En tiempos oscuros, diseñador franco-chileno Octavio Pizarro se pasa al color
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"Con todos los problemas que vivimos hoy, hay que dar alegría al mundo". El diseñador franco-chileno Octavio Pizarro presentó en París su colección más optimista, volcándose en los colores.
Instalado desde hace más de dos décadas en la capital francesa, ciudad que el año pasado lo distinguió con el Gran Premio de Creación, Pizarro lleva impresa en los labios una sonrisa de satisfacción. "Nos va muy bien", asegura el diseñador en un lujoso hotel próximo a la avenida de los Campos Elíseos, donde expone su colección primavera-verano en el marco de la Semana de la Moda.
Sus puntos de venta se encuentran actualmente en París, Beirut, Los Ángeles, Riad, Santo Domingo y Santiago, a la vez que la marca se abre paso en la alfombra roja de los festivales, como en el último de cine estadounidense de Deauville (norte de Francia), en el que la actriz chilena Leonor Varela lució varias de sus creaciones.
Seis años después de lanzar su primera colección prêt-à-porter, Pizarro admite que sintió la necesidad de experimentar y de empezar a romper con costumbres, como el uso casi exclusivo del color negro. "Un diseñador tiene que tener un estilo, pero debe evolucionar. Es muy fácil quedarse estancado en algo que tuvo éxito y con lo que te sientes cómodo", dijo el creador, que empezó trabajando en París para las firmas Jacques Fath y Guy Laroche y dio sus primeros pasos por su cuenta con una línea de complementos.
Pero su inmersión en los colores también vino por un cambio personal. "Me sentía más animado. Y con todos los problemas que vivimos hoy, es necesario vestirnos para dar alegría al mundo y estar mejor con nosotros mismos", asegura.
La mujer Pizarro ya existe
Tras haber buscado esencialmente su inspiración en sus raíces latinoamericanas, Pizarro, un apasionado de las formas geométricas y del "art déco", exploró para esta colección el vestuario masculino de tenis.
Con reminiscencias de los años 1960 y del equipamiento en la cancha, confeccionó chaquetas blancas y chalecos alargados con bordados en plexiglás. Presentó también camisas sedosas naranjas y atrevidos vestidos amarillo limón, evocadores del colorido universo de Niki de Saint Phalle, así como faldas con motivos inspirados en la arquitectura.
"Nunca recurro a las flores, prefiero los estampados más abstractos. Aunque como estoy cambiando (hacia una mayor alegría), a lo mejor un día me pongo con los motivos florales", dice, bromeando. Otra característica de este vestuario -que no olvida por completo el negro, el cuero y el estilo de tendencia "rock"- es la confección manual, como por ejemplo, una espalda de macramé en un vestido sedoso.
"Siempre trato de que haya un toque artesanal. Me encanta porque es la mano del hombre, que nunca va a ser perfecta. Aporta humanidad" a las prendas. El diseñador asegura que sus clientas responden a un tipo de personalidad: "la mujer Pizarro ya existe. No tiene edad, puede tener 80 o 20 años, pero es fuerte de carácter, segura de sí misma". (AFP)
Fotos: Octavio Pizarro Facebook