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Sostenibilidad, salarios dignos y economía circular: Así ha sido la 10 edición de la Copenhague Fashion Summit

Por Marjorie van Elven

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Moda

Acaba de celebrarse en la capital de Dinamarca la décima edición de la Copenhague Fashion Summit, uno de los mayores eventos a nivel global sobre sostenibilidad y moda. Un aniversario que ha inspirado a la mayor parte de los participantes a repasar los logros, y los errores, cometidos durante la última década. Así como invitarles a proponer soluciones que ayuden a impulsar durante la siguiente los cambios necesarios en materia de sostenibilidad.

“Cuando hicimos la primera cumbre hace diez años, pocas figuras líderes de la industria reconocían la importancia de cambiar la manera en la que se fabrica, comercializa y se consume la moda. Afortunadamente la importancia de todo eso es algo que ha cambiado”, señalaba a través de un comunicado Eva Kruse, fundadora y CEO de Global Fashion Agenda, la organización detrás del evento.

No hay duda de que la industria ha recorrido un largo camino en estos últimos 10 años. Vanesa Friedman, Directora de Moda del New York Time, confesaba durante la segunda jornada de esta edición que no sabía realmente a qué se refería el término “moda sostenible” la primera vez que fue invitada al evento. Mike Barry, Director de sostenibilidad de la británica Marks&Spencer, apuntó por su parte que la compañía tardó en unir sus políticas de reciclaje y aprovechamiento a su departamento de moda: “Hace diez años la sostenibilidad tenía que ver sobre todo con los alimentos. Hoy esa visión ha cambiado por completo”. Y según Noel Kinder, Director de Sostenibilidad de Nike, por entonces la firma no concebía ni por un momento llegar a emplear, como hace ahora, poliéster reciclado en la fabricación de sus productos.

La lucha por un salario digno

Ampliando el foco del debate, Anna Gedda, Directora de sostenibilidad del Grupo H&M, declaraba como “hace diez años estábamos hablando del salario mínimo legal. Ahora hablamos de salario digno”. Un hecho en el que coincidía Marissa Pagnani McGowan, Vicepresidenta de responsabilidad corporativa en PVH Corp.

Por suerte la industria no solo se ha vuelto más abierta y permite foros como este en los que sus directivos se lancen a discutir diferentes puntos de vista sobre el sector, sino también más valiente. Permitiéndose impulsar colaboraciones con organizaciones como la Sustainable Apparel Coalition o la Bangladesh Accord on Fire and Building Safety. “No existe un precedente del nivel de cooperación que estamos viendo ahora”, apuntaba McGowan.

La evolución del consumidor de moda

Pero los cambios que está experimentando la industria, si han tenido a un protagonista ese ha sido sin duda a la figura del consumidor. Mucho más involucrado e interesado por el origen y las características de los productos que consume. “Tenemos muchas preguntas de nuestros clientes. Y no solo en los países occidentales, sino en todas partes. Todo el mundo ha comenzado a hacer preguntas sobre cuestiones como la trazabilidad, el bienestar animal y las emisiones de carbono”, señalaba Marie-Claire Daveu, Directora de Sostenibilidad y de Asuntos Institucionales del Grupo Kering. “Ahora las personas dedicadas a los negocios entienden que son cuestiones importantes. Incluso los empleados de nuestras tiendas nos avisan de que son preguntas que siguen surgiendo de manera constante”.

Ante estos cambios tan vertiginosos de los intereses de los consumidores, cabe preguntarse si la industria está evolucionando a un ritmo lo suficientemente rápido. A lo que los más pesimistas responden con un rotundo “No”. Roger Lee, CEO del grupo asiático Tal Group, le daba a los asistentes un baño de realismo al revelar que desconoce si su empresa ha recibido “algún pedido adicional por haber realizado avances en materia de sostenibilidad. Las marcas no preguntan sobre eso. A las marcas no les importa. Para la mayoría es suficiente con marcar unas cuantas casillas”.

La necesidad de unir esfuerzos

Fueron varios de los ponentes los que destacaron la necesidad de que las empresas cuenten con Directores Ejecutivos más comprometidos, y en que sería oportuno que las compañías trabajasen junto a sus competidores con el objetivo de alcanzar objetivos que resultasen beneficiosos para toda la industria. “Sí hay muchas colaboraciones técnicas, pero no hay ni una sola colaboración entre los departamentos de los directores ejecutivos”, señalaba nuevamente Mike Barry, de Marks&Spencer. “Necesitamos para 2020 reunir a todos los Directores Ejecutivos en una habitación, ya que solamente tenemos diez años más”, apostillaba en referencia a los 10 años que faltan para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU en el conocido Acuerdo de París de 2015.

El directivo enfatizaba en que estas cuestiones no solamente atañen a la moralidad de empresas y consumidores, sino que probablemente terminen por empujar a muchos gobiernos a aprobar leyes que castiguen a las empresas que no sean respetuosas con el medio ambiente. “Si no cambiamos, aumentarán los impuestos que tengamos que pagar. El coste financiero para todos nosotros será enorme”. Y no solo en materia económica, ya que el adoptar prácticas sostenibles también resulta un buen medio para atraer y retener el talento. “Para mantener a las personas motivadas y felices en sus puestos de trabajo, deben sentir que trabajan para una buena compañía”, añadía McGowan, de PVH.

Mientras que Gedda, de H&M, alertaba de la necesidad de convertir la sostenibilidad en un medio para competir entre empresas. “La sostenibilidad debe ser un área no competitiva. Debemos colaborar en materias de sostenibilidad, no crear un nuevo foco de competencia”.

Sin embargo, incluso cuando empresas competidoras están dispuestas a unir esfuerzo, la falta de información sobre sus cadenas de suministros pueden obstaculizarlos. “Todos dicen que son los CEO quienes necesitan cambiar, pero lo que ocurre es que creo que no tienen los suficientes datos para poder hacerlo. No existe ese conjunto de información y de datos que puedan coger y entender”, se lamentaba nuevamente Lee, de Tal Group.

En este sentido Google Cloud, el sistema de almacenamiento virtual de la compañía estadounidense, ha decidido ofrecer sus servicios para ayudar a la industria de la moda a unir esfuerzos. Con ese motivo ultima el lanzamiento de una herramienta destinada a la recolección y el análisis de datos sobre el impacto generado en la fabricación de materias primas como el algodón o la viscosa. El proyecto, al que ya se ha sumado la diseñadora Stella McCartney, aún se encuentra en sus primeras fases de desarrollo, y depende de que las compañías compartan de manera voluntaria datos sobre sus procesos de producción y de su cadena de suministros.

Que los CEO sean capaces de compartir estos datos, es algo que también se encargó de destacar Jason Kibby, CEO de Higg Co. “En los últimos 10 años hemos aprendido el valor de la colaboración, y que es una medida que funciona. Pero también hemos aprendido que no es suficiente. Podríamos conformarnos con estas medidas, pero el análisis de datos no es un medio en sí mismo. Necesitamos establecer metas”.

Nuevos objetivos de sostenibilidad: la llegada de la economía circular

Sobre nuevas metas en materia de sostenibilidad hablaron precisamente algunas de las principales compañías de la moda a nivel global. Que aprovecharon su participación en esta décima edición de la Copenhague Fashion Summit para darlas a conocer.

- Nike anunció la creación de un Manual de Diseño Circular que facilite a los diseñadores y creativos de la industria un lenguaje común sobre economía circular.

- Kering se comprometió a contratar modelos mayores de 18 años.

- PVH Corp anunció un conjunto de nuevos objetivos en materia de responsabilidad corporativa.

- Las organizaciones Eurotex (European Apparel and Textile Confederation), FESI (Federation of the European Sporting Goods Industry), GFA (Global Fashion Agenda), FAI (International Apparel Federation) y SAC (Sustainable Apparel Coalition), lanzaron un manifiesto instando a los políticos de la Unión Europea a impulsar la creación de una moda basada en un sistema de economía circular.

¿Observas que la mayor parte de las propuestas hablan de “economía circular” en lugar de “sostenibilidad”? Eso es debido a uno de los grandes logros de esta edición. Y es que las empresas de moda finalmente se están concienciando de que deben responsabilizarse de lo que sucede con las prendas de ropa una vez que los consumidores deciden dejar de usarlas. “La circularidad era un concepto extraño hace algunos años. Ahora está aceptado. Se trata de lo que sucede de puertas hacia dentro de la industria”, declaraba McGowan, de PVH Corp.

“La circularidad no era algo que estuviera presente en nuestros planes hace cinco años, y su imposición resulta una victoria realmente importante” decía Gedda, de H&M. “Trata sobre todo de un cambio de mentalidad. Se necesitan empresas que puedan llevar a cabo toda esa cantidad de nuevos procesos y sistemas, que permitan poder afrontar estas nuevas medidas e impulsar un sistema completamente diferente. Y eso necesita tiempo”.

Tabués

Aunque la décima edición de la Copenhague Fashion Summit estuvo dominada por esa necesidad de urgencia por alcanzar los objetivos de la Cumbre de París, y por la aparente sinceridad de los debates, algunos temas permanecen sin respuesta por parte de los directivos de las grandes compañías.

Eso precisamente es lo que ocurrió cuando un miembro del público preguntó sobre cómo las empresas esperan poder equilibrar las expectativas de crecimiento de sus accionistas con las nuevas medidas en materia de sostenibilidad. Cuestión que 3 de los 4 ejecutivos presentes (Kering, PVH y H&M) se negaron a responder.

Una charla posterior sobre reducción del consumo y la redefinición del concepto de crecimiento, no contó con ningún representante de una empresa de moda. Y su plantel únicamente estuvo formado por un activista en materia de sostenibilidad, una modelo y dos periodistas.

La encargada de cerrar el evento fue la diseñadora británica Katherine Hamnett, que no dudó en criticar el exceso de autocomplacencia que se vislumbra tras la organización de eventos y cumbres como esta de Copenhague. “Ni siquiera deberíamos habernos reunido aquí en Copenhague, cuando podríamos haberlo hecho digitalmente. Todos deberíamos avergonzarnos de nuestra huella de carbono”.

Artículo escrito para FashionUnited por Marjorie van Elven. Editado y traducido por Jaime Martínez.

Photo Credits: Cortesía de The Copenhagen Fashion Summit.

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