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A pesar de los obstáculos, la primera tienda de ropa online de Cuba continúa creciendo

Por Justine Browning

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Moda

En 2015 se anunció que se iban a levantar algunas de las sanciones impuestas a Cuba por los Estados Unidos. Desde entonces, la influencia del país, que antes estaba limitada, ha podido traspasar sus fronteras.

Una cultura que aparentemente no se ha visto dominada por Occidente y que parece estar congelada en el tiempo: la fuerte influencia de los años 50 permanece inquebrantable. Esto se extiende al estilo de la región. Gran parte de los habitantes de la nación insular visten con atuendos vintage, creando estilos únicos a partir de ropa y accesorios de segunda mano. Algunos logran encontrar prendas procedentes del extranjero y las combinan con sus propias creaciones.

El limitado acceso a los medios de comunicación internacionales, garantiza que las tendencias mundiales rara vez lleguen a las principales ciudades de Cuba, ni siquiera a una ciudad mundial como lo es La Habana. Las elecciones para ropa de los cubanos son en gran medida una forma de libre expresión en lugar de un medio de conexión con lo que es popular.

La pequeña tienda en La Habana Vieja

Una marca local ha logrado compartir el sentido individualista de la moda del país caribeño con el resto del mundo.

Clandestina empezó a exportar productos internacionalmente en 2015. Siendo tan solo una sencilla tienda de La Habana Vieja, la empresa fue la primera de su categoría en expandirse a una tienda online. El sitio de comercio electrónico, que ofrece camisetas diseñadas osadamente con lemas como «En realidad estoy en La Habana», realiza envíos a lugares mucho más allá de las fronteras fuertemente selladas de Cuba.

La empresa, de la que han hablado en Vogue y Racked, fue fundada por la cubana Idania del Río y la española Leire Fernández. Las mujeres son parte de una creciente ola de jóvenes empresarios deseosos de crear marcas en un lugar que veta a las empresas capitalistas. Estas empresas son indicativo de un cambio inminente en el rígido sistema del país comunista, que sigue estando fuertemente moldeado por la Unión Soviética.

Clandestina ha sido capaz de ir más allá de los límites de tales restricciones, debido a las alteraciones del embargo realizadas por el Presidente Barack Obama, que permiten la exportación de productos creativos.

"Con las medidas adoptadas por Obama, se abrió una oportunidad a los artistas cubanos para vender sus servicios", cuenta Fernández a FashionUnited por correo electrónico. "Eso significa que una empresa americana puede contratar el diseño de un artista cubano. Eso es básicamente lo que hacemos: Clandestina USA contrata los servicios de diseño de (la diseñadora y artista gráfica cubana) Idania del Río y así nosotros podemos producirlos en los Estados Unidos y venderlos en nuestra tienda online."

Más allá de las fronteras

Las restricciones sobre el uso y la disponibilidad de internet han sido uno de los principales obstáculos que han tenido que superar. Los parques con wifi son comunes pero son bastante caros y la conexión es a menudo muy irregular.

"Cuando lanzamos la tienda online en octubre del año pasado, lo hicimos todo desde los parques o zonas wifi como se denominan aquí en Cuba", dice Fernández. "A principios de este año, casi milagrosamente, el parque que está en la esquina de la tienda fue elegido para crear una zona wifi y desde Clandestina nos llega la señal. A partir de entonces, estamos trabajando desde nuestra oficina en el estudio de La Habana Vieja. Los precios son todavía muy altos (1 dólar por hora) y la conexión no es la mejor, pero nos las arreglamos para hacerlo lo mejor que podemos".

Aunque la tienda ha tenido repercusión fuera de Cuba, Fernández ha visto un cambio en quienes compran. Donde antes atendían solo a turistas, hoy hay un flujo constante de residentes que frecuentan la tienda.

"Cuando abrimos Clandestina en febrero de 2015 estábamos muy centrados en los souvenirs", recuerda Fernández. "Por ese motivo, la mayoría de nuestros clientes (el 90 por ciento) eran extranjeros, turistas que visitaban La Habana. Según hemos crecido, hemos desarrollado nuevos productos y estrategias para el mercado local, que han incrementado la presencia de clientes cubanos. En este momento estamos a casi un 50 por ciento de clientes locales y un 50 por ciento extranjeros".

Mientras la tienda online tiene un colectivo leal de seguidores residentes en los Estados Unidos que desean realizar una compra novedosa, los europeos también disfrutan de sus artículos.

"En la tienda online nuestros principales clientes son de los Estados Unidos, con más del 60 por ciento, el resto provienen de Inglaterra y otros países europeos", comparte Fernández.

Cuando se trata de artículos disponibles en la tienda, Fernández y su equipo crean ropa como hacen la mayoría de los cubanos.

"En la tienda de La Habana Vieja trabajamos con materias primas procedentes del mercado local: ropa reciclada, sacos de arroz y azúcar, y muchas otras cosas con las que hacemos nuestros productos", dice Fernández.

Sin embargo, este método resulta difícil cuando se trata de satisfacer los pedidos online. "La producción es un tema muy complicado para nosotros. Especialmente cuando hablamos de ejecución, envío y, sobre todo, inventario. Una tienda tan pequeña como la nuestra no puede permitirse el lujo de disponer de un inventario grande de camisetas, y es por eso que constantemente se nos agotan los productos hasta que podemos producir de nuevo".

Pero su pasión por mantener la producción en marcha es inquebrantable. Fernández añade: "Seguimos adelante a pesar de todas estas dificultades".

Photos: Clandestina

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