Slimane se acerca más al ADN de Celine en su segunda colección
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Después de su polémico estreno con Celine, Hedi Slimane presentó este viernes en París una segunda colección para la mujer más cercana al ADN de la firma francesa, con una clara apuesta por una línea sobria y elegante inspirada en los años 1970.
La lluvia de críticas a la primera colección presentada en septiembre pasado arreció tan fuerte, que el diseñador francés, de 50 años, pareció tomar nota seriamente.
La leyenda de la moda de los años 2000, que regresó entonces a las pasarelas dos años después de su salida de Yves Saint Laurent, fue acusado por muchos fans de Celine y buena parte de la crítica de traicionar el legado de su predecesora, la británica Phoebe Philo.
Philo había pegado la etiqueta de "chic-deportivo" a la marca Celine y los detractores de Slimane no le perdonaron que en la era del #MeToo, reinstaurara las siluetas filiformes con aires de adolescentes festejando en una discoteca.
Designado pese a todo por la revista Vanity Fair como el francés "más influyente del mundo", Slimane se inspiró esta vez en los años 1970 reintroduciendo los pantalones culotte que se combinan con blusas con lazada o jerseys de cuello alto.
El negro deja de tener el protagonismo que tuvo en el desfile de septiembre al que había acudido hasta el propio Karl Lagerfeld, fallecido el 19 de febrero. Grises, marrones, ocres... Slimane se mantiene fiel a los colores del otoño-invierno, huyendo de las estridencias.
Loewe y el primer selfi
La quinta jornada de la Semana de la Moda de París también tuvo otros protagonistas, como la firma española Loewe y Balmain.
¿Qué imagen queremos proyectar de nosotros mismos? El diseñador norirlandés Jonathan Anderson exploró esa idea al presentar su última propuesta para Loewe. Le inspiró Robert Cornelius, el fotógrafo estadounidense que en 1839 tomó el primer selfi conocido de la historia.
Y volvió a demostrar por qué sus fans le siguen incondicionalmente: su estilo chic y refinado permite a la vez a la mujer sentirse cómoda con lo que lleva.
"En esta ocasión quise evitar inspirarme en lo que normalmente pienso" y una de las novedades fue darse cuenta de que "el blanco y el negro sigue siendo moderno", dijo a la prensa el diseñador después del desfile en la sede de la Unesco.
Así, un vestido trapecio de cuero negro culmina con un bajo de lana blanco, y un pantalón fluido negro se complementa con una camisa de organza blanca y una capa con pliegues también de color nieve.
Salta a la vista una intención de ensalzar la silueta, con pinzas que ciñen la cintura, mientras las superposiciones, tan a la moda en las últimas temporadas, se vuelven escasas.
Los sombreros tienen un cierto aire de monteras, aunque son de cuero y con tres alas (o aletas, según como se mire).
Pese a que Loewe está en las antípodas del estilo fiestero, para el próximo otoño-invierno la firma propiedad de LVMH incluye elementos divertidos como una falda de flecos plateados y coloridas boas de plumas que se combinan con grandes pompones de lana.
Las rosas de cuero y las púas de Balmain
Balmain, firma que en cambio tiene la mirada puesta en un público más proclive a festejar hasta altas horas de la noche, presentó una colección con un predominio del negro iluminado por la pedrería plateada.
"No homenajeamos lo suficiente a las alborotadoras femeninas", dijo su director artístico, Olivier Rousteing, en una nota difundida antes del desfile. "Pero ahora quiero celebrar un tipo diferente de estilo rebelde, que adoptan un creciente número de jóvenes mujeres hoy en día: aquellas que piden el control".
Así, la mujer Balmain se arma con chaquetas y zapatos con púas metálicas y aunque luce rosas, estas son de cuero y negras. (AFP)
Fotos: Celine AW19, Catwalkpictures