Sylvette Lepers: "La Redoute ofrece ropa de diseño a precios accesibles para un público amplio"

La próxima colaboración de La Redoute con jóvenes diseñadores se lanzará el próximo 4 de diciembre de la mano de Jeremy Currat (ex Louis Vuitton). En conversación con FashionUnited, Sylvette Lepers, responsable de las colaboraciones con diseñadores y de proyectos especiales para La Redoute, propiedad del grupo Galeries Lafayette, explica de qué se trata su trabajo.

¿Cómo es su tarea dentro de La Redoute?

Mi función es ofrecer colecciones únicas y exclusivas de jóvenes talentos, marcas, personalidades o marcas más consolidadas de moda y diseño. Los acompaño desde el proceso creativo hasta la campaña fotográfica.

¿Cómo selecciona a los diseñadores potenciales?

Es una cuestión de encuentros. Me gustan las marcas que tienen una identidad propia. Quiero sentirme cautivada por el creador o la creadora, por su universo y lo que les motiva.

Entonces, ¿es una elección personal y sensible, y no está motivada por el rendimiento económico?

No está mal que haya una cuestión comercial, pero el objetivo principal es apoyar la creación. En nuestro ADN está la voluntad de ser un impulsor de talentos y ofrecer al público piezas de diseñadores a precios accesibles. Sabemos muy bien que cuando lanzamos a un joven diseñador no buscamos el mismo éxito comercial que con una marca ya establecida. Se trata de encontrar el equilibrio adecuado entre el éxito comercial y el éxito relativo, que siempre reside en abrir una ventana de expresión para la creación.

¿Algunos diseñadores rechazan asociarse con una plataforma popular por miedo a desvalorizar su imagen de marca?

Tenemos la suerte de haber iniciado las colaboraciones con diseñadores en 1969, con Emmanuelle Khanh, lo que nos otorga cierta legitimidad. Ella formaba parte de esos jóvenes que querían democratizar la alta costura y convertirla en prêt-à-porter. Desde entonces, nunca hemos dejado de realizar estas colaboraciones, a razón de dos por año.

En los años 90, todos los grandes nombres nos honraron con colecciones exclusivas: Yves Saint Laurent, Azzedine Alaïa, Sonia Rykiel, Karl Lagerfeld. En los años 2000, nos orientamos hacia la joven creación: Isabel Marant, Vanessa Bruno, Koché, Maison Château Rouge, entre otros.

Observo el mundo de la creación desde 2011, cuando dirigía el departamento de prensa. Para mi primera colaboración, propuse a Simon Porte Jacquemus y en 2013, invité a Anthony Vaccarello, cuando aún no estaba en Saint Laurent.

No recibo negativas, ya que La Redoute es conocida por hacer las cosas bien. Soy responsable de la imagen de La Redoute, pero también de la del creador durante el tiempo que dura la colaboración. Una imagen se construye lentamente y se destruye muy rápidamente. Para mí, se trata de una cuestión de confianza y respeto mutuo.

¿Cómo se establece el vínculo entre La Redoute y los diseñadores?

Siempre de una manera muy natural. A veces los creadores se acercan a mí, y otras veces soy yo quien los contacta. Por eso siempre estoy atenta. Soy curiosa por naturaleza, me interesan todas las formas creativas. Tengo la suerte de formar parte de varios jurados en numerosas escuelas de moda, incluida La HEAD en Ginebra, que es una escuela magnífica.

¿Qué tipo de consumidoras compran estas colaboraciones?

Son clientas que disfrutan descubriendo nuevas marcas y buscan un estilo de diseñador a un precio ## razonable. Son muchas y muy diversas. Tengo la suerte de contar con consumidoras habituales que siempre compran una o dos piezas en cada colaboración.

¿Qué les diferencia de las colaboraciones realizadas por H&M o Zara?

No nos gusta hablar de los demás, pero diría que La Redoute se distingue por su compromiso en revelar jóvenes talentos. Lo hace con sus propios valores y dentro de sus posibilidades. Aclaro que lo que no podemos hacer, por ejemplo, es usar pieles, por una cuestión ética. Pero, fuera de eso, les dejo mucha libertad. Quiero que las colecciones reflejen su esencia, aunque, claro, no puedo permitir pantalones con tres piernas; al fin y al cabo, debemos vender. Esa es mi única limitación.

Una buena colaboración se basa en la transparencia y el respeto de ambas partes.

¿Cómo se producen las prendas?

Una vez que acordamos las dos o tres siluetas, es decir, alrededor de una decena de prendas, el diseñador visita Roubaix, donde seleccionamos juntos los materiales proporcionados por nuestros proveedores. En La Redoute, tenemos la suerte de contar con modelistas, y una de ellas me acompaña en todos los proyectos de este tipo. La confección de los modelos se realiza en talleres ubicados en Europa, con hermosos tejidos italianos, por ejemplo, y también en Francia.

Contamos con una red de proveedores que se adapta a nuestras cantidades de producción. Antes hacíamos pedidos iniciales, reabastecimientos, y a veces terminábamos con excedentes. Ahora somos cada vez más conscientes del problema de los stocks muertos. Aunque La Redoute nunca ha destruido sus sobrantes, siempre los ha donado a asociaciones.

Trabajamos cada vez más con pequeñas cantidades. Para un joven diseñador, esto significa unos pocos cientos de piezas o menos, es decir, colecciones más limitadas y sin reabastecimiento. Las clientas compran cuando la cápsula se lanza y luego pasan a otra cosa. Son piezas deseables que la gente quiere adquirir en cuanto salen a la venta.

La Redoute es una empresa con una fuerte presencia internacional y forma parte del grupo Galeries Lafayette. Vendemos tanto en Francia como en el extranjero, así como en las Galeries Lafayette (en el espacio dedicado a diseñadores). Los creadores valoran asociarse con un grupo de renombre que tiene experiencia. Hoy en día, quieren que sus piezas se lleven y se vean en la calle.

¿Cómo son los precios de las colaboraciones La Redoute X jóvenes diseñadores?

Un abrigo se vende por unos 180 euros, un pantalón por 80 euros y una blusa por 70 euros. Estos precios no tienen nada que ver con los que se manejan en las casas de moda. Por ejemplo, en nuestra colaboración con Courrèges, el famoso vestido que cuesta 1.500 euros en sus boutiques lo ofrecimos por 99 euros. Cuando las personas del taller de la maison vieron la colección, nos preguntaron: "¿Cómo lo hicieron?"

¿Cree que los precios son un obstáculo para el éxito de las colecciones de diseñadores?

Estas colecciones exclusivas les ofrecen visibilidad, les permiten llegar a un público más amplio, recibir una remuneración y beneficiarse de las ventas. No está mal decir que algunos diseñadores no son conocidos en absoluto.

En sus colecciones personales, vemos que los precios elevados dificultan las cosas para todos. Hay un desafío en lograr reducirlos. La realidad económica impide que podamos vender un abrigo por 1.500 euros. Esto es aún más complicado cuando se producen pocas piezas, como suele suceder, y más si desean que sea made in France o que implique un “saber hacer” particular (como el plisado soleil). Sin embargo, hay cosas muy bien hechas que no son made in France. De ahí la importancia de que los jóvenes diseñadores estén bien rodeados y apoyados por estructuras que puedan respaldarlos, ya que a menudo se sienten muy solos.

¿Cree que los jóvenes diseñadores podrían ofrecer precios más económicos si se organizaran?

La unión hace la fuerza. Aunque cuentan con el apoyo de estructuras como la Federación del Prêt-à-Porter o la Federación de la Alta Costura y la Moda, si colaboraran entre ellos en lugar de trabajar de forma aislada, podrían sumar fuerzas. Hay mucho por hacer en este sentido.

Sería interesante que existieran pequeñas estructuras de fabricación que optimicen sus costos: compras de materias primas, unidades de producción que absorban sus volúmenes. Quizás ya existan. Si es así, es importante darlo a conocer.