En Cannes, cine y moda van de la mano
cargando...
París – Desde sus inicios, el Festival de Cannes va unido al mundo de la moda, con las estrellas vestidas exclusivamente por marcas que compiten duramente entre bambalinas para poder colocar el máximo de vestidos en la alfombra roja.
Junto a los gigantes del glamour como Chanel y Dior, un outsider, la casa parisina AMI, juega su propia carta. Su fundador, Alexandre Mattiussi, uno de los creadores más destacados del sector, tiene previsto pasar una semana en la Croisette para encerrarse “en una sala de cine y ver películas”, como explica sonriendo a AFP. Su marca, que coproduce largometrajes, otorgará un nuevo premio a la joven creación, el Gran Premio AMI Paris, en la Semana de la Crítica.
Menos expuesta que la selección oficial, esta sección paralela, cuyas estrellas no tienen el honor de posar en la alfombra roja, no deja de ser un semillero de talentos donde se han revelado Jacques Audiard, Julia Ducournau y Wong Kar Wai.
“Vamos humildemente, al servicio del cine y de los actores, para acompañar a los artistas”, asegura Mattiussi, director creativo de su marca.
“Espectáculo”
La colaboración es bienvenida para un mundo del cine siempre en busca de financiación. La otra gran sección paralela del festival, la Quincena de Cineastas, ha firmado con la marca francesa de autos Alpine, que exhibirá sus coches deportivos en la Croisette a cambio de un apoyo financiero.
Pero la alianza con el mundo de la moda no se acaba ahí. Moda y cine, “de alguna manera, es un poco el mismo oficio. También cuento historias a través de la ropa. En un desfile hay un contexto, una música y esta idea del espectáculo, es también un proceso de narración”, resume el creador de AMI, cuya maison coprodujo las últimas películas de Bertrand Bonello (“La Bête”, con Léa Seydoux, en 2023) o de Robin Campillo (“Enzo”, que inaugura la Quincena de los Cineastas este año).
Pero “no quiero considerarme como un productor de cine. Sería pretencioso (y) no intervengo ni en los guiones ni en lo artístico”, prosigue quien colaboró en el vestuario de “La Bête”, al igual que Jonathan Anderson, nuevo director artístico de las colecciones Dior Homme y ex de Loewe, para “Queer” de Luca Guadagnino.
Durante años, los desfiles de este último también han sido punto de encuentro de las estrellas del séptimo arte, de Timothée Chalamet a Tilda Swinton.
Ofensiva
De manera general, las ambiciones de las marcas de moda en el cine son voraces, como lo demuestra también la ofensiva de Saint Laurent Productions, una filial de la casa francesa completamente dedicada al séptimo arte. Gestionada por el actual director artístico Anthony Vaccarello, aspira a participar en la producción de dos o tres películas al año.
Sin embargo, este año debería ser más discreta que el pasado, cuando coprodujo las cintas de Paolo Sorrentino (“Parthenope”) y David Cronenberg (“Los Lienzos”), pero sobre todo el musical de Jacques Audiard (“Emilia Pérez”).
En términos más amplios, las multinacionales del lujo y la moda son socios imprescindibles de los festivales internacionales, cuyas alfombras rojas y galas son vitrinas para mostrar sus productos.
Cannes, el más grande y prestigioso, no es la excepción. El imperio Kering (Gucci, Saint Laurent, Balenciaga...) otorga desde hace diez años el premio Women in Motion, que distingue a personalidades que “hacen evolucionar el lugar de las mujeres en el cine y en la sociedad”. Este año será Nicole Kidman quien recibirá la distinción.
L’Oréal, socio del festival desde hace 28 años y maquillador oficial, tampoco se queda atrás y también ha creado un premio para apoyar “a las mujeres que hacen cine”. Es la ocasión de hacer posar ante su logo a un sinfín de celebridades, desde Eva Longoria hasta Helen Mirren, pasando por Andie MacDowell, Viola Davis o Aishwarya Rai.