esta perspectiva en relación hacia el buen uso hídrico que debe llevarse a cabo durante sus fases de cultivo y de recolección, desde el Cotton Trust Protocol igualmente inciden en señalar el carácter natural del algodón. Una fibra que, al contrario que las alternativas sintéticas creadas a partir de materiales fósiles, es biodegradable y por tanto una opción mucho más respetuosa con los entornos marinos de nuestro planeta.

“Desde la perspectiva de la industria de la moda tampoco debemos olvidar que esta cuestión no se limita únicamente a reducir la cantidad de agua utilizada para producir algodón”, añade Jordan, “sino que también debe considerarse si las fibras de algodón pueden ayudar a mejorar nuestros sistemas de agua”. En este sentido, “cabe recordar que el algodón es biodegradable en el agua de mar y de los lagos, a diferencia de las fibras elaboradas a partir del petróleo como el poliéster, cuyas microfibras son persistentes y terminan en nuestros ríos, lagos y mares”, y a través de ellos “incluso en los alimentos que consumimos”.

Ante estas notables características, las empresas de la industria de la moda, un sector “responsable de alrededor del 20 por ciento del desperdicio del agua mundial”, están apostando cada vez más por “fuentes fiables y verificadas que les permitan obtener algodón más sostenible”, tales “como las que ofrece el U.S Cotton Trust Protocol”. Cuyos miembros “reciben información detallada de la huella hídrica del algodón comprado”. Unos datos que pueden utilizar “para demostrar sus progresos hacia sus propios objetivos de sostenibilidad”.

“Al unirse a esta iniciativa”, apostilla Jordan, “las marcas y minoristas europeos pueden elegir un algodón más sostenible que responda a las demandas actuales de los consumidores, los objetivos de las políticas europeas y sus propios criterios de sostenibilidad”.

Photo Credits: The U.S. Cotton Trust Protocol.

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