¿La UE está simplificando o debilitando los estándares de sostenibilidad?
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La Unión Europea ha introducido una serie de normativas de sostenibilidad para garantizar que las empresas cumplan con ciertos estándares de diligencia debida y de información. Sin embargo, recientes movimientos políticos han despertado inquietud respecto a que estas leyes, aún en una etapa incipiente, podrían debilitarse antes de su implementación completa. Esto plantea una cuestión clave: ¿podría la UE diluir aún más sus leyes corporativas de sostenibilidad?
El problema surgió a principios de mes cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció planes para “simplificar” las normativas de sostenibilidad como parte de un paquete legislativo que se presentará en febrero. Aunque el objetivo es reducir la duplicidad en los requisitos de reporte y aliviar la carga regulatoria para las empresas, según Sourcing Journal, los críticos temen que esto podría revertir los avances logrados con la Directiva de Diligencia Debida Corporativa (CSDDD).
La CSDDD, junto con la Directiva de Información de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) y la Taxonomía Europea de Actividades Económicas Sostenibles, representa un avance significativo para que las empresas asuman mayor responsabilidad sobre su impacto social y medioambiental. No obstante, la actual propuesta de la Comisión ha generado preocupación, con varios eurodiputados de izquierdas advirtiendo que cualquier simplificación podría deshacer políticas más estrictas.
En una carta dirigida a la Comisión, los eurodiputados de los partidos Socialista y Verde instaron a von der Leyen a excluir la CSDDD del proceso de simplificación, expresando que dicho cambio podría derivar en una “desregulación”. Argumentan que los elementos esenciales de la legislación sobre reporte en la UE no deben modificarse bajo ninguna circunstancia, especialmente al tratarse de cuestiones de derechos humanos y medioambiente.
La campaña Clean Clothes, una organización que agrupa a sindicatos y ONG del sector textil, se sumó a estas preocupaciones. La organización expresó su grave preocupación respecto a la simplificación de las normativas, advirtiendo que podría significar un retroceso en las leyes pioneras de sostenibilidad de la UE. Señaló un informe del economista italiano Mario Draghi, citado por von der Leyen como justificación para las simplificaciones propuestas. Aunque el informe se centra en la competitividad debilitada de Europa y apenas menciona las normativas de sostenibilidad, las declaraciones de von der Leyen parecen dar mayor prioridad al análisis económico de Draghi que a la protección social y medioambiental.
Según Sourcing Journal, la campaña Clean Clothes sostiene que la simplificación de normativas en nombre de la eficiencia no puede ser un objetivo en sí mismo. El foco debe seguir siendo el logro de una “economía justa, equitativa y sostenible”, especialmente en sectores como el de la confección, donde los derechos de los trabajadores suelen estar en riesgo. La organización alerta de que debilitar estas normativas podría poner en peligro el futuro de los derechos laborales en la UE y obstaculizar la implementación del Pacto Verde Europeo.
Por su parte, Alexander Kohnstamm, director ejecutivo de la Fair Wear Foundation, enfatizó que debilitar las normativas existentes sería una “mala idea”, según Yahoo Finance. Afirmó que las empresas necesitan claridad, y que los cambios propuestos podrían generar confusión. En lugar de reorganizar el panorama regulatorio, Kohnstamm aboga por directrices específicas por sector que permitan a empresas, sindicatos y sociedad civil trabajar conjuntamente para hacer más efectiva la diligencia debida en derechos humanos.
Reacción ante normativas más estrictas
Este debate forma parte de una tendencia más amplia dentro de la UE. Con las elecciones europeas provocando un giro político hacia la derecha, ha surgido una creciente oposición a lo que los intereses empresariales perciben como normativas excesivamente onerosas. Algunos Estados miembros, como Alemania, han liderado iniciativas para retrasar o reducir los objetivos climáticos y de sostenibilidad más ambiciosos. Este cambio político ha sido particularmente evidente en los estándares de reporte de sostenibilidad corporativa de la UE, que entrarán en vigor en 2025 para los 27 Estados miembros.
En Alemania, varios ministerios han propuesto cambios al marco de reporte de sostenibilidad corporativa, argumentando que las normativas son demasiado complejas y gravosas para las empresas, explica Susanna Arus, gerente de asuntos públicos de la UE en Frank Bold. Sin embargo, estas propuestas han sido criticadas por socavar la transparencia y la rendición de cuentas que la CSRD busca establecer en las empresas europeas.
Países como Dinamarca, Suecia y España ya han ampliado normativas previas para incluir a más empresas en los requisitos de reporte de sostenibilidad, y advierten que las propuestas de Alemania podrían generar incertidumbre jurídica y debilitar los esfuerzos para apoyar a las empresas en su transición hacia prácticas sostenibles. La CSRD se considera una herramienta clave para garantizar una competencia justa, promover la transparencia y combatir el greenwashing.
Una amenaza para los objetivos de sostenibilidad a largo plazo
La intención de debilitar las leyes de sostenibilidad no es solo un debate político, sino un asunto económico con posibles consecuencias de gran alcance. La CSRD y sus normativas asociadas buscan corregir fallos de mercado mediante un conjunto coherente de estándares de reporte que las empresas pueden utilizar para evaluar y mitigar su impacto social y ambiental. Estas normativas también desempeñan un papel crucial en la orientación de inversiones sostenibles y en asegurar que el capital se dirija hacia actividades que respalden los objetivos sociales y ambientales a largo plazo de la UE.
Si estas normativas se debilitan o diluyen, podrían perjudicar los esfuerzos de la UE por combatir el cambio climático, proteger los derechos humanos y fomentar una economía justa y sostenible. Además, tales cambios podrían enviar un mensaje equivocado a las empresas, sugiriendo que el cumplimiento de los estándares de sostenibilidad es opcional o secundario frente a las preocupaciones inmediatas sobre beneficios.
La campaña Clean Clothes subrayó que este es un momento crucial para la UE. Simplificar normativas en nombre de la eficiencia no debería comprometer los objetivos fundamentales del Pacto Verde Europeo. Para que la UE siga siendo un líder global en la lucha por un futuro justo y sostenible, debe asegurarse de no perder de vista sus metas a largo plazo.
El desafío eterno de la UE: Encontrar el equilibrio entre regulación e innovación
Ante la presión política y económica por simplificar su marco regulatorio, el desafío para la UE será encontrar un equilibrio entre la reducción de cargas administrativas y el mantenimiento de los objetivos de sostenibilidad. No cabe duda de que las empresas necesitan claridad, pero esta no debe lograrse a costa de la responsabilidad.
La clave para lograr un futuro sostenible radica en un enfoque colaborativo que involucre a gobiernos, empresas, sindicatos y sociedad civil. En lugar de debilitar las normativas, los legisladores deberían centrarse en desarrollar reglas prácticas y efectivas que generen mejoras concretas en las prácticas sostenibles de todas las industrias.
En los próximos meses, la UE deberá considerar cuidadosamente las implicaciones a largo plazo de sus decisiones regulatorias. Al centrarse en la sostenibilidad y los derechos humanos en lugar de ceder a las presiones políticas a corto plazo, la UE podrá garantizar que siga siendo un referente global en la lucha por un futuro justo y sostenible.