H&M confirma su salida de Birmania, entre nuevas sospechas contra las cadenas de valor de Mango o Skims
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Madrid – Dos años después del golpe militar perpetrado por el ejército de Birmania, y escasamente un par de jornadas después de que desde su misma dirección se abrieran públicamente a investigar las causas sospechosas de abusos laborales que pesan contra buena parte de sus proveedores en el país, la multinacional de la moda sueca el Grupo H&M ha confirmado que emprende su salida y que dejarán de servirse en fábricas birmanas. Un anuncio que ha terminado por coincidir con la publicación de un último informe elaborado por la organización Business and Human Rights Resource Centre (BHRRC), desde el que se ponen bajo sospecha las redes de proveedores birmanas de compañías de la moda de la talla de Mango o de la Skims de Kim Kardashian.
Mostrándose como una última actualización de los distintos casos sospechosos de abusos laborales y contra los derechos humanos de los trabajadores de la confección de Birmania que, a lo largo de estos dos últimos años, se han dedicado a recopilar y a denunciar públicamente desde BHRRC, el informe elaborado por la organización termina por elevar hasta 20 el número de casos de violación de los derechos de los trabajadores que abrían afectado a la cadena de valor de H&M en Birmania. Un número ligeramente superior al de los 16 casos que hasta ahora venían recogiéndose en el registro de la misma organización, y de los que dábamos buena cuenta a comienzos de esta misma semana desde FashionUnited, una vez que desde la dirección de H&M se decidían a salir a señalar la seriedad con la que se estaban tomando estas acusaciones contra su red de proveedores birmanos. Unas indicaciones desde las que igualmente señalaban abiertamente a los “mayores desafíos” que estaban encontrando tras el golpe militar, para poder seguir sirviéndose en fábricas birmanas siguiendo con los estándares y requisitos que exigen para poder formar parte de su cadena de valor. Siendo este el apunte sobre el que valorábamos, desde estas mismas páginas digitales, el que desde la multinacional de la moda sueca empezaban a cuestionarse su permanencia en Birmania, en una posición para la ahora finalmente se han decidido a desoír las recomendaciones de la Unión Europa, confirmando, siguiendo con ello el camino que ya han emprendido otras minoristas de referencia de la industria de la moda y del retail como Inditex o Primark, el que comienzan a emprender su salida ordenada de Birmania.
“Después de una cuidada consideración”, explicaban desde la dirección de H&M a través de un comunicado remitido a la agencia internacional de noticias Reuters, “ahora hemos tomado la decisión de eliminar gradualmente nuestras operaciones en Birmania”. Una estrategia de salida ordenada para la que, al menos por el momento, desde la dirección de la multinacional de la moda sueca no se han decidido a ofrecer mayores fechas y detalles, como tampoco lo han hecho a este mismo respecto desde la dirección del Grupo Inditex. Contando en el caso opuesto con, por ejemplo, con una Primark, que tras recibir en septiembre de 2022 una evaluación independiente elaborada por la organización Ethical Trade Initiative sobre su cadena de valor en Birmania, decidían poner en marcha una salida igualmente ordenada, con plazos bien marcados como el de no comprometer nuevos pedidos desde octubre de 2022, en lo que llevará a la completa salida de fábricas birmanas de su cadena de valor para antes de finales de este mismo año de 2023.
Sospechas de abusos laborales en las cadenas de suministros de 46 compañías multinacionales
El anuncio de la salida de H&M de Birmania ha coincidido, y ha llegado además en buena parte también favorecido, con la publicación de un nuevo informe elaborado por la organización Business and Human Rights Resource Centre (BHRRC), en el que se sitúa a H&M, por detrás de Inditex y por encima de Primark, como una de las tres mayores multinacionales de la moda con más casos de supuestos abusos laborales y contra los derechos humanos de los trabajadores, de entre los registrados por BHRRC en fábricas birmanas. Siendo este el estudio desde el que se arrojan ahora nuevas y serias sospechas contra la red de proveedores de firmas y compañías de moda de la talla de Mango, Skims, Guess o Moschino.
Según a este respecto detallan desde BHRRC, desde la toma de Birmania por la Junta Militar hace cosa de dos años, la organización ha identificado 212 casos de supuestas violaciones de derechos humanos y laborales, perpetrados contra más 108.000 trabajadores de la confección de Birmania. Trabajadores vinculados a las cadenas de valor de un total de 46 minoristas y marcas de moda internacionales, a las que se les invitó a responder sobre las prácticas de diligencia debida en materia de derechos humanos que seguían para con sus respectivas redes de proveedores birmanos. Una invitación a la que no respondieron, apuntan desde BHRRC, ni Guess, ni Mango, ni Moschino, como tampoco lo hicieron, al igual que American Holic, Creaciones Selene, Dunnes, Justin Brands, La Senza, New Yorker, Juicy Couture y Skims, a las solicitud de algún comentario cursadas por la organización para que respondieran a los distintos casos de abusos laborales a los que, según su informe, se encuentran vinculadas sus respectivas redes de proveedores en Birmania.
De las 46 marcas y compañías minoristas ligadas a esos 212 casos identificados como sospechosos de supuestas violaciones de los derechos humanos y laborales de los trabajadores, encabezarían la lista Inditex (21 casos), seguida de H&M (20 casos) y de Primark (19 casos), empresas todas ellas que, tras esta última actualización, han decidido emprender ya su salida ordenada de Birmania como país clave dentro de su red de proveedores. Seguidas a este respecto por la danesa Bestseller (17 casos), LPP (12 casos), de Kiabi (8 casos), C&A (7 casos), Mango (7 casos) y OVS (7 casos), y con Lidl (6 casos) y New Yorker (6 casos) cerrando la lista de las 10 principales marcas puestas en entredicho, situándose en cabeza de una más que cuestionable clasificación en la que no faltan otros nombres tan representativos de la industria como los de Adidas (5 casos), Guess (5 casos), Moschino (4 casos), la española Tendam (3 casos), Fast Retailing(2 casos) —que también ha anunciado su salida de Birmania—, o Skims (2 casos).
Atendiendo a la naturaleza de cada uno de los casos puestos bajo sospecha, el informe recoge que más de la mitad de las denuncias documentadas (55 por ciento), y afectando a un número de trabajadores que alcanzaría los 82.000 trabajadores, la reducción arbitraria y la confiscación de salarios estaría siendo la principal violación de los derechos de los trabajadores de la confección birmanos desde el golpe militar. Siendo igualmente considerables las denuncias, que nunca terminan de ser excluyentes, por evidencias de despido improcedentes (42 por ciento) y los horarios de trabajo en jornadas “inhumanas” y con horas extras forzadas (42 por ciento), mientras que en cerca de un tercio de las denuncias (31 por ciento) también reportaron prácticas relacionadas con el acoso, la intimidación, el abuso y la violencia de género y el acoso contra las mujeres.
“Más de dos años después del golpe militar en Birmania, este informe pinta una imagen alarmante de la proliferación de abusos contra los derechos humanos contra los trabajadores de la confección, muchos de los cuales están produciendo ropa para algunas de las marcas de moda más grandes del mundo”, sostiene Natalie Swan, directora del departamento de derechos laborales de BHRRC. “Las cosas han empeorado para los trabajadores de la confección, con informes de violencia de género, de condiciones de trabajo inhumanas y otras formas de abuso que se han convertido en algo común”. Frente a esta realidad, sostiene, “las marcas de moda que se abastecen en Birmania deben reconocer urgentemente el papel clave que están jugando para sostener esta situación, y trabajar rápidamente para garantizar una mayor supervisión de lo que sucede en sus cadenas de suministro en Birmania”. Y es que “cuando cualquier empresa se abastece de un país donde se está produciendo un conflicto armado o una violencia generalizada, es responsabilidad de esa empresa demostrar cómo está tratando de hacer frente a ese desafío específico”.
A este respecto, añade Swan, “si bien algunas marcas ya han hecho esfuerzos en esta área, aún quedan brechas significativas”, por lo que resulta “crucial que estas marcas de moda se pregunten si pueden garantizar que no se produzcan abusos contra los trabajadores de la confección vinculados a sus fábricas, y la ausencia de colusión entre empleadores y militares”. “Las marcas, así como sus inversores, que no hacen esto mientras se benefician del bajo costo de la producción en Birmania, ya no pueden evitar ser cómplices de un régimen asociado con brutales violaciones de derechos y represión”.