5 lecciones que aprender de Altaroma
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De entre los poquísimos países del mundo que han sabido elevarse hasta convertirse en un sinónimo de la propia palabra moda, y no hablamos además aquí de cualquier moda, sino de una moda de un altísimo nivel y de un altísimo valor añadido tanto en términos de creatividad como de calidad, no hay duda alguna que desde Italia han sabido saber hacer muy bien las cosas para, no sin grandes cantidades de esfuerzo, de trabajo y de dedicación, terminar posicionándose como todo un referente internacional de esta industria atacada de “superficial”, en una acepción con la que no se trata sino de buscar minusvalorar todo cuanto encierra.
Convertida ya como es hoy en una locomotora imparable cuyo sello “Made in Italy” pelean por grabar sobre las prendas y complementos de sus colecciones las grandes firmas de la moda internacional, de los más dispares orígenes y naturalezas, la industria de la moda del país transalpino cuenta a día de hoy con uno de los modelos de diseño, de producción y de comercialización mejor engranados, integrados y de mayor calidad de cuantos podemos encontrar a escala global. Una estructura envidiable por cualquier economía, que ha permitido constituir un complejísimo y extensísimo ecosistema industrial que ha servido para alimentar y valer como soporte para la aparición, el crecimiento y la consolidación de un nutrido grupo de auténticos titanes del ámbito de la moda, como lo son ya hoy marcas y multinacionales sobradamente conocidas como Prada, Tod’s, Dolce&Gabbana, Armani, Ermenegildo Zegna, Brunello Cucinelli, el Grupo OTB, Aeffe, Benetton, Salvatore Ferragamo o Furla. Tan solo parte de unas primeras espadas italianas que, a su vez, se nos muestran igualmente como una pequeña muestra, la más internacional, del conjunto de pequeñas y medianas empresas, pequeños talleres artesanales y diseñadores independientes, que terminan por integrar este variado ecosistema que, a fecha del pasado 2019 y con cifras previas a la pandemia, llegó a generar, según datos de la Camera Nazionale della Moda Italiana, un volumen de ventas por valor de más de 90 mil millones de euros.
Sabedores así pues como son los italianos, ya no solamente de ese valor económico que encierra su industria de la moda, sino del enorme efecto tractor que esta es capaz de generar a lo largo y ancho de todo su territorio, de la contribución que realiza a la expansión y a la internacionalización de sus propios valores de país, a su dinamización, y a la protección de unas prácticas artesanales únicas y centenarias, esta pasada semana tenía lugar sobre la capital italiana la Semana de la Moda de Roma. Un certamen organizado por Altaroma, nombre del consorcio público encargado de su organización, que además es el que se encarga de poner nombre propio a esta singular fashion week, también llamada como ahora veremos a contribuir de manera decisiva a esa asimilación colectiva de Italia como símil de la mejor moda y de la mejor artesanía ligada a la industria de la confección y del calzado.
Una ciudad y un país al servicio de la moda
En un certamen que ha dejado no pocas lecciones que deberían pasar a tener en gran consideración todos aquellos países y organizaciones que traten de destacarse dentro del ámbito de la moda —unas lecciones que pasaré a resumir en cinco principales pilares clave—, esta última edición de Altaroma tenía lugar desde el lunes 11 y hasta el pasado viernes 15 de julio. Unas jornadas de presentaciones y desfiles, durante las cuales la pasarela trató de volver al ritmo más agitado de sus anteriores ediciones previas a la pandemia, de la mano de un formato plenamente presencial que llegó acompañado de las retransmisiones y del contenido extra adicional que se encargan de brindar desde su plataforma digital oficial.
Con dicho fin, la organización de Altaroma reunió sobre la capital italiana a un nutrido grupo de compradores, prescriptores de tendencias y profesionales vinculados al mundo de la moda, venidos de países como España, Israel, Alemania o Croacia. Unos profesionales que se sumaron así al propio público italiano que disfrutó de todos y cada uno de los eventos ligados a esta pasarela, teniendo así la oportunidad de descubrir de primera mano los secretos que encierra un certamen que, a diferencia de cualquier otra Semana de la Moda, se encuentra exclusivamente reservado, y este es el valor que hacen de ella una pasarela especialmente única, a las jóvenes promesas y a los nuevos talentos de la moda italiana. Unos diseñadores, creativos y emprendedores a los que desde la organización se encargan de reunir dentro de su pasarela “Fashion Hub” para la presentación de colecciones, de su showroom para marcas emergentes “Showcase”, y desde la iniciativa “Who Is On Next?” organizada en colaboración con la revista Vogue en su edición para Italia; y que es aquí, en Altaroma, donde encuentran una primera plataforma desde la que poder empezar a dar a conocer sus propuestas ante un público especializado.
1.- Una apuesta de país
Para empezar a comprender la importancia con la que cuenta Altaroma, una pasarela que ante ojos inexpertos podría no pasar de ser considerada como una pasarela de segunda, lo primero que hay que empezar hacer es dejar de minusvalorar todo aquello que se escape y que se sitúe al margen de los nombres de los grandes grupos multinacionales o del de las grandes marcas que lideran la industria. Porque si la moda vive de algo, es precisamente de la imaginativa, de la permanente reinterpretación de los nuevos tiempos a través de la moda, y de esa viveza al margen de lo ya establecido que aportan todos aquellos que se sitúan en los márgenes de la industria. De ahí salieron precisamente el Abloh que dominó Louis Vuitton y el Demna que reina actualmente en la industria desde Balenciaga, y de eso precisamente trata de ser garante y es lo que se trata de alimentar desde Altaroma.
Y si esto es importante tenerlo bien en cuenta para poder valorar una pasarela que se autodefine como una plataforma dirigida a apoyar a los jóvenes talentos y a las nuevas marcas emergentes, también lo es entender su papel como una contribución, junto a la de la ciudad de Roma, a esa apuesta y a ese proyecto de país que Italia tiene reservado para con la industria de la moda. Una condición que fue precisamente Alessandro Onorato, concejal del Ayuntamiento de Roma para el área de Grandes Eventos, Deporte, Turismo y Moda, quien se encargó de clarificar durante la 18ª edición de los premios “Who Is On Next?” organizados por Altaroma, en colaboración con Vogue Italia. Una ceremonia que tuvo lugar el pasado martes en mitad de la piazza del Campidoglio —uno de los rincones más representativos de toda Roma—, durante la cual Onorato remarcaba la contribución que debía, venía y estaba dispuesta a hacer la ciudad de Roma a esa apuesta de país, como parte de una amplia estrategia y sumando esfuerzos junto a Milán y Florencia. Un triunvirato desde el que la industria de la moda italiana está dispuesta a liderar, con tanta firmeza como creatividad, la industria de la moda global y a marcar el ritmo de las nuevas tendencias, reservando a Roma el papel de plataforma para nuevas promesas, a Florencia el valor como escaparate comercial que ya le otorgan certámenes como sus prestigiosas ferias Pitti, y explotando el papel de Milán y el de su Semana de la Moda como pasarela para la proyección de las grandes firmas y del mejor y lo más elevado del diseño italiano.
2.- Plataforma para las nuevas promesas de la moda
Siguiendo con lo ya indicado, dentro de su pasarela “Fashion Hub” desde la organización de Altaroma trataron de dar fidelidad a sus razones fundamentales que mantienen como propios, permitiendo dar a conocer a lo largo de esta edición a un variado grupo de nuevos diseñadores. Creativos que participaron de la pasarela de manera independiente, como fue el caso de Caterina Moro, Saman Loira, Casa Preti, Maison Luigi Bronone, Alberto Audenino, Gretel Z., Muusa y Antonio Martino Couture, como protagonistas de un programa que terminaba de completarse con los desfiles de los estudiantes de las diferentes escuelas de diseño de modas, como el IED Roma, la Accademia Di Belle Arti di Forsinone o la Accademia Di Belle Arti di Roma, así como con los desfiles combinados de la pasarela “Rome is my Runway”. Un formato más dinámico entorno el que se reunían las presentaciones de hasta 4 diseñadores novel por jornada, y que permitió presentar al aire libre desde el jardín del recinto Ex Caserma Guido Reni de Roma, complejo desde el que ha tenido lugar esta edición de Altaroma, las colecciones de Annagiuilia Firenze, Andrés Romo, Yarden Mitrani, Simone Tessadori, Be Nina, Dadamax, Francesca Cottone, Marinella Piccinno, Aelle, Feelomena, Reamerei y Valentina Poltronieri.
3.- Un escaparate de marcas emergentes
Además de la pasarelas reservadas a las jóvenes promesas, resultó también singular el showroom de Altaroma de esta edición. Una iniciativa que se desarrolla bajo el nombre de “Showcase”, y desde la que se trata de dar visibilidad, ya no solamente a marcas emergentes y a las propias firmas que desfilan en Altaroma, sino a aquellas que hacen gala además de un brillante manejo de la tradición artesanal vinculada al país transalpino, en clave descaradamente contemporánea. Pudiéndose destacar a este respecto de esta edición desde las piezas de joyería de Nita Collection hechas de vidrio soplado, a los atrevidos complementos en piel de 0770, los bolsos veganos hechos de piel de manzana de Krocette, las diademas y broches bordados de Aembrosia, los bolsos de diseño en piel de Femea, los pañuelos y corbatas en seda de Essenziale Seta inspirados en elementos de la propia ciudad de Roma, o las gafas de Fatherson Firenze. Casa de diseño especializada en la creación de gafas de sol con incrustaciones en terciopelos y brocados de seda tejidos a mano.
4.- Una puerta abierta a la Semana de la Moda de Milán
De entre todos los eventos que se sucedieron a lo largo de estas jornadas, un valor especialmente significativo es el que le corresponde a esa ceremonia de entrega de los premios “Who Is On Next?”. Una iniciativa que, pese a contar con su réplica en países como España, donde para esta nueva edición de 2022 contará ya con el nuevo nombre de “Vogue Fashion Fund”, nació de una idea de Altaroma y del apoyo que se decidió a comenzar brindarle en 2005 la ya fallecida Franca Sozzani. Profesional que se destacó como una de las más influyentes editoras de la revista Vogue, desde su edición para Italia, y quien se mantuvo muy presente durante toda esta ceremonia del “Who Is On Next?” desde la piazza del Campidoglio, en cuyo marco se hizo entrega de un primer premio que fue a parar a la marca Setchu del diseñador japonés, asentado en Milán, Satoshi Kuwata, así como una segunda mención especial para la firma de moda masculina Mokoo, de Bum-Mo Koo; y una tercera a la firma de moda genderless Lessico Familiare, de Alice Curti, Riccardo Scaburri y Alberto Petillo.
Como principales ganadoras de un cartel que terminó de completar Gams Note, de Alessandro Marchetto, junto al diseñador de calzado femenino Karim Daoudi, ganadores del premio especial Franca Sozzani, todas las casas premiadas y finalistas serán invitadas a participar de la próxima edición de Altaroma de 2023. Mientras que, como parte de ese proyecto conjunto del que forma parte este certamen, la Camera Nazionale della Moda Italiana invitará a los diseñadores ganadores a presentar sus colecciones durante la próxima edición de septiembre de 2022 de la Semana de la Moda de Milán. Parte de un premio que terminará de completarse con una dotación económica destinada para el ganador y para el segundo clasificado, de las acciones de visibilidad que desde Vogue Italia darán a los 3 ganadores, y del programa tutorizado gratuito de 6 meses del que tendrán ocasión de beneficiarse Alessandro Marchetto y Karim Daoudi.
5.- Conexiones con la industria de la moda
Como buen reflejo de todo lo ya apuntado, y en especial de esa profunda conexión y de esos puentes que el sistema de la moda italiana ha sabido, y logrado, establecer entre los ámbitos dispares que atañen a la educación, al emprendimiento, la creatividad, al diseño y a la propia industria, es desde la misma dirección de Altaroma desde donde ya se encargan de poner de manifiesto el enorme potencial con el que cuenta la pasarela para destaparse como esta gran plataforma de impulso a las nuevas promesas de la moda italiana. Un objetivo para el que se encuentran decididamente comprometidas las instituciones que forman parte del consorcio de Altaroma, integrado, entre otras, por la Cámara de Comercio de Roma, por la Región de la Lazio y por la Agencia Italiana del Comercio, así como desde Vogue Italia en su condición de colaboradora de los premios “Who Is On Next?”, y sin duda también desde la presidencia de Altaroma. Un órgano que se mantiene bajo la presidencia de ni más ni menos que Silvia Venturini Fendi.
Lejos de ser testimonial, Silvia Fendi, miembro de la tercera generación de la familia Fendi y quien se mantiene al frente de las colecciones masculinas y de complementos de la casa de modas romana, actualmente integrada dentro del portafolio del holding internacional francés LVMH especializado en bienes y artículos de lujo, participa de manera activa del desarrollo y de los trabajos por la consolidación de Altaroma como plataforma para el impulso de los nuevos diseñadores italianos. Una contribución que se destaca por el enorme poder de convocatoria y por las profundas conexiones con las que Fendi cuenta dentro de la industria, y que no hay duda que no cuenta con reparos a la hora de poner al alcance de los jóvenes diseñadores que participan de Altaroma. Unos creativos que además de poder mostrar sus colecciones y ponerlas frente a la atenta mirada de Silvia Venturini, durante los premios “Who Is On Next?”, que ella misma se encargó de presidir, también pudieron hacerlo frente a las de Pierpaolo Piccioli, director creativo de Valentino, y Alessandro Michele, director creativo de Gucci, parte especialmente destacada de los asistentes que tuvieron la ocasión de asistir a ese excepcional desfile organizado a los pies de la estatua de Marco Aurelio que preside la Piazza del Campidoglio.