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Jefe de Sostenibilidad de G-Star: conseguir una industria de la moda circular será posible si todos nos comprometemos

Por Guest Contributor

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Empresas|EN EXCLUSIVA
G-Star está trabajando con Circle Economy para integrar circularidad en el diseño de sus productos. Fuente: Circle Economy

"Creemos que es algo que hay que hacer, no algo de lo que hay que presumir". Esta afirmación sobre la sostenibilidad en la moda procede de Rebecka Sancho, la nueva responsable de sostenibilidad de G-Star RAW, que está trabajando discretamente para ampliar las iniciativas de economía circular de esta marca de vaqueros holandesa, que se vende por toda España en las tiendas del Corte Inglés. Esta es una ética que la industria de la moda haría bien en adoptar, especialmente cuando las peticiones de sostenibilidad compiten con los reclamos de greenwashing, que influyen tanto en la forma en que las marcas están haciendo su ropa como en la comercialización a sus clientes.

SOBRE CIRCLE ECONOMY
Este artículo ha sido escrito para FashionUnited por Ana Birliga Sutherland, editora de Circle Economy. La firma G-Star está trabajando con Circle Economy, una organización sin ánimo de lucro, para mejorar la circularidad en sus procesos de producción y diseño.

Muchos creen que una economía circular para el sector textil y de la moda es la única manera de limitar los desechos masivos, el uso de recursos y la contaminación que vemos en la economía lineal actual de usar y tirar, y ayudar a las marcas a cumplir sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad. La economía circular pretende crear productos textiles seguros, duraderos y reciclables, y mantenerlos en uso el mayor tiempo posible mediante la reparación, la reutilización y el reciclaje. Es la antítesis de la obsesión mundial por la ropa nueva: según la campaña Ropa Limpia, la industria de la moda produce la asombrosa cifra de 100.000 millones de prendas al año, de las cuales una gran parte ni siquiera llega al consumidor. Los residuos se tratan con demasiada frecuencia como algo secundario. Por ejemplo, una marca de lujo británica fue noticia hace unos años tras admitir que había destruido casi 102 millones de euros de ropa no vendida en un esfuerzo por mantener la exclusividad de la marca; mientras que montañas de productos no vendidos han sido arrojados al desierto de Atacama en Chile, donde permanecerán durante los próximos doscientos años antes de acabar descomponiéndose (fuente: "Chile's desert dumping ground for fast fashion leftovers", reportaje de Aljazeera).

G-Star pretende hacer las cosas de una manera diferente. Desde 2018 cuenta con la prestigiosa certificación Cradle to Cradle para un número cada vez mayor de tejidos y productos, que, entre otras cosas, ha revolucionado el proceso de teñido con índigo, reduciendo el uso de productos químicos en un 70 por ciento. También está trabajando para crear programas de reparación y reciclaje, reconociendo que diseñar para la durabilidad y la ciclabilidad es inútil sin los sistemas establecidos para garantizar que sus productos se mantengan en uso y se mantengan en el bucle. Tras un exitoso programa piloto en los Países Bajos, G-Star está ampliando su programa de sastres certificados: los clientes de Alemania, Bélgica, Sudáfrica y los Países Bajos pueden beneficiarse ahora de reparaciones gratuitas de sus prendas vaqueras, con una expansión mundial prevista para el próximo año. Aquellos que estén cansados de sus vaqueros también pueden optar por transformarlos en pantalones cortos, mientras que el programa G-Star "Devuelve tus vaqueros" garantiza que los productos viejos no acaben obstruyendo las zonas costeras o los vertederos, y que algún día vuelvan a ser reciclados y convertidos nuevas prendas. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, G-Star está aprendiendo que el camino hacia la circularidad es difícil: un ciclo cerrado completo de denim a denim puede tardar todavía un par de años.

Ahora colabora con la organización de impacto Circle Economy, con sede en Ámsterdam, para impartir formación a todo el equipo sobre el diseño de prendas circulares, y trabaja para integrar aún más la circularidad en su ética y sus procesos de desarrollo de productos. A lo largo del último mes, los equipos de diseño y desarrollo de productos de G-Star han seguido una serie de talleres magistrales a medida, centrados en la creación de un entendimiento común de la circularidad y en el rediseño de productos clave según los principios del diseño circular, como la durabilidad y la reciclabilidad. Juntos están allanando el camino, pero aún quedan retos que exigen la atención de otras marcas, clientes y gobiernos.

Es hora de acabar con las ideas erróneas sobre la economía circular: no se trata solo de materiales sostenibles

La búsqueda de la circularidad implicará ciertas compensaciones y requerirá mirar más allá de la sostenibilidad de los materiales. Fuente: Circle Economy

Las barreras son abundantes: por ejemplo, hoy en día el algodón se recicla principalmente de forma mecánica, mediante un proceso que vuelve a convertir el tejido en fibra. Los tejidos más apretados -como la tela vaquera- suelen ser más difíciles de reciclar que los tejidos más finos, ya que crean fibras más cortas y menos resistentes que las de algodón virgen. Cuanto mayor sea el porcentaje de tela vaquera reciclada postconsumo en el tejido, más se reduce su resistencia. Para superar esto, las fibras recicladas pueden mezclarse con fibras vírgenes, como el algodón o el poliéster, que aporta más resistencia que las fibras vírgenes de algodón, la contra es que un tejido vaquero de polialgodón es más difícil de reciclar. Por desgracia, estas paradojas y compensaciones son habituales en el espacio del diseño circular, y las marcas tienen que tomar decisiones difíciles sobre qué priorizar ¿Es mejor utilizar algodón reciclado, que tiene el menor impacto de las fibras de algodón disponibles en el mercado, aunque puede comprometer la durabilidad y la reciclabilidad? ¿O es mejor utilizar algodón virgen, con un mayor impacto material?

El uso de materiales vírgenes presenta sus propios problemas. Un principio básico de la circularidad es el uso de materiales regenerativos y no tóxicos, como el algodón orgánico, que se cultiva sin productos químicos nocivos que contaminan el aire, el agua y el suelo. Sin embargo, este material es escaso. "Sólo una pequeña parte del algodón que se cultiva en el mundo es orgánico, menos del 1 por ciento", dice Sancho. "Hay muchas marcas que tienen el objetivo de utilizar materiales cien por cien sostenibles, pero eso no se corresponde con la capacidad que tenemos a nivel mundial". Es probable que la demanda de otras marcas impulse el aumento de la producción, pero no es posible convertir todas las explotaciones agrícolas en prácticas ecológicas en todo el mundo. Centrarse en materiales más sostenibles no es suficiente como tal.

Está claro que la transición a la circularidad es compleja. Basándose en la experiencia de G-Star, Sancho señaló que no mirar el panorama general es un gran error para las marcas que se embarcan en sus viajes de sostenibilidad. "Hoy en día se presta mucha atención a los materiales. Pero no se trata sólo de los materiales o del diseño, sino de todo el sistema". Para la mayoría de las marcas, la falta de conocimientos sobre los detalles esenciales, a menudo muy técnicos, de la economía circular sigue siendo un gran obstáculo: por eso es crucial trabajar con expertos en la materia que puedan formar a los empleados y conseguir que todos se sumen a la iniciativa -dirección y marketing, así como los miembros del equipo encargados de la sostenibilidad-.

Para alcanzar realmente objetivos ambiciosos, todo el mundo tiene que participar en la transformación de los sistemas lineales: los gobiernos, las marcas, los clientes y otros…

Collaboration is key: for a full denim-to-denim closed loop to become a reality, everyone needs to be on board. Source: Circle Economy

En resumen: es increíblemente difícil pasar a la circularidad en el actual mundo lineal, donde la logística, la infraestructura y la actitud necesarias aún no están establecidas para apoyar la transición. Aunque la tecnología necesaria para el reciclaje de fibra a fibra existe, la inversión de los principales actores del sector ha sido lenta, lo que impide que se amplíe al ritmo que esperamos. El apoyo normativo también es escaso: "No vamos a llegar muy lejos sin el apoyo de los gobiernos -necesitamos más planes de responsabilidad ampliada del productor, más impuestos, más financiación- y normas más estrictas que pongan el listón a las marcas que no están actuando".

El reto final: "Necesitamos clasificadores y recicladores fiables que puedan llevar a cabo procesos a gran escala", explicó Sancho, "y tienen que estar disponibles en los mercados adecuados, porque no queremos crear más impacto enviando materiales reciclados por todo el mundo antes incluso de que comience el proceso de producción".

El uso de "residuos" posconsumo para fabricar nuevos artículos también supone un reto en este ámbito: hasta ahora, la mayoría de los materiales reciclados procedían de residuos de recortes postindustriales de la fábrica, que suelen recogerse, clasificarse y reciclarse en el país de origen. La puesta en marcha de programas de devolución por parte de los consumidores plantea la cuestión de dónde deben clasificarse, reciclarse y reproducirse, y a menos que los consumidores se sumen rápidamente, es probable que no haya suficiente compromiso para ampliar realmente el ciclo de transformación de la tela vaquera. "También los necesitamos [a los consumidores]", dice Sancho. "Hasta ahora la respuesta ha sido abrumadoramente positiva, pero este tipo de interacción sigue proviniendo de un grupo relativamente selecto". Para que los programas de reparación, reciclaje y reventa tengan éxito, necesitamos que nuestros clientes se sumen a ellos tanto como el apoyo del gobierno y de otros agentes del sector."

Todos conocemos el dilema del prisionero: dos presos, separados por guardias, tienen un incentivo personal para entregar al otro, pero el mayor beneficio colectivo proviene de que ambos permanezcan en silencio. Es decir, la mayor recompensa proviene de la cooperación. Es una lección que el sector haría bien en aprender: para que la infraestructura y la tecnología fundamentales para la moda circular se amplíen, es necesario que otras marcas se comprometan y que los clientes cooperen.

¿Cuál es el siguiente paso para las marcas que quieren mejorar su sostenibilidad?

La colaboración es la clave: para que el circuito cerrado de la tela vaquera sea una realidad, todo el mundo tiene que estar a bordo. Fuente: Circle Economy

"Todos seguimos aprendiendo", señala Sancho. Ya ha subrayado que el mayor reto de las marcas será superar las barreras del conocimiento, pero eso no justifica la inacción. No hay que tener miedo de hacer algo porque no se sepa lo suficiente: hay que lanzarse sin pensarlo y aprender a lo largo del proceso o iremos demasiado lentos". Con la circularidad es difícil encontrar una "respuesta perfecta", siempre será mejor hacer algo que no hacer nada".

"Hasta ahora, los avances en toda la industria han sido demasiado lentos", bromea. Pero a pesar de los retos que se avecinan, G-Star sigue siendo optimista: los clientes están empezando a hacer más preguntas y están siendo más críticos con su consumo. Parece que la agresión de la pandemia ha provocado un cambio colectivo de prioridades, lo que ha dado lugar a la llamada "nueva frugalidad": según The Guardian, la gente compra menos, o al menos se cuestiona cada vez más lo que compra. Cualidades como la durabilidad se consideran cada vez más atractivas. ¿Es el fin del consumismo desenfrenado? La Generación Z y los Millennials están sin duda impulsando un cambio: la mayoría de estos consumidores están deseando comprar a marcas sostenibles, y la mayoría están dispuestos a pagar más para hacerlo, según un informe de NielsenIQ.

Un aspecto de la transición a la circularidad puede ser más sencillo de lo que pensamos: la mentalidad. Cuando se le preguntó qué factor podría hacer que estrategias como la reventa, la reparación y el reciclaje funcionaran a escala para el sector en su conjunto, Sancho no apeló inmediatamente a la regulación gubernamental o a una colaboración más audaz. "Lo más importante es entender que esto es importante: dado el impacto de la industria de la moda, no tenemos otra opción".

¿Quieres empezar tu viaje circular? Trabaja con nosotros
Ser circular en un mundo construido para la linealidad puede ser abrumador, pero debe hacerse. Las marcas que quieran pasar a ser circulares pueden trabajar con el equipo de textiles de Circle Economy para formar a sus equipos en diseño circular y modelos de negocio y modelos de negocio circulares, y determinar la estrategia y el enfoque que que mejor se adapte a su producto, cliente y marca. Ponte en contacto aquí

Este artículo ha sido previamente publicado en FashionUnited.UK, y ha sido traducido y editado del inglés al español por Veerle Versteeg.

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