Tóxicos textiles: Lo que esconden tus prendas de ropa
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Alrededor del 2,5 por ciento de las tierras cultivables del mundo se utilizan para plantaciones de algodón que consumen, a su vez, el 25 por ciento de los pesticidas utilizados a nivel global. Un dato que, lejos de crear indiferencia, pone de manifiesto la gran cantidad de químicos tóxicos que son utilizados día tras día para fabricar tejidos y prendas de ropa de algodón.
En el caso del resto de tejidos, la realidad no mejora ya que miles de sustancias químicas son utilizadas en las diferentes fases y procesos de producción textil, tanto en tejidos naturales como sintéticos. De esta forma, químicos como los etoxilatos de nonilfenol, ftalatos, metales pesados, alquilfenoles, formaldehído Aminas, etc. se convierten en componentes habituales presentes en las prendas de ropa que utilizamos a diario.
La mayoría de estos productos químicos se encuentran dentro de la tintura y procesamiento de los textiles. “Algunas de estas sustancias pueden ser peligrosas, liberarse al entorno a través de la producción, consumo y desecho de los tejidos y tener efectos sobre el medio ambiente y la salud de las personas” explica Sara del Río, portavoz de Greenpeace España, quien concreta que “entre las sustancias químicas peligrosas que se pueden encontrar en la producción textil están algunos metales pesados, los alquilfenoles (usados durante el lavado y teñido), los ftalatos (vinculado al uso del PVC por ejemplo en estampados) o las sustancias perfluoradas (en los tratamientos finales como anti-manchas o impermeabilizante).”
En este sentido, Karen Hausel científica medioambiental, técnico de materiales peligrosos y creadora de Sustainable Daisy especifica además que “tóxicos como el cromo VI (también conocido como cromo hexavalente, reconocido cancerígeno) se utilizan concretamente en el curtido de cuero; el formaldehído, por su parte, se usa para conseguir resistencia a las arrugas, y las aminas, funcionan como compuestos de azo para ayudar a hacer tintes super brillantes y coloridos.”
Consecuencias inevitables para la salud y el medio ambiente
Frente a esta realidad, la primera cuestión de fondo que se plantea es el efecto que el uso continuado de este tipo de químicos tóxicos puede tener sobre la salud de las personas y el entorno. Por el momento, existen medidas como la norma europea REACH cuyo objetivo es regular y limitar la exposición a ciertos químicos considerados muy tóxicos. Así por ejemplo, “se ha conseguido prohibir las importaciones de algunas sustancias químicas como los etoxilatos de nonilfenol, uno de los productos químicos más comunes utilizados en moda para conseguir impermeabilidad en los tejidos” apunta Hausel.
Sin embargo, aún no existe una regulación global estricta sobre el uso de ciertas sustancias químicas tóxicas, lo cual hace que debido a la dinámica de producción en masa, las inmensas cadenas de producción que existen en la industria textil y la falta de regulación en los propios países productores, se sigue perpetuando una situación de control muy limitado sobre cómo se están produciendo realmente las prendas de ropa.
De esta forma, “el uso de sustancias químicas durante la fabricación y su presencia en los productos textiles finales hace que la contaminación química del sector se extienda globalmente puesto que dichas sustancias se continúan liberando durante todo su ciclo de vida, incluso cuando una prenda se convierte en residuo” comenta del Río.
Un ejemplo claro de este problema medioambiental asociado a la industria textil es la liberación continuada de microfibras de origen sintético cuya degradación es muy lenta, como los plásticos que acaban contaminando el entorno y entrando en la cadena alimentaria.“Como los materiales sintéticos normalmente no pueden ser digeridos eficazmente por organismos vivos, permanecen en el ecosistema durante siglos. Este problema lejos de controlarse está aumentando acompañado de la creciente producción textil y del aumento del uso de materiales sintéticos, como el poliéster” argumenta la portavoz de Greenpeace.
Por su parte, “dependiendo de la materia prima y de cómo haya sido tratado el tejido, las sustancias que son usadas en el proceso de producción textil pasan a nuestra piel cuando las vestimos. Algunas consecuencias pueden ser dermatitis por contacto, alergias, cada día más frecuentes, o incluso más graves, en determinados casos, como la sensibilidad química múltiple” explica Àngels Biosca creadora de la plataforma de moda sostenible Slowear Project.
Prevenir el uso de tóxicos
A día de hoy algunas empresas se han comprometido a ir eliminando paulatinamente de su proceso productivo la utilización de ciertas sustancias químicas tóxicas. Por ello, mirar las etiquetas es un acto necesario para conocer la composición de las prendas y obtener así información respecto a su naturaleza y cómo ha sido tratada la materia prima.
“Los tejidos naturales orgánicos sin teñir son los que pueden darnos mayor tranquilidad. En cambio y los colores oscuros o brillantes nos indican el uso de metales pesados. Como consumidores, podemos preguntar a los fabricantes y ser activos buscando información general en blogs o publicaciones sobre moda sostenible que van haciendo pedagogía sobre la sostenibilidad” aconseja Biosca.
Aunque de momento no hay certificaciones específicas que informen exclusivamente sobre los químicos tóxicos contenidos en las prendas de ropa, sí que existen algunos sellos que garantizan la sostenibilidad en ciertos procesos de la cadena de producción como por ejemplo, Blue Sign, Textile Exchange o GOTS, entre otros, siendo la primera la más específica para la regulación de sustancias nocivas.
En este sentido, la campaña Detox de Greenpeace, ha puesto de manifiesto desde hace varios años, la necesidad de un cambio en la forma de producir moda, sobre todo haciendo hincapié en las consecuencias que esos productos tóxicos están teniendo a nivel medioambiental y de salud. “Una revisión del sector que ha evidenciado, sin embargo, que el uso de sustancias químicas es solo una parte del problema y su eliminación será solo una parte de la solución. El principal problema a solucionar es que el ciclo de producción, uso y reutilización de materiales, se cierre y ralentice para reducir la extracción de nuevos recursos naturales, la emisión de gases de efecto invernadero, la contaminación química y la generación de residuos” concluye del Río.
Foto: Lance Lee, Greenpeace Detox Campaign