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Chanel, alegoría al binomio blanco y negro bajo el influjo de Cocteau

Por Jaime Martinez

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Moda

Madrid – Tal y como estaba previsto, y así adelantábamos desde las páginas de FashionUnited, este pasado martes, 4 de mayo, la firma de moda Chanel presentaba su última colección Crucero para la temporada 2021/2022. Una propuesta que ha dado a conocer bajo la enigmática atmósfera de les Carrières de Lumières, unas canteras de piedra caliza blanca ubicadas en la localidad de Baux-de-Provence, al sur de Francia, reconvertidas a día de hoy en un espacio cultural de indubitado magnetismo.

La elección de tan singular emplazamiento no respondía a una decisión gratuita y de carácter baladí, sino que se significaba como una muestra más del influjo que ha ejercido la figura del célebre y polifacético artista Jean Cocteau sobre toda la colección. Una figura que demostró sus habilidades artísticas sobre campos tan diversos como la poesía, la pintura, el diseño o el cine, que era escogida de este modo por la firma y por su directora creativa, la diseñadora francesa Virginie Viard, como sujeto clave en torno al cual se decidían a desarrollar esta colección, que a más de por ese marcada influencia en la obra y la figura de Cocteau, llegó dominada por una abierta alegoría al binomio cromático formado por las tonalidades en blanco y en negro, uno de los elementos por otro lado más distintivos del universo creativo de la casa Chanel.

La elección de la figura del destacado artista francés como germen a partir del cual construir esta colección, resultó, explica la propia Viard, “porque Gabrielle Chanel estaba muy unida a Cocteau, y porque me encanta su película ‘Testament of Orpheus’”. Una cinta para la que precisamente Cocteau escogía como ambientación estas mismas canteras de les Carrières de Lumières, y de la que Viard destaca “en particular” esa “magnífica escena” en la que “un hombre con la cabeza de un caballo negro desciende hacia las Carrières de Lumières”, con “su silueta recortada sobre las paredes blancas”.

Homenaje a Cocteau

Partiendo así pues de esta obra maestra de Cocteau, y de todo el universo de sensaciones, y de apreciaciones, que la misma genera en el ánimo de la diseñadora francesa, Viard se decidía por armar un propuesta de líneas sencillas, construida sobre esa paleta cromática en blanco y negro que, por un lado, permanece como homenaje a uno de los elementos más propios de la firma, mientras que por el otro no deja de resultar ser una referencia clara hacia esa concreta escena del “Testament of Orpheus”, a esa profunda sombra negra de su protagonista, y a esa piedra blanca caliza de la cantera sobre la que se recorta.

Recurriendo a esta polarización cromática, Viard trataba de captar, y de recoger, ese elemento de unión entre las obras de Chanel y de Cocteau, trasladándolo sobre la improvisada pasarela a través de chaquetas blancas de tweed, ejemplificación de esa luz que se refleja sobre la piedra caliza, y que contraponía frente a una serie de vestidos cortos negro bajo capas de macramé. Tan solo algunas de las piezas más destacadas de esta colección, para la que la diseñadora presentó una amplia variedad de prendas, de una indiscutible modernidad, entre las que encontrábamos desde vestidos largos a minifaldas con flecos, trajes chaqueta o mini tops.

“La sencillez, la precisión y la poesía de la película de Cocteau me llevaron a querer crear un colección muy limpia, con un enfrentamiento cromático muy marcado entre dos tonos, compuesto por un lado de un blanco brillante y por otro de un negro profundo”, detalla Viard. “Haciéndome eco de la extrema modernidad de la película de Cocteau, quería algo bastante rockero”, apunta la diseñadora, con “muchos flecos, cuero, abalorios y lentejuelas, camisetas que mostrasen a la modelo Lola Nicon como a una estrella de rock, con trajes de tweed adornados con bandas anchas, bailarinas Mary-Janes de punta plateada”. Unos looks que, en resumen, “recordasen tanto a la modernidad de los años sesenta como a la del movimiento punk”.

Gabrielle Chanel, el origen y el centro

Previamente al desfile de la colección, cuya visualización pudo seguirse de manera online a través de las distintas cuentas oficiales de Chanel en las diferentes redes sociales, así como de su página oficial, la firma presentó un total de 6 looks de esta propuesta Crucero, fotografiados por la pareja holandesa Inez & Vinoodh en el mítico apartamento de Chanel, recientemente restaurado, del número 31 de la rue Cambon. Un escenario que por su parte era escogido como símbolo de esas relaciones que Chanel supo mantener a lo largo de su vida con las más distinguidas figuras de su tiempo.

“Fue allí donde Gabrielle Chanel atesoraba su bestiario, sus leones, esfinges femeninas, pero también unos ciervos, que ahora veremos estampados, junto a otros símbolos de la casa, en una larga negligee/vestido de noche en crepé y una combinación entre un rosa-beige y negro”. “También fue en este apartamento donde recibía a sus amigos más cercanos, entre ellos Jean Cocteau”, apostilla Viard. “En última instancia”, e incluso abordándola “a través de sus amistades”, todo gira en torno a “Chanel, la mujer, a la que amo cada vez más”. Y es “su vida la que nos da acceso a personajes tan extraordinarios como lo fue ella”.

Photo Credits: Cortesía de Chanel.

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