Fábricas cerradas y escasez de suministros: el coronavirus paraliza la industria de la moda
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Madrid – Con una primera cuarentena sobre la ciudad china de Wuhan que poco a poco fue extendiéndose a otras partes del gigante asiático, ha quedado claro que todavía no podemos tener claro la magnitud que finalmente alcanzará el brote del conocidos como coronavirus de Wuhan. Epidemia que ya ha causado centenares de muertos y miles de infectados —oficiales— en China, y que sigue propagándose con la continua amenaza de expandirse al resto de países del mundo. Un extremo que parece continuar en aumento con el paso de los días, y que a la vista está que más pronto que tarde debía comenzar a afectar diferentes sectores de la economía global.
Así, si en un primer intento por paralizar el brote eran las compañías áreas y los países los que comenzaban a poner freno a las conexiones con China, con anuncios como los de British Airways o Lufthansa de cancelar todos sus vuelos a la China continental, pronto serían algunas de las principales compañías de la moda las que saldrían a reconocer los problemas que la reciente epidemia les está ocasionando. Entre ellas las deportivas Nike y Adidas, dos de las mayores multinacionales del sector, que como medida de precaución anunciaban el cierre temporal de un alto número de sus tiendas en el país asiático, al tiempo que instauraban horarios de atención reducida en el resto de sus establecimientos. Similar ejemplo por el que apostaría la española Mango, que decidía cerrar el total de sus 26 tiendas en China hasta el 9 de febrero, sin que todavía se conozca si se ha decidido su reapertura. Medidas que la mayoría de las empresas que operan en el gigante asiático, desde Nike a Tapestry, Moncler o diferentes firmas de lujo, ya han anunciado que se verán reflejada en sus respectivas cuentas de resultados, en lo que podría ser la antesala de un desastrosos ejercicio.
Cierre de fábricas, interrupción de las cadenas de suministros y caída de las ventas
Lejos de resultar puntuales y aisladas, como de una bola de nieve que cae ladera abajo, estas medidas no han dejado sino de concatenar circunstancias que, además de los riesgos para la salud pública por su puesto, ya amenazan con paralizar toda la industria de la moda más allá de las fronteras chinas. Aspectos de los que se encargaba de alertar mediante un comunicado Matthijs Crietee, secretario general de la International Apparel Federation (IAF).
“Las acciones que toman los gobiernos y las aerolíneas, entre otros, en un esfuerzo por frenar la propagación del virus, están bloqueando el tráfico internacional que alimenta la cadena de suministro de la moda”. “Nuestros primeros pensamientos, por supuesto, están con nuestros colegas chinos”, señalaba. “Obviamente la situación en la provincia de Hubei es aún peor, pero con todos los viajes restringidos para los ciudadanos chinos y con las fábricas cerradas, está claro que esta no es una buena situación, ni desde una perspectiva personal ni comercial”.
El principal riesgo hasta ahora estaba puesto en las celebraciones por el Año Nuevo Chino. Un periodo de grandes compras y movimientos de viajeros por todo el país, que económicamente parece que provocará serios desbarajustes en los balances de más de una multinacional. Unas festividades que terminaban el pasado 9 de febrero, y que han trasladado el foco de las preocupaciones a la reactivación del músculo industrial de China, que ofrece “una imagen mixta”. “Algunas fábricas comienzan a reabrir, y otras permanecen cerradas”, señala Crietee. Con algunos “gobiernos provinciales como los de Zhejiang y la provincia de Jiangsu instando a las principales fábricas a reanudar la producción”. “Sin embargo, la apertura de las fábricas es una cosa, pero los trabajadores también deben querer y estar dispuestos a volver a las líneas de producción, y no se sabe bien como las estrictas medidas de seguridad contra el contagio en las fábricas pueden ayudar a reanudar la producción. Lo que hará que la reactivación de la industria difiera de una fábrica a otra, e incluso por niveles dentro de una misma fábrica”. “En cualquier caso”, apunta el secretario general de la IAF que estos cierres temporales tendrán un fuerte impacto en la cadena de suministro de las prendas de moda, afectando a su producción, a la logística, a las entregas de materias primas para fábricas, tanto dentro como fuera de China, y también al volumen de las ventas offline minoristas en el extranjero, que descenderán debido a la ausencia de compradores chinos.
Freno al talento: paralizadas ferias internacionales y programas de intercambios
Al margen de los aspectos más puramente industriales, Crietee también alerta de la posible pérdida de talento que puede estar ocasionando el brote con la cancelación y el aplazamiento de programas de intercambios entre estudiantes. Así como de la grave incidencia en importantes ferias comerciales como el Mobile World Congress de Barcelona, que muchas voces se apresuran a adelantar que finalmente será cancelado tras las anunciadas bajas de LG, Sony o Amazon. Contratiempos de los que habrá que ver si ha conseguido librarse la Texworld Fair. Certamen que abría sus puertas ayer lunes en París, y para el que sus organizadores anunciaban que habían recibido el mayor número de asistentes preregistrados de los últimos 30 años. Algo a lo que habría contribuido que el gobierno francés no haya bloqueado como otros países los viajes a China, Hong Kong y Macao.
“En este sentido”, añade Crietee, “es interesante recordar la advertencia del Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus”. Quien había afirmado la necesidad de no “imponer restricciones que interfieran innecesariamente con los viajes internacionales y el comercio”. Declaraciones que enmendaba hace solamente unas horas instando a todos los países a contener esa “chispa” de casos aislados antes de que terminen produciendo un “incendio”.
Criette por su parte espera que “prevalezca un buen equilibrio entre las medidas necesarias y el sentido común, y que el daño a la industria, especialmente a la China, siga siendo limitado”. Para lo que las próximas semanas servirán de termómetro con el que evaluar la velocidad de la recuperación de la producción, así como la capacidad de las autoridades para hacer frente a la propagación de la enfermedad.
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