Hace un cuarto de siglo, la moda era libre y alocada
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París - El año 1997 fue frenético para el mundo de la moda, con la llegada de diseñadores anglosajones a París o la entrada fracasante de Gaultier y Mugler en la alta costura, como demuestra una exposición que se abre este martes en el Palacio Galliera de París.
Un ambiente muy diferente del actual, en el que las redes sociales y la cultura de la cancelación mantienen un ojo vigilante sobre los creadores.
La exposición "1997 Fashion Big Bang" abre sus puertas el día en que termina la Semana de la Moda femenina, que ha hecho gala de discreción y de buenos propósitos, con el desfile sin escándalos de Balenciaga o la moda ecológica a ultranza de Stella McCartney.
A lo largo de la exposición "el visitante puede sentir el frenesí de esos momentos decisivos de la historia. Había una despreocupación que nuestra época no comparte", declara a la AFP Alexandre Samson, comisario de la exposición.
En 1997, John Galliano insufla locura barroca en su primera colección para Christian Dior. Alexander McQueen, por su parte, dibuja siluetas erizadas con cuernos, espinas o cráneos de aves rapaces para Givenchy.
Gaultier, el "enfant terrible" de la moda, y Mugler, pionero del desfile espectáculo, salvan la alta costura, moribunda, con shows que cuentan historias, más allá de la ropa. El año 1997 estuvo marcado igualmente por una colección de Rei Kawakubo para Comme des Garçons que proponía protuberancias debajo de los vestidos que deformaban los cuerpos.
"Ver vestidos experimentales constituye para cualquiera una especie de liberación mental", añade el comisario.
En plena era del porno chic, Tom Ford viste al hombre Gucci con tangas, y Raf Simons los hace desfilar con el torso desnudo y palmeras negras en la espalda, como si fueran tatuajes.
"1997 es un año extraordinario para la moda, es por eso que la explicamos con la esperanza de que sea inspirador", destaca Miren Arzalluz, directora del Palacio Galliera.
Un breve paréntesis
Ese momento creativo y alocado no durará eternamente: en 2011 John Galliano es despedido fulminantemente por Dior después de ser filmado en un video profiriendo injurias antisemitas. Galliano sigue contando con numerosos fans nostálgicos de su moda teatral, en contraposición con el éxito comercial de su sucesora, la italiana Maria Grazia Chiuri.
"La moda actual se encuentra en un momento de reflexión. Los creadores y las casas aún están asimilando la ecología, la inclusividad, el feminismo, la apropiación cultural. Hay una guerra en Ucrania, y una especie de temor a proponer vestimentas polémicas que podrían ser mal interpretadas", subraya Alexandre Samson.
El ejemplo más flagrante fue el desfile de Balenciaga, tranquilo y neutro, en ruptura con shows precedentes. Demna, el estilista georgiano de Balenciaga, protagonizó un escándalo causado por una campaña publicitaria en la que mezclaba niños con instrumentos sadomasoquistas. Tuvo que disculparse, y anunciar públicamente que a partir de ahora la moda era simplemente "ropa".
François-Henri Pinault, director general del grupo Kering, propietario de Balenciaga, explicó que la casa ya no necesitaba desfiles espectaculares con elementos que pudieran ser "malinterpretados".
"El caso Balenciaga demuestra que la moda es un fenómeno cultural con un impacto social muy fuerte", apunta Miren Arzalluz.
El estilista estadounidense de Schiaparelli, Daniel Roseberry, fue vilipendiado en las redes sociales en enero porque ideó una colección con cabezas de animales ficticias. Tuvo que disculparse, y el pasado jueves mostró una colección sobria.
"Intentamos no inflamar el internet. Es una colección más bien para las clientes", explicó al medio de comunicación especializado WWD, tras expresar su sorpresa por el "nivel de odio" presente en las redes sociales.(AFP)