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¿Se pasarán las marcas de lencería a la segunda mano?

Por Julia Garel

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Imagen por cortesía de Chantelle.

Aunque a algunas personas todavía les echa para atrás pensar en comprar ropa interior de segunda mano, el mundo de la lencería se interesa cada vez más por el mercado de segunda mano y es posible que consiga convencer a los más reacios.

El 3 de junio, Etam inauguró un rincón destinado a la segunda mano en una de sus tiendas francesas. En las perchas había sujetadores de segunda mano que los clientes habían entregado previamente en la tienda a cambio de un ticket de descuento del 10 por ciento. Esta se trata de una iniciativa importante para el sector de la moda, ya que si bien el mercado de la segunda mano se ha democratizado mucho en los últimos años en lo que respecta a la ropa, el sector de la lencería de segunda mano se limitaba esencialmente a algún reciclaje.

La segunda mano, un mercado en auge

Hoy en día, prácticamente todo el mundo ha comprado alguna vez algún artículo de segunda mano, una práctica que empieza a ser casi tan común como la compra de un coche de segunda mano. Pero esto no ha hecho más que comenzar. Según un informe de 2022 de ThredUP, se espera que el mercado de la ropa de segunda mano crezca tres veces más rápido que el mercado mundial de la ropa en su conjunto.

Este aumento no se percibía hace unos años, cuando la ropa de segunda mano tenía una imagen muy diferente. Al igual que ocurre con la lencería de segunda mano hoy en día, muchos tenían reparos a la hora de comprar ropa ya usada y algunos consideraban que era un recurso para quien no podía permitirse comprar ropa de primera mano. Pero el cambio climático y el despertar de la conciencia ecológica han acabado por alzar al canal de reventa como una forma más responsable de consumir moda.

Mercados como Vestiaire Collective o Vinted también han contribuido en gran medida a democratizar el mercado. Y desde 2020, hemos visto una aceleración en la entrada de marcas de moda en este segmento. Sandro, Bocage, Ami Paris e incluso H&M han creado un espacio específico en su web o en los departamentos de sus tiendas. Se trata de un impulso definitivo que bien podría popularizarse también en el sector de la lencería.

La lencería de segunda mano existe desde hace tiempo

La venta de lencería de segunda mano existe desde hace mucho tiempo, pero su porcentaje sigue siendo pequeño en comparación con otras categorías de segunda mano. En Vestiaire Collective, por ejemplo, la cuota de este segmento en las ventas de la plataforma es pequeña: representa de media el 1 por ciento del total de artículos vendidos y el 2 por ciento de la ropa de mujer vendida (cifras facilitadas a FashionUnited por Vestiaire Collective a principios de junio). En 2022, las marcas líderes de este segmento en la plataforma pertenecen, en su mayoría, a la categoría de lujo: La Perla (997 artículos vendidos), Gucci (568 AV), Agent Provocateur (450 AV), Dior (229 artículos AV).

Sin embargo, la plataforma, que cuenta con un amplio catálogo de 5 millones de artículos de moda, ha registrado últimamente un aumento en el número de artículos vendidos en la categoría de lencería: un 16 por ciento más que en los últimos seis meses. El volumen de ventas brutas del segmento también ha aumentado un 36 por ciento en los últimos seis meses, crecimiento que está en consonancia con el incremento del mercado global de la moda de segunda mano.

¿Qué opinan las marcas?

"Es algo que estamos estudiando", confiesa Renaud Cambuzat, director creativo global de la marca de lencería Chantelle, cuando se le pregunta si el grupo está considerando el mercado de segunda mano. "El tema de la segunda mano es un tema nada fácil de descifrar para la lencería y demás productos íntimos. Tenemos que encontrar el modelo adecuado para ofrecer algo que realmente tenga sentido".

De hecho, la compra de ropa interior de segunda mano no es muy atractiva para muchas personas, principalmente por cuestiones de higiene. Pero no olvidemos que el sector de la lencería no sólo incluye bragas y calzoncillos, sino también camisones, sujetadores, medias, etc. Son muchos los elementos para los que se podrían levantar ciertos frenos.

Según Cécile Vivier, directora de marketing y comunicación del Salón Internacional de la Lencería, hay que hacer un "acompañamiento importante", porque "el cliente puede necesitar un poco más de explicación". La venta de lencería debe incluir más educación que para otras prendas del armario. El reto consiste en tranquilizar al cliente explicándole, por ejemplo, los pasos de la limpieza. No es casualidad que el nuevo rincón de sujetadores de segunda mano de Etam tenga una decoración que incluye lavadoras.

La marca también ha trabajado en este aspecto educativo por adelantado. Al preguntarle por correo electrónico, Etam afirma: "Hemos recibido muy buenos comentarios de nuestros clientes, que están cada vez más interesados en la circularidad de los productos que compran. Por un lado, gracias al equipo de ventas que se sensibilizó con el proyecto (visita de la cadena de transformación, desde la Esat hasta el almacén y presentación holística del proyecto) permitiendo una explicación clara en tienda, por otro lado gracias al llamativo trabajo de merchandising.

Imagen por cortesía de Ysé Paris.

El mercado de los trajes de baño, matriz del de la lencería, ya presenta propuestas al respecto. La marca francesa Ysé Paris (10 millones de euros de facturación en 2021), por ejemplo, ha puesto a la venta trajes de baño de segunda mano en una tienda pop-up abierta desde el 15 de mayo hasta finales de julio.

"Este año hemos hecho nuestra primera iniciativa circular dando una segunda vida a los trajes de baño", dice Clara Blocman-Petit, la fundadora. El proyecto se ha desarrollado en dos líneas: la solidaridad y el upcycling. Los artículos que traen los clientes a las tiendas son recogidos por la asociación Hawa au féminin, que ayuda a la reinserción de las mujeres alejadas del mercado laboral en Francia. Se realiza una clasificación, lavado y empaquetado del artículo, que se reetiqueta, "como si fuera nuevo", insiste Clara. A continuación, el artículo se borda a mano en las partes dañadas. Según la fundadora: "Esto nos permitirá tener un trabajo creativo que tenga sentido para estas mujeres que estaban alejadas del mercado laboral y las piezas son a veces más deseables que la primera versión. Son piezas únicas.

La marca ya está pensando en dar continuidad al proyecto. Con siete puntos de venta, Ysé París aún realiza el 65 por ciento de su facturación por Internet, por lo que la idea sería digitalizar el proceso de los trajes de baño de segunda mano. Pero, sobre todo, Clara confiesa que ya está pensando en la mejor manera de extender este concepto de segunda vida a otras categorías de productos, en particular la lencería.

Por su parte, Etam dijo a FashionUnited por correo electrónico que está "muy orgullosa de ser la primera marca de lencería que rompe los tabúes de la segunda mano". Preguntamos cómo ha sido recibida su reciente prueba piloto de lencería de segunda mano en Lyon: "Hablar de este tema es muy importante para nosotros, para integrar los sujetadores en el enfoque circular que merecen, del mismo modo que una camiseta o un pantalón. Las primeras semanas han sido muy positivas: un gran interés por parte de nuestros clientes, los medios de comunicación, las marcas del sector y nuestros equipos internos.

Un proyecto con límites: las bragas

Pero el proyecto de lencería de segunda mano tiene sus límites, el de las bragas. Etam explica que no desea posicionarse en este producto, ya que considera que "siguen siendo un producto muy íntimo y personal; para estos productos, nos dirigimos hacia soluciones de reciclaje al final de su vida útil".

La reutilización de la ropa interior también es practicada por la joven marca Scandale Eco-lingerie, a quienes pudimos entrevistar en el Salón Internacional de la Lencería, el 20 de junio, su director general, Édouard Roche, explica que recuperan "las piezas gracias a una colaboración con una empresa especializada del sur de Francia que nos permite desnaturalizarlas pieza a pieza, tejido a tejido. Actualmente estamos en fase de prueba. Estamos viendo si la robótica nos permite cortar las partes de tela en el lugar adecuado para colocar los materiales por calidad en el contenedor de reciclaje correcto. Si funciona, será la solución para la segunda vida de la lencería.

Por tanto, el mercado de segunda mano y la lencería no son incompatibles. Su encuentro seguirá seguramente formatos y conceptos diferentes a los del prêt-à-porter clásico, pero bien podría florecer a gran escala en el futuro.

Este artículo fue publicado originalmente en FashionUnited.FR, y posteriormente traducido del francés al español y editado por Alicia Reyes Sarmiento.

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