La Perla frente al abismo: España en concurso
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La Perla, emblemática firma italiana de lencería de lujo, atraviesa una etapa crítica. Años de dificultades económicas han socavado sus cimientos y aunque un reciente movimiento empresarial ofrece un posible punto de inflexión, la recuperación no está garantizada.
- El empresario estadounidense Peter Kern adquirió los activos clave de La Perla, incluyendo su planta de producción en Bolonia, con una inversión de 30 millones de euros hasta 2027.
- La adquisición por parte de Kern busca reactivar la producción en Bolonia, proteger empleos y expandirse a mercados prioritarios como China y Emiratos Árabes Unidos.
- Las filiales españolas de La Perla se encuentran en concurso de acreedores con una deuda de 51 millones de euros, reflejando el colapso de su matriz británica.
El 10 de junio de 2025, el empresario estadounidense Peter Kern, conocido por su papel como CEO de Expedia y su implicación en el sector vinícola italiano, adquirió los activos clave de la marca, incluyendo su planta de producción en Bolonia.
Esta operación fue anunciada por el Ministro de Industria de Italia, Adolfo Urso, quien destacó que la oferta de Kern, que competía con otras empresas interesadas como Oniverse (antes Calzedonia), fue “la más favorable para relanzar la histórica firma de lencería de lujo”.
Según Reuters, Kern se ha comprometido a invertir aproximadamente 30 millones de euros hasta 2027, con el objetivo de mantener los 210 empleos actuales y crear alrededor de 40 nuevos puestos de trabajo. Sin embargo, a pesar de este impulso, las dificultades financieras acumuladas siguen afectando a La Perla en otros mercados, especialmente en España.
Un proceso concursal en curso
Las filiales españolas, La Perla Fashion España y La Perla Store España, han sido declaradas en concurso de acreedores por el Juzgado Mercantil Número 10 de Barcelona, acumulando deudas por un total de 51 millones de euros. Esta situación está directamente relacionada con el colapso de su matriz británica, La Perla Global Management, que suspendió pagos el año pasado.
Hoy, la huella de La Perla en España es apenas un rastro. La firma mantiene solo dos puntos de venta —una boutique en el Paseo de Gràcia de Barcelona y un espacio en El Corte Inglés de Castellana, en Madrid— que se suman a los 42 puntos de venta en el resto del mundo. Un mapa que dista mucho del que llegó a trazar en su mejor momento, con hasta una decena de tiendas repartidas por el país.
La anatomía de una caída
Fundada en 1956 por Ada Masotti, La Perla fue durante décadas sinónimo del refinamiento italiano. Sin embargo, la firma ha vivido una prolongada decadencia en los últimos años, acentuada por sucesivos cambios de propiedad. El más reciente, bajo la gestión de Tennor Holding —el vehículo inversor del empresario alemán Lars Windhorst—, agravó la crisis debido a la falta de financiación, paralizando gran parte del negocio a nivel global. Las consecuencias fueron especialmente graves para las operaciones en Reino Unido, Italia y España.
La compleja del entramado empresarial de La Perla —que incluía entidades como La Perla Global Management UK, titular de la marca, y La Perla Fashion Holding, con sede en los Países Bajos— comenzó a desmoronarse conforme avanzaba la crisis. A finales de 2023, la filial británica entró en liquidación y, en paralelo, la planta de Bolonia fue intervenida judicialmente en Italia bajo el régimen de administración extraordinaria.
Kern toma el relevo
La entrada de Peter Kern supone una suerte de respiro frente a una posible disolución definitiva. A través de su firma de inversión privada, adquirió la planta de producción de Bolonia y los derechos sobre la marca por unos 25 millones de euros, comprometiéndose además a una inversión de 30 millones hasta 2027 para reactivar la actividad industrial y preservar el empleo.
El plan contempla restablecer la producción en Bolonia, proteger más de 200 empleos y estudiar la posible integración de otras filiales internacionales bajo una nueva estructura. Mercados como China y Emiratos Árabes Unidos han sido identificados como prioritarios para esta etapa, pero aún no hay confirmación sobre la inclusión de España en esta estrategia.