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La política hunde a España entre las naciones con mayor influencia del mundo

Por Jaime Martinez

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Madrid – España se posiciona en el puesto número 16 entre los 60 países más influyentes del mundo. Con una puntuación final de 47,6 en términos de “soft power” (poder blando), y destacando como “la nación más divertida” y con los habitantes “más amigables”. Consecuencia directa de la imagen que el país sigue ofreciendo al mundo, como referente internacional en los campos del ocio y del turismo. Sectores que llegaron a reportar un 14,6 por ciento del PIB en 2019, contribuyendo a aumentar la influencia del país.

Así lo establece al menos la consultora Brand Finance en su informe “Soft Power Index 2020”, en el que recoge las 60 naciones con mayor “poder blando” del mundo. Entendiendo este como la capacidad de una nación para influir en las preferencias y comportamientos de diferentes actores internacionales, como estados, corporaciones o comunidades, a través de la atracción o la persuasión. Una clasificación que viene liderada, como cabría de esperar, por Estados Unidos; seguido de una Alemania percibida como líder de la Unión Europea; un Reino Unido afianzado sobre la imagen de Isabel II y saliendo indemne del proceso del Brexit; de Japón, el país con mayor calificación de Asia; y de China, con un índice de reputación —al igual que Rusia— por debajo de su clasificación en influencia. Encargándose de cerrar este Top10, Francia, Canadá, Suiza, Suecia y Rusia.

“Como Secretario General de las Naciones Unidas, dirigí la organización con el entendimiento de que el poder blando es un ingrediente esencial en la diplomacia internacional”, señalaba Ban Ki-moon, octavo Secretario General de la ONU, en el discurso de presentación del informe. “El soft power puede ayudar a promover los objetivos de paz y desarrollo de las Naciones Unidas, particularmente los ODS de la ONU, y reforzar el progreso global”. “De hecho”, añadía Ki-moon, “los tres pilares de la ONU —paz y seguridad, desarrollo y derechos humanos— están en línea con los mismo objetivos de poder blando y pueden ayudar a unir a las naciones y los pueblos a través de la cooperación y la asociación”. “Aprovechando la fortaleza del informe Brand Finance Nation Brands, y con las opiniones de más de 55.000 personas de más de 100 países, estoy seguro de que el Índice Global Soft Power servirá como una gran contribución para hacer avanzar la teoría y la práctica de la diplomacia y la política exterior”.

El lastre político de España

Según el informe, España logra una puntuación por encima del promedio global, situado en 40.8, ocupando el octavo puesto en términos de “familiaridad con la nación”, únicamente por detrás de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, China y Japón. Lo que viene a significar que el 75 por ciento de los encuestados reconocer “conocer bien” el país.

A pesar de ello, y de los otros campos en los que logra buenos resultados, Brand Finance sitúa como principales puntos negros del país sus relaciones internacionales, la educación y la ciencia, y su gobernanza. Área en la que se percibe en una posición muy similar a la de Polonia, por encima de Israel y peor que Portugal. Obteniendo eso sí una puntuación por encima de la media en cuanto a “políticamente estable y bien gobernado”, pero por debajo en cuanto a “altos estándares éticos y baja corrupción”. Un hecho nada usual entre los países de la Europa occidental. Lo que empuja a los responsables del informe a señalar los casos de corrupción vinculados a miembros de alto rango de los gobiernos como causa del descrédito del país en términos políticos. Hecho que como consecuencia hace que los líderes españoles no sean especialmente bien respetados internacionalmente en comparación al promedio mundial, liderado en este caso por Alemania, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos y Japón.

“Los recientes acontecimientos en Cataluña, los problemas para construir un gobierno de coalición y los efectos persistentes, y muy profundos, de la gran recesión presumiblemente han perjudicado a España”, señala Teresa de Lemus, directora general de Brand Finance España, mediante un comunicado. “Obviamente”, añade, “la fuerza y la estabilidad en el país son un precursor de la influencia en el extranjero, como lo demuestran sus resultados por debajo del promedio en ‘influyentes en los círculos diplomáticos’. Tendremos que ver en los próximos años si España puede superar estos problemas”.

La fundamental contribución de las empresas

Frente al lastre “político” que parece socavar la imagen del país y su “floja” influencia diplomática en la escena internacional, las marcas españolas gozan de una muy buena imagen fuera de nuestras fronteras, donde están más que dispuestos a comprar los productos y servicios que ofrecen. Circunstancia que denota la importante contribución que las marcas españolas ofrecen a la construcción de una mejor reputación del país. Empañada en el ámbito empresarial por la imagen de baja estabilidad de la economía española o la facilidad para hacer negocios, índices que se sitúan alrededor del promedio global.

Así mismo, los responsables del informe señalan que resultará indispensable que el país logre mejorar estas áreas para lograr capitalizar la inversión extranjera, especialmente la relativa a “tecnología de vanguardia”. Campo en el que España se posiciona por debajo de la media y “muy lejos” de los principales países líderes de esta categoría, con una puntuación de 2,3 frente a la media de 2,7, y alejada de las puntuaciones de 6,3 de Japón; 6,2 de Estados Unidos o las de 5,6 de China y Alemania.

Buenos resultados en deporte, gastronomía y patrimonio

Entre los demás aspectos destacados de España en el informe, encontramos su buena posición como “un lugar excelente para visitar”, con una puntuación de 7,5 frente a la media de 6; su gastronomía, con un 5 frente a la media de 3,1; o su patrimonio artístico, con un 4,5 frente al promedio de 3,2. Así como el deporte, donde el país obtiene una puntuación de 4,4 frente a la media de 2,3, con el Real Madrid como la marca de fútbol más valiosa y fuerte del mundo. Al tiempo que también se destaca en otros deportes como el tenis, el balonmano, el motor o el patinaje artístico; de la mano de líderes deportivos como Iker Casillas, Fernando Alonso, Rafa Nadal o Mireia Belmonte.

“Hoy en día todos los actores son fundamentales de la estrategia de reputación país”, señala Lemus sobre una valor intangible que contribuyen a construir “todos estos actores, los clubes deportivos y deportistas de élite, las organizaciones sociales, las empresas transnacionales, los artistas y el mundo de la cultura” y “por último, y más importante, todos los españoles”.

“En general”, apostilla, “España es una nación muy influyente y tiene el potencial de ser una superpotencia de ‘soft power’, pero los problemas de gobernanza están retrasando el rendimiento”. “La influencia”, subraya, “no trata solo de la belleza de un país y de su gente, que de eso España tiene de sobra, también trata de la estabilidad y la buena gobernanza en el hogar. España y su nuevo gobierno tienen trabajo que hacer, pero tienen los recursos y las personas necesarias para hacerlo, y no se debe subestimar su potencial”.

Photo Credits: Unsplash.

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