Para Audrey Hepburn con amor, de parte de Givenchy
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Una de las historias de amor platónico más célebres de la moda estuvo a punto de chafarse. En los años 1950, Hubert de Givenchy se negó a vestir a la joven Audrey Hepburn, pero eso fue antes de cenar con ella y caer rendido a su encanto. "Cuando Audrey vino para pedirme que le hiciera los vestidos para la película Sabrina, no sabía quién era y esperaba a Katharine Hepburn", cuenta durante la inauguración de una exposición en La Haya sobre sus modelos para la actriz.
"Ella llegó frágil, simpática, joven, con chispa", vestida "como una jovencita de entonces", con un pantalón de algodón, bailarinas, una camiseta que dejaba ver el ombligo y un sombrero gondolero en la mano. "No estaba en condiciones de hacer un gran vestuario para Sabrina y le dije no, señorita, no puedo vestirla", añade el diseñador, quien afirma que no tenía suficientes empleadas en sus talleres.
Ante esa contestación, Audrey Hepburn lo invitó a cenar, "algo sorprendente para una joven educada". Al final de la comida, Givenchy, seducido por su encanto, le propuso que volviera al día siguiente a su taller de costura. "Con la cintura que tenía, todo le sentaba bien", recuerda Givenchy, de 89 años. "Me convenció. Y qué afortunado fui de haber aceptado". En la película interpretada junto a Humphrey Bogart en 1954, Audrey Hepburn lució un vestido color marfil bordado con flores negras. Lleva la firma Givenchy. A partir de entonces pidió al diseñador francés que la vistiera para la películas. Ese mismo año se puso otro vestido marfil floreado para recibir un Oscar.
"To Audrey with love", en el Gemeentemuseum de La Haya, rinde homenaje a Audrey Hepburn mediante obras maestras de raso, tul y seda que la actriz lucía con elegancia. Hubert de Givenchy preparó durante un año esta exposición moderna y nostálgica a la vez, mimando cada detalle y cada uno de los 100 modelos presentados. La estrella de Hollywood lució un tercio de ellos.
Protegida por un trocito de seda
Destaca el traje de crepé de lana con guantes de cuero de "Charada" (1963), el vestido de fiesta con transparencias y terciopelo, tul y lentejuelas de Lazos de sangre (1979) o el famoso vestido negro con una miríada de perlas de Desayuno con diamantes (1961).
"El estilo de Audrey llegó con una silueta tan distinta, tan actual", asegura el diseñador. Los dos se entendieron de maravilla, tanto en moda como a nivel personal. Se comprendían el uno al otro, "lo que le gustaba, lo que podía ponerse". "Las prendas de Givenchy son las únicas en las que me siento yo misma. Más que un estilista es un creador de personalidad", declaró la actriz, nacida en 1929, sobre su amigo Hubert, al que llamaba a veces "solo para decirle te amo".
La que fue embajadora de buena voluntad para Unicef desde 1988 dio muchas entrevistas en televisión en las que aparecía con una camiseta de raso o de seda. Cuando le contaba los horrores de la guerra a su amigo solía decirle: "Con este trocito de seda, me siento protegida, porque tu estás cerca de mí".
Cinco años más tarde los volvió a unir una prenda. El diseñador viajó a Suiza, donde vivía su amiga, aquejada de dos cánceres. Ella le regaló un abrigo acolchado de color azul marino: "Cuando seas desdichado, póntelo y te dará valor". "Desde Ginebra a París, lloré con el anorak que Audrey me regaló", contó más de veinte años después de la muerte de una mujer que sigue siendo todo un icono. "Audrey no ha pasado de moda. Es actual. Y su imagen sigue maravillándonos", asegura Givenchy. (AFP)
Photo: FashionUnited / Natasja Admiraal, Audrey Hepburn in Breakfast at Tiffany’s Foto: George Rinhart/Getty Images