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EEUU responde a la “tasa Google” con aranceles del 25 por ciento sobre los bolsos franceses

Por Jaime Martinez

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Madrid – Vuelve la guerra comercial y arancelaria que tanto venía protagonizando este primer mandato de la era Trump, hasta la repentina irrupción en nuestras vidas de esta terrible pandemia por coronavirus. Y es que la administración Trump, y en consecuencia los Estados Unidos, aprobaban el pasado viernes unos nuevos aranceles del 25 por ciento sobre distintos productos hechos en Francia, como bolsos, cosméticos y jabones, por valor de 1.300 millones de dólares. Una medida que el presidente del país norteamericano ha adoptado como respuesta a la aprobación en Francia de la conocida como “tasa Google”, y que sin embargo quedará suspendida hasta dentro de 6 meses. El tiempo de gracia que parece haber concedido Washington a París para que “reflexione” sobre las consecuencias que la aprobación de la tasa tendrá sobre sus relaciones comerciales con los Estados Unidos. Cuya respuesta a las acciones del Gobierno francés parecen estar en perfecta sintonía con las demandas realizadas por las principales compañías tecnológicas del país.

“La acción de hoy envía un fuerte mensaje de que los impuestos discriminatorios dirigidos a las empresas estadounidense no son el camino para modernizar el sistema tributario global”, explicaba Matt Schruers, presidente de la Computer and Communications Industry Association, a través de un comunicado recogido por el medio Politico. “Los cambios en las normas fiscales internacionales deben negociarse de buena fé y a través de un enfoque consensuado y basado a partir de un acercamiento realizado en el marco de la OCDE que aborde los cambios de una economía global digitalizada”.

“Los aranceles como medida de represalia no son lo ideal, pero la negativa del Gobierno francés a retirar su imposición unilateral de unos impuestos injustos y punitivos sobre las empresas estadounidenses, dejan a nuestro Gobierno sin opción de tomar otra elección”, explicaban por su parte, a través de un comunicado conjunto, los miembros del Congreso estadounidense Chuch Grassley, presidente de la Comisión de finanzas del Senado, y Ron Wyden, senador por el estado de Oregón.

Acciones arancelarias similares contra otros países

La “contramedida” arancelaria impuesta ahora por Estados Unidos, y que podría afectar a importantes grupos del sector de la moda como Chanel o Kering, surge tras cerca de un año de investigación en el que desde la Casa Blanca se ha buscado determinar si la aprobación de la conocida “tasa Google” se dirige “injustamente contra las empresas estadounidenses”. Un hecho que desde la administración Trump estiman haber corroborado, viendo la medida como un ataque “injusto” contra compañías estadounidenses como Facebook, Google y Amazon.

En el momento inicial de la investigación, desde la Oficina de Representantes de Comercio de los Estados Unidos ya se elaboró una lista de posibles artículos a gravar. Lista que finalmente se ha actualizado, dejando fuera, en el caso de Francia, otros emblemáticos productos de su industria como el Champagne, el queso o la porcelana. Estimándose por parte de la Oficina de Representantes que únicamente con este 25 por ciento se llegará a compensar la “tasa Google” aprobada por Francia, con la que, con un impuesto del 3 por ciento sobre los servicios digitales, el país galo aspira a recaudar una cifra cercana los 15 mil millones de dólares al año entre las compañías estadounidenses.

De igual manera, se espera que a lo largo de las próximas fechas se continúen concretando las acciones que pueda tomar la administración Trump y el Gobierno de los Estados Unidos contra los demás países que, al igual que Francia, están apunto o ya han procedido a aprobar la conocida “tasa Google”. Países entre los que se encuentran España, Italia, Reino Unido, Austria, Brasil República Checa, la India, Indonesia o Turquía. Todo ello al tiempo que distintos líderes de los países de la OCDE instan a retomar las negociaciones dentro de este foro de discusión, y a continuar avanzando en las conversaciones sobre la aprobación de un acuerdo impositivo digital de alcance global.

LVMH, preparada para la contingencia

En un intento por mitigar las consecuencias que ya se adelantaban de las crecientes fricciones comerciales entre Europa y los Estados Unidos, el grupo francés LVMH no ha dejado de mover ficha sobre el mercado estadounidense. Dueño de enseñas de moda tan conocidas como Louis Vuitton, Loewe o Christian Dior, además de con gran presencia en el sector vitivinícola como matriz de las bodegas Runiart, Dom Pérignon o Moët&Chandon, LVMH tiene en los Estados Unidos su principal mercado comercial por volumen de ingresos. De ahí que en los últimos años no haya hecho sino que redoblar su presencia en el país norteamericano, en un intento por estrechar sus lazos con su público, además de con su gobierno, en un movimiento, no ajeno de riesgos, con el que busca perder parte de esa calificación de “empresa extranjera” al tiempo que protección ante eventuales guerras comerciales como la actual.

Bajo esa perspectiva hay que entender movimientos como la reciente adquisición de la cadena de joyerías Tiffany o la apertura, el pasado mes de octubre, de unos nuevos talleres de Louis Vuitton en Texas. Instalaciones a cuya inauguración asistía el propio presidente Donald Trump, ofreciendo unas declaraciones que ya despejaban cualquier rastro de duda sobre los efectos que los aranceles pudieran tener sobre los productos de LVMH en Estados Unidos: “No puedo gravarlo porque se ha trasladado a los Estados Unidos”, indicaba entonces el presidente Trump. “No tiene aranceles de ningún tipo porque está en los Estados Unidos. Y estamos muy contentos de que así sea”.

Photo Credits: Pixabay.

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