Iris Apfel, estrella nonagenaria de la publicidad y la moda

Solicitada por los publicistas, omnipresente en primera fila en los desfiles, a los 94 años, con sus anteojos XXL y sus alhajas multicolores, la neoyorquina Iris Apfel causa sensación en la semana de la moda parisina.

Estrella de una exposición en la tienda de departamentos parisina Au Bon Marché o de una publicidad para Citroen, la excéntrica decoradora de interiores fue vista en primera fila en los desfiles Dries Van Noten, Rick Owens o Dior. "Un día me dijeron: no eres linda y nunca lo serás. Pero no importa. Tienes algo mucho más importante, que es el estilo", cuenta esta mujer de mirada brillante. Nacida en 1921 el seno de una familia judía que tenía una tienda en el barrio popular de Astoria (Queens), estudió historia del arte en la Universidad de Nueva York.

Como decoradora, participó en trabajos de renovación de la Casa Blanca para nueve presidentes de Estados Unidos, de Truman a Clinton. Ella se apoda a sí misma la "estrella geriátrica" y la revista especializada de moda WWD le dedica la primera plana. Además de los desfiles en París visitó la exposición dedicada a la condesa Greffulhe en el museo de la moda. "Es un ídolo y una fuente de inspiración infinita para mí", comentó Dries Van Noten. El diseñador belga fue además muy efusivo al decirle que estaba pensando en ella cuando creó su última colección. "Quisiera que todo el mundo pueda vivir como ella con gracia y estilo. Se pone la ropa más increíble y jamás dos veces lo mismo".

No temer a las cifras

Esta figura del mundillo neoyorquino de la moda fue objeto en 2014 de un documental realizado por Albert Maysles, "Iris". En 2015 perdió a su marido, Carl, un industrial un industrial textil fallecido a los 100 años tras 67 de vida en común.

Adepta a las siluetas coloridas y excéntricas, Iris Apfel exhortó a las mujeres a "alejarse del uniforme de calzas o jeans negros con pulóver, botines y saco de cuero". Hay que "osar ser distintas", dice. "Sean ustedes mismas, asuman su individualidad". "Si se ponen algo que no funciona, no se preocupen, la policía del estilo no las va a detener", bromea. Desde hace décadas, esta fashionista acumuló una colección de ropa de los mejores diseñadores del siglo XX en su apartamento de dos pisos sobre Park Avenue.

En 2005, el Met de Nueva York dedicó una retrospectiva a su guardarropa. Apfel admite que le gusta comprarse alhajas tanto en una tienda de baratijas de Harlem como en Tiffany's. La llave del éxito para ser feliz en la vida, dice, es nunca dejar de trabajar. "Es lo que yo hice", explica en una recepción en su honor en la embajada de Estados Unidos. "Hay que probar sin cesar cosas nuevas, y no dejarse asustar por la edad ni por las cifras". (AFP)