Y además, enseñan…Lucía Cuba, diseñadora, psicóloga social y educadora en Parsons
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Buenos Aires – Referente de la moda latinoamericana en el ámbito académico internacional, la peruana Lucía Cuba desarrolla una práctica que une diseño, activismo y justicia social, cuestionando los modelos tradicionales de la educación en moda. Su trabajo ha sido presentado en museos y espacios académicos de distintos países.
Este artículo forma parte de la serie sobre profesionales de moda que al mismo tiempo se dedican a la educación “Y además enseñan…”, que estamos publicando en FashionUnited.
¿Cuál es el aspecto más desafiante al enseñar y ser profesional en actividad?
Tal vez uno de los mayores desafíos es sostener una práctica crítica mientras se facilitan procesos de aprendizaje que también buscan transformar el sistema educativo, desde adentro. Enseñar moda desde la intersección con la justicia social implica repensar el currículo, la infraestructura, los cuerpos que representamos, nuestro rol de poder y privilegios, y las formas de enseñanza que aún responden a modelos industriales y excluyentes. Una gran dificultad aún radica en mantener esa coherencia entre lo que se enseña, lo que se hace y cómo se vive la práctica de manera situada y comprometida.
En tu opinión, ¿la educación en moda está preparando a los estudiantes para tener éxito o para sobrevivir?
Tradicionalmente, ha preparado a estudiantes para responder a estándares del mercado. Sin embargo, una educación de moda comprometida con la justicia social puede preparar a las o los estudiantes para transformar los sistemas existentes. Es decir, para desarrollar prácticas significativas, éticas y críticas, con la capacidad de redefinir qué significa “éxito” en un campo que afecta profundamente a las personas, los cuerpos, los territorios y el medio ambiente.
¿Qué crees que debería desaprender la educación de moda?
Debe desaprender que existe un único modelo válido de práctica de moda. Hay que cuestionar los ideales de belleza, los estándares de producción, las jerarquías técnicas y los marcos occidentales que siguen dominando la educación. También debe desaprender la fragmentación entre técnica y pensamiento crítico. Enseñar diseño de moda es también enseñar política, representación, agencia y sistemas.
¿Cómo ayudas a los estudiantes a encontrar su propia voz en un mercado saturado?
Fomentando que reconozcan su agencia desde el inicio. A través del reconocimiento de sus propias experiencias, cuerpos, saberes y deseos como fuentes legítimas de conocimiento. Diseñar desde y para uno/a mismo/a también es político. Al identificar aquello que les moviliza, las y los estudiantes pueden desarrollar una práctica situada, genuina y con potencial transformador, que no busca adaptarse al sistema sino generar otras posibilidades.
¿Hay algún mito sobre el mundo de la moda que intentes desarticular en tus clases?
Sí. Uno de los más persistentes es que la moda es un campo superficial o exclusivamente vinculado a la estética. En realidad, vestirnos es un acto político. Otro mito es que el cuerpo “ideal” es delgado, joven, sin discapacidad y blanco; en clase trabajamos activamente para desmantelar esos estándares y proponer, por ejemplo, infraestructuras más inclusivas (como maniquíes diversos, otros sistemas de tallaje y proyectos que parten de la experiencia de cuerpos reales). También se desarticula la idea de que el diseño de patrones o la confección son actividades menores: son formas políticas concretas.
Si tus estudiantes solo pudieran recordar una frase o algún momento de tu curso dentro de 10 años, ¿qué te gustaría que fuera?
Me gustaría que recuerden que diseñar no es solo producir ropa, sino preguntarse qué mundo queremos habitar y cómo nuestras decisiones diarias afectan a ese mundo. Que vestir, hacer, pensar, enseñar y aprender son actos profundamente interconectados. Y que la moda, en su mejor forma, puede ser una práctica de cuidado, transformación y justicia.
- Inició proyectos en los 2000 vinculados a cultura alternativa y educación no formal.
- Desde 2022 dirige el MFA Fashion Design and Society en Parsons, donde también enseña Moda y Justicia Social.
- Ha desarrollado proyectos que cruzan moda, activismo y justicia social (Artículo 6, Proyecto Gamarra, BASELAT y Fashion Playspace, entre otros).
- Su trabajo se presentó en museos y espacios internacionales en Nueva York, Róterdam y Puebla.
- Reconocida con el Han Nefkens Fashion Award (2014) y la United States Artists Fellowship in Design (2019).
- Profesora a tiempo completo en Parsons desde 2015; integra pensamiento crítico, sostenibilidad y diversidad en la enseñanza de la moda.
- Se inspira en personas y colectivos que usan moda y arte para generar cambio social.