Pepa Pombo: su carrera, su nueva etapa y sus planes futuros
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“Este es el que yo quería para ella, por eso lo dejé aquí colgado, este es el que iba a ser el suyo”, dice Pepa Pombo mientras descuelga un vestido para una clienta en la pop up store que abrió durante sólo unos días en la Ciudad de México. Mientras se prueba el vestido, la diseñadora platica con ella, descubre su personalidad, elige los colores y cortes perfectos y va colocando diferentes prendas para que se las pruebe, prendas que elige personalmente para hacerla lucir al máximo. “Mira si no la conozco”, dice Pepa cuando la clienta sale del probador. “Eso sí es sofisticación total. Ella es más juvenil, no es tan clásica, y por eso ese era el vestido adecuado”, comenta la diseñadora.
Después de haber sido testigos de la dedicación que toma a la atención de una sola clienta, cambiando prendas, ajustándolas personalmente para ella y esforzándose por conocerla más y qué es lo que está buscando, Pepa Pombo se sentó a conversar con FashionUnited sobre su trayectoria en el mundo de la moda, su trabajo con su hija, quien es ahora quien diseña las prendas de la marca, y sus planes para fortalecer su firma en México.
La personalización está en la atención
La diseñadora que inició su marca homónima en 1978 explica que para ella lo más importante es tratar con los clientes en directo. Para sugerir una prenda ella comienza fijándose en el cuerpo de la clienta, pero lo que lo define es su personalidad y, para ella, eso es lo que la distingue de cualquier otra tienda, la dedicación a mirar quién es la clienta, qué es lo que hace la persona, lo que le interesa, qué quiere aparentar o qué quiere ser.
“Tengo un libro que estructura la idea de Pepa Pombo con el cual nuestra gente está perfectamente educada. Pepa Pombo es una escuela”, explica la diseñadora. Pepa Pombo cuenta que trabajan mucho con las vendedoras antes de que estén en el piso de venta para que desarrollen la sensibilidad adecuada que les permita dar la misma atención en todas las tiendas. Los lineamientos van desde que la clienta entra a la tienda y la reciben y cubren temas como poder sugerir una prenda adecuada no sólo en talla también en el corte y el color que le van a la persona. La diseñadora explica que si una clienta se lleva una prenda que no se le ve bien eso impacta en la marca por completo, por lo que no solo se trata de hacer lucir a la persona al máximo, sino también de proteger la reputación de la firma. “Es preferible no vender a que se vea mal”, expresa la diseñadora.
Una transición que queda en familia
Las últimas colecciones de la marca ya no han sido diseñadas por Pepa, sino por su hija, Mónica Olguín. Sin embargo, en cada una de las colecciones se sigue viendo la esencia de la marca que, en palabras de Pepa Pombo, destaca la parte femenina.
En estos 16 años que han trabajando juntas Pepa confiesa en entrevista que no le ha dado ningún consejo a su hija porque ella lo ha hecho de maravilla. “Ella es independiente, tiene su departamento y su equipo de diseño, y yo hasta el final soy la que revisa los diseños, los juzga y critica uno por uno”, comenta la diseñadora. “Ella es igual de aventurera que yo, de lanzada y de atrevida, y hasta diría que más. Mónica está fogueada y preparada. A los seis años se paraba en la portería de los desfiles, antes de que salieran las modelos, y las dirigía. E imagínate que cuando yo sacaba algo y no le gustaba ella directo me decía que parecía una pijama, y yo la verdad le hice caso toda la vida”.
Al preguntarle si fue difícil la transición de que Mónica se convirtiera en la nueva diseñadora con tranquilidad Pepa contesta que no, al contrario, asegura que ella descansó al tomar esa decisión. “A mí me ha dado más seguridad y estabilidad y yo siento que con mucha paz y tranquilidad le entregué el trono, como digo yo, le entregué lo que más quiero que es mi laboratorio”.
Un amor eterno
¿Cuándo se enamoró Pepa Pombo del tejido de punto? De acuerdo a la colombiana, desde que nació. “A mí las texturas me enloquecen. Desde chiquita toda clase de materiales me enloquecían y tocaba todo. Me acuerdo que mi mamá me corregía y me decía que era de mala educación, me regañaba con frases como ‘no toques el mantel, no toques la cortina, no toques a la señora…’. Pero era parte de mí”, cuenta también que desde que se acuerda ella se negaba a usar cualquier cosa que no le gustara cómo se sentía, si estaba demasiado grueso, si picaba o si raspaba. Incluso recuerda que prefería no ir a las fiestas o reuniones si tenía que usar un vestido que no le gustara la textura.
Hay una pregunta que me han hecho toda la vida: ¿cuál es tu mejor colección? Y yo siempre contesto: La que sigue. Así que si me preguntan qué sueño quiero cumplir, la respuesta es: lo que sigue
“Durante 40 años he hecho estos experimentos con el tejido de punto porque la estructura de una prenda no es el final, es el principio. Si no tienes la materia prima adecuada, con el peso, la torsión, el color y el volumen, no vas a lograr lo que tú quieres. Por eso, si a mí me dan una tela yo hago manteles”, expresa la diseñadora. A través de más de cuatro décadas de carrera, Pepa cuenta a FashionUnited que su mayor aprendizaje ha sido ser original y que aprenderlo le ha costado mucho. “Tú puedes ensayar mucho y hacer un laboratorio de tu estudio o de tu fábrica, y el costo es altísimo. Pero ese laboratorio a la larga en la vida te empieza a hacer profesional, a hacerte una persona segura de ti misma y a saber pensar que no importa que tú te lances, que lo más maravilloso es pensar el ‘qué tal que sí funciona’ porque el no ya lo traes”.
La diseñadora cuenta que para ella su vida ha sido una gran aventura a través de esas decisiones que se ha animado a tomar en busca de la originalidad. No obstante, estas decisiones no han llegado sin una gran cantidad de dudas. Pepa confiesa que antes de lanzar una prenda se preguntaba si iba a gustar pero al final terminaba haciéndolo porque la razón por la que la gente te voltea a ver es la originalidad. “Muchas veces han pasado dos o tres años y algo no pega, pero después, al tercer año, no te das abasto”.
Para Pepa Pombo el reto actual es continuar con lo que ha venido haciendo durante su larga carrera y cuenta que ese es un reto diario. Explica que para ella el inicio es muy fácil, porque es cuando es la novedad y las personas te acompañan en ese nuevo camino, pero cuando ya está el negocio arrancado y comienzan a llegar nuevos clientes de boca en boca es entonces cuando se convierte en algo retador.
Una marca que sigue creciendo
La razón por la cual la diseñadora pasó unos días en México en una pop up store ubicada en la calle de Montes Urales, en las Lomas de Chapultepec es porque se trató de un experimento para descubrir si se trata del espacio ideal para abrir una boutique de la marca. Dentro de los planes de la marca se encuentra seguir creciendo en México y lo que la fundadora de la misma estaba buscando es encontrar el lugar en donde se encuentra su clienta ideal y cuenta que es muy probable que sí lo haya encontrado. “Me ha sorprendido la cantidad de gente que ha entrado sin saber que estábamos exponiendo y es la gente que más ha comprado”.
México no sólo es importante para Pepa Pombo por el mercado que se interesa en estas prendas, también lo es porque es el país, además de Colombia, en donde tienen una fábrica activa. Colecciones enteras de la marca se fabrican en la actualidad en México, en una fábrica que casi cuenta ya con 10 años de producción, pero que es un producto que se exporta en su mayoría, cuando podría venderse localmente. Además, la diseñadora cuenta que la fábrica mexicana es un espacio al que le tiene un cariño especial: “era de un gran amigo, diseñador y monstruo del tejido en México, César Franco, que antes de morir me la vendió y yo orgullosamente la tomé. Él para mí fue un gran maestro”.
Photo Credits: FashionUnited y Facebook Pepa Pombo