Célia Valverde, íntima: “Decían que no podría hacerme un hueco en el mundo de la moda”
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Ya nos presentó los secretos de su universo creativo. Un mundo rebosante de color, ricas texturas y contrastes, que la han convertido en una de las jóvenes promesas de la moda española. Hablamos de nuevo con la diseñadora Célia Valverde para que nos cuente las pulsiones que se ocultan tras sus creaciones, y de cómo y por qué terminó dedicándose al mundo de la moda.
¿Recuerdas aquel primer vestido que vendiste?
¡Sí! Fue uno de la primera colección que hice, más con la intención de arriesgar y de poder tener buenos trabajos en mi portafolio que por otro cosa. A la semana de sacarla vendí el vestido, de lentejuelas doradas, cuello alto y largo hasta el suelo. Muy del rollo “The Supremes” (risas).
¿Te consideras una afortunada sabiendo que hay tantísima gente con ese mismo sueño de poder crear y vender sus diseños?
Sí, me considero una afortunada, pero también es verdad que creo que me lo he currado bastante. No ha sido una cuestión ni de suerte ni de casualidad, ha sido sacrificio y perseverancia.
¿Cómo es ahora mismo tu día de trabajo?
Lo principal sobre todo es organizar la semana y los detalles del día a día. Que esté todo bien coordinado para poder tener tiempo de atender las citas con los proveedores, revisar producciones, gestionar colaboraciones y pedidos especiales… Y para continuar con ese research y con el desarrollo de los nuevos prototipos de la nueva colección, y que presentamos ahora a finales de enero. Un no parar vamos (risas).
¿Quiénes formáis el equipo detrás de “Céliavalverde”?
El alma mater de la marca, por así decirlo, lo formamos mi madre y yo, que somos quienes empezamos con el proyecto. Después están Jose Carlos, a quien conocí en la universidad y que es como mi mano derecha, y Bruno Fabra, responsable de los temas de prensa y comunicación. También tenemos la suerte de contar con dos chicos internos que son los encargados de ayudar a responder e-mails, de las presentaciones para editoriales y de los demás temas que van surgiendo.
Tu madre no solamente comenzó contigo, sino que tengo entendido que además juega un papel importante dentro de la firma.
Mi madre es modista, siempre ha vivido entre patrones y retales, y fue precisamente gracias a ella por lo que decidí lanzarme a estudiar diseño y dejar la arquitectura. Dentro de la firma ella es la que se encarga de coser y de patronarlo todo, también de la costura de los prototipos o de hacer los acabados a mano de los diseños más complicados, como pueden ser los vestidos Volumen XL.
Y eso de trabajar en familia… ¿cómo lo llevas?
Se lleva realmente bien (risas). Con pocas palabras o un rápido dibujo, ella entiende perfectamente qué es lo que estoy buscando. Es la que mejor me conoce. Sabe en qué estoy pensando y qué cosas me van a gustar. También tiene su pequeña parte negativa claro, y es que al haber una relación tan estrecha suelen surgir algunos roces. Ya sabes lo que se dice del exceso de confianza… (risas).
¿Es esencial poder contar con ese apoyo familiar a la hora de crear una firma de autor como la tuya?
Sin duda. El apoyo familiar ayuda a restar parte de ese miedo que sentimos a la hora de arriesgarnos, y en algo tan sacrificado como lo es la moda resulta un factor esencial. Sobre todo en una sociedad como la actual, en la que nos cuesta tanto arriesgar y tendemos a preferir mantenernos en nuestra zona de confort.
¿Y cuándo comenzó exactamente tu gusto por la moda?
Yo aquí hago una diferencia, porque no es lo mismo que te guste la ropa a que te guste la moda. En mi caso siempre me había interesado por la ropa, a la que le daba además mi toque personal, pero no fue hasta los 16 años cuando empecé de verdad a interesarme por la moda. Recuerdo como comencé a comprarme todas las revistas dos veces por temporada. Una la guardaba, y la otra la recortaba y la utilizaba para hacer collages y un poco como el resumen de las tendencias que más me habían gustado.
Como señalabas, la moda no fue precisamente tu primera elección y en un principio te decantaste hacia la arquitectura. ¿Qué te llevó a tomar ese camino?
De la arquitectura siempre me ha gustado esa idea de que tu trabajo se convierta en algo casi casi inmortal, algo que la gente puede ver y a lo que puede sentirse vinculada de cierta manera. Realmente a mí lo que siempre me había atraído era el diseño, pero a pesar de eso nunca me tomé en serio la posibilidad de hacer una carrera de moda; hasta que al final me decidí. Pensé que valía la pena, que debía arriesgarme y lanzarme y hacerlo.
No sé si lo sabías, pero Paco Rabanne por ejemplo estudió arquitectura precisamente. ¿Qué relación o vínculo especial encuentras tu entre las dos disciplinas?
Si te paras a pensarlo tienen muchas cosas en común. Creo que al fin y al cabo el trabajo de un arquitecto es jugar también un poco a ser diseñador; debe plantear los detalles de cómo tiene que ser la estética exterior del edificio, los colores, la materialidad, su altura y proporciones, y después tiene que buscar los proveedores adecuados para poder hacerlo. Y una vez hecho esto, también debe encargarse de supervisar y revisar esos trabajos hasta que todo está terminado.
¿Crees que existen ciertos prejuicios y tópicos vinculados con la moda que hacen, como fue tu caso, que haya ciertas reticencias a la hora de decidirse profesionalmente por este sector?
Sí, sin duda. Incluso una parte de mi propia familia me dijo que iba a ser imposible. Decían que no podría hacerme un hueco en el mundo de la moda, que al no pertenecer a él ni tener a nadie dentro que me ayudara, que no encontraría trabajo en este sector. Les escuché, pero menos mal que no les hice ningún caso (risas).
¿Dónde te formaste finalmente?
Estudié diseño en la Politécnica de Madrid, pero en la universidad lo que aprendes principalmente es la parte más técnica. Donde aprendes realmente de moda es fuera. Y además de manera voluntaria y autodidacta. Es algo que debe nacer del propio interés de cada uno.
¿Cuáles son tus referentes?
Entre ellos situaría a Miuccia Prada, Phoebe Philo, Consuelo Castiglioni, Marc Jacobs y Dries Van Noten.
Y ahora que ya formas parte de este mundo, ¿qué es lo que más te gusta de él?
La posibilidad de poder crear sin límites, sin que nadie me coarte ni ponga barreras a mi creatividad. Cuando trabajas para una empresa siempre hay censuras, “no utilices este color”, “este corte no”, “hay que hacer esto más comercial”… Por eso valoro tantísimo esta libertad con la que tengo la suerte de poder trabajar.
¿Y lo que menos te gusta?
Que muchas veces no se valora lo mucho que cuesta realizar todo esto sin contar con ayudas de ningún tipo.
¿Y cómo ves al mundo de la moda en España?
Veo que hay muchísimo talento joven, pero sin los medios necesarios para publicitarse y sin apoyos de ningún tipo. Tendemos siempre a apreciar antes lo internacional y lo que viene de fuera que lo nacional, y realmente es una pena.
Tengo entendido que la mayoría de tus ventas provienen precisamente de ese mercado internacional; de Estados Unidos, Francia, Reino Unido… ¿Qué crees que hace falta para que los pedidos desde España comiencen a despuntar?
Que alguna chica famosa, internacional o nacional, se los ponga. El cliente ahora mismo se fija mucho en eso, en lo que le ha visto llevando a determinada persona conocida en las redes sociales o en la televisión.
¿Qué crees que está fallando para que no nos inclinemos más hacia esas prendas de “autor” como las tuyas? ¿Fallan los diseñadores, los consumidores o toda la culpa es del “fastfashion”?
No te sabría decir… pero por ejemplo un dato al que nosotros le prestamos especial atención es a que al menos un 80% de todo cuanto usemos sea Made in Spain. Aquí es un dato que apenas se tiene en cuenta, porque lo que interesa es tener mucha oferta a buen precio sin que prácticamente importe la calidad. En cambio fuera, ese “fabricado en España” es un fuerte valor añadido y justificable en el precio.
Y como diseñadora y creadora de tu propia firma, ¿qué crees que habría que hacer para revertir parte de esta situación y despertar un mayor interés por las prendas de los jóvenes diseñadores?
Que por ejemplo las grandes empresas españolas de moda o el propio Estado invirtieran en ellos de alguna manera. Que se impulsaran colaboraciones, se les dejaran espacios de venta en determinados grandes almacenes o se cedieran algunos lugares públicos para la organización de desfiles y presentaciones.
Algunas de las críticas hacia la moda en nuestro país van dirigidas a que el sector, tanto en su parte empresarial como académica, olvida muchas veces a los profesionales como costureros o patronistas, poniendo exclusivamente el foco en la figura del diseñador. ¿Compartes esas críticas?
Desde luego. Sin ellos realmente no somos nada. Sin un buen patronista o un buen costurero, mis diseños no se harían nunca realidad. Y eso es así.
¿Qué consejo le darías a quien este pensando en seguir tus pasos y dedicarse al diseño de moda?
Que sea consciente de que en los inicios hay que trabajar muy duro, y sin esperar nada a cambio. Hay que luchar mucho hasta poder ver los primeros frutos. Y decirle también que este mundo no son solo fiestas y hacer videos para Instagram, que detrás hay mucho curro y mucho sacrificio.
¿Tus sueños por cumplir?
Llegar a desfilar en París o Nueva York, tener puntos de venta internacionales… y me encantaría poder hacer una colaboración con Manolo Blahnik.
Photo Credits: Cortesía de Célia Valverde.