Un año de Covid-19: auge del e-commerce, caída del consumo y más de 59.000 empleos destruidos

Madrid – Una vez superada la fecha del 8 de marzo, y con ella la de un año natural desde que arrancase esta pandemia por coronavirus, ha llegado la hora de hacer balance sobre los efectos que esta pandemia ha terminado suponiendo para el sector del comercio no esencial en España. Unas tiendas y unos grandes almacenes que, según las estimaciones de la Asociación nacional de grandes empresas de distribución Anged, patronal de la que forman parte grupos tan representativos del ámbito comercial de nuestro país como El Corte Inglés, Tendam, la Fnac o C&A, habrían perdido más de 20.000 millones de facturación y vistos destruidos cerca de 59.000 empleos a lo largo del último año. Unos puestos de trabajo a los que además habría que sumar los otros cerca de 100.155 trabajadores que se encuentran en situación de Erte.

“El comercio minorista en España ha perdido más de 20.000 millones de facturación y destruido 59.000 empleos en doce meses de pandemia, a los que se suman otros 100.155 empleados en situación de Erte”, detalla la patronal. Con estas cifras en la mano, no hay duda de que “el comercio minorista es el tercer sector más perjudicado en términos absolutos, tras el comercio al por mayor y los servicios de comida y bebida”, subrayan desde Anged, superando con su caída a la experimentada por “las agencias de viaje, alojamiento o las venta y reparación de vehículos”. Una situación que además sitúa a España como “la única economía entre las grandes de la UE, junto a Italia, en la que el comercio todavía no ha retomado la senda del crecimiento”.

Las restricciones, un golpe para el consumo

Como principales motivos que han conducido al comercio español a situarse a la cola de los grandes países europeos en términos de recuperación de la facturación, desde Anged no tienen dudas en colocar a las restricciones impuestas tanto a la práctica comercial como a la movilidad. Factores ambos que han impedido, de manera no justificada entiende la patronal, que los comerciantes españoles pudieran hacer frente a este clima repleto de incertidumbres en unas mejores condiciones a las experimentadas, así como más parejas a la de sus homólogos europeos.

“Las fuertes restricciones de algunas comunidades autónomas explican esta discrepancia”, apuntan desde la patronal en su informe sobre los efectos que ha tenido el coronavirus sobre el comercio español a lo largo de este último año. Unas limitaciones que en el ámbito internacional han llevado a España a perder “más de 65 millones de turistas internacionales”, lo que “en términos de facturación para el comercio supone una pérdida estimada de al menos 3.400 millones de euros”. Mientras que en el ámbito doméstico han generado una desigualdad entre regiones, consecuencia de unas restricciones a la movilidad que “explican hasta un 35 por ciento de las diferencias provinciales en el PIB, teniendo mayor impacto que el hundimiento del turismo”.

“En el último año”, detallan desde Anged, “el comercio no esencial ha estado cerrado total o parcialmente durante 181 días en Castilla y León, 162 días en las Islas Baleares y 222 días en Cataluña, donde todavía siguen cerradas tiendas de más de 800 metros cuadrados”. Siendo de hecho estas tres comunidades que encabezan las restricciones las que “concentran casi el 50 por ciento del empleo total perdido en España desde octubre”, unos 69.094 parados. Consecuencia de esta manera directa de unas limitaciones a la actividad comercial que se ha decretado “a pesar de que el Ministerio de Sanidad atribuye al comercio un índice bajísimo de incidencia en los contagios”. Unos riesgos para los que además “sólo las empresas de Anged han invertido más de 140 millones de euros en prevención y seguridad en las tiendas”, lo que no ha impedido que varias comunidades haya decidido cerrar “de forma injustificada y desproporcionada” los grandes establecimientos, “mejor preparados para operar con garantías en este escenario de pandemia”, entiende la patronal de la gran distribución española.

El sector textil, el gran perjudicado

Por sectores, también la pandemia ha terminado provocando un importante cambio en la manera de gastar que tienen los consumidores. Lo que además de hundir el índice del consumo un -13,3 por ciento per cápita, consecuencia de la pérdida de confianza de los consumidores españoles, hasta situarse 9 puntos por debajo de la media europea, se ha visto reflejado en una evolución desigual de los diferentes ámbitos comerciales.

“La principal consecuencia del mayor tiempo en casa”, explican desde Anged, “es que han crecido los gastos relativos a la alimentación, sobre todo de productos frescos”, categoría en la que “hemos visto crecimientos de más de +10 por ciento en fruta, carne o verdura”. Para cuyo consumo además “los consumidores han percibido mayor seguridad de los grandes establecimientos, de ahí que el híper sea el formato que más ha crecido en alimentación, a pesar de las restricciones de movilidad”. Un incremento de la demanda que también se ha observado en la categoría de “electrónica de consumo”, que ha crecido un +6,4 por ciento en el último año, y en la de electrodomésticos, que aumentaba por su parte hasta un +21 por ciento hasta febrero, mientras que por el contrario “sufren” aquellas “categorías relacionadas con nuestra actividad socializadora, como el cuidado personal, perfumería y, sobre todo, textil”, que sigue cayendo en índices de “más de un -40 por ciento”.

Un cambio de prioridades que además ha llegado aparejado de una evolución en las prácticas de compra de los consumidores. Quienes no han visto más remedio que aproximarse a un medio digital que, como resultado, ha acelerado su crecimiento hasta alcanzar unas cifras que duplican la cuota de mercado del e-commerce en España. Con un gran consumo que “alcanza ya el 2,8 por ciento de cuota de mercado, con 1,6 millones de nuevos compradores online”, y que “en categorías más maduras”, como las de electrónica y moda, supera ya la barrera del 30 y del 15 por ciento, respectivamente.

Recuperación del comercio en hasta un +4 por ciento para este 2021

Según estima la patronal, frente a la caída del -8 por ciento experimentada por el comercio durante el último ejercicio de 2020, se prevé que este año puede experimentar un repunte de hasta el +4 por ciento, teniendo para ello en consideración que se alcancen las cifras de crecimiento en el rango del +5,5 y del +6 por ciento de la economía española. Algo que Anged no obstante envuelve de una incertidumbre que no será fácil de disipar.

“Hay muchos condicionantes abiertos y sujetos a un nivel de incertidumbre muy alto”, subraya la patronal de la distribución. Para poder llegar a clarificar ese panorama, “en primer lugar, se tiene que cumplir con éxito la campaña de vacunación”, apuntan, mientras que en segundo lugar “sería necesario recuperar la movilidad interna totalmente en verano”, y en tercero “recuperar al menos un 50 por ciento del turismo internacional del verano de 2019, ya que el comercio ha dejado de ingresar más de 3.400 millones de euros por la debacle del turismo en el último año”.

Unos objetivos nada fáciles de lograr cumplimentar, ante los que además Anged demanda que se lleve a cabo un igualmente complicado “compromiso nacional”, con el objetivo de “recuperar la confianza, el consumo de los hogares y, sobre todo el empleo, como palancas para reactivar la demanda nacional”. Metas para las que apunta al mismo tiempo una serie de medidas, tales como las de alcanzar “un gran pacto para poder abrir más domingos y festivos en 2021”, lo que permitiría “recuperar la gran cantidad de horas de trabajo y facturación perdidas”; o el establecer “líneas de ayuda y planes renove para la reforma y mejora de las viviendas”, que “podría tener un impacto muy positivo en categorías como los electrodomésticos, muebles, electrónica de consumo, telecomunicaciones o bricolaje”. Mientes que, en el ámbito fiscal, “se tiene que buscar un entorno impositivo que aliente la inversión y el consumo”, y en el laboral “es fundamental avanzar en la reforma laboral, dentro del ámbito del diálogo social, para dotar a las empresas de aquellas medidas de flexibilidad que les permitan afrontar el nuevo entorno y mantener en la medida de los posible el empleo”.

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