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Estados Unidos amenaza al calzado español con una subida de aranceles del 25 por ciento

Por Jaime Martinez

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Madrid – La alarma está prendiendo como la pólvora entre las empresas y grupos empresariales españoles vinculados al sector del calzado y de la marroquinería. Desde donde asisten estupefactos a una guerra comercial entre la Unión Europea y los Estados Unidos a cuenta de cuestiones que les son, aparentemente, tan ajenas como las tasas Google y Tobin o el conflicto comercial por las ayudas a la industria aeronáutica Boeing-Airbus, que sin embargo podrían terminar repercutiendo, y de manera más que significativa, sobre sus estructuras de negocio.

Unos modos de producción los de este grupo de compañías que se verán así irremediablemente dañados llegado el caso de que ambos bloques, incluido en las negociaciones el Gobierno español, no logren cerrar un acuerdo que impida a los Estados Unidos cumplir con su firme amenaza de imponer una subida de aranceles del +25 por ciento al calzado español. Sector, junto al de la marroquinería, los sombreros y la cristalería, que el Gobierno estadounidense ha puesto en su ojo de mira para la aplicación de este incremento arancelario a productos originarios de nuestro país. Una medida mediante la cual busca dar respuesta a la decisión de la Unión Europea de suspender, durante un periodo de cuatro meses —a contar desde el pasado 11 de marzo de 2021—, los derechos de aduana adicionales a la importación de ciertos productos originarios de los Estados Unidos. Suspensión que podría renovarse nuevamente a partir del 11 de julio en el caso de que las negociaciones sobre las ayudas al sector aeronáutico y a la entrada en vigor del nuevo Impuesto sobre Determinados Servicios Digitales (IDSD) en distintos países europeos no lograsen fructificar.

Unas posiciones enfrentadas que sin embargo ya han provocado para la industria del calzado la paralización, por el momento temporal, de un buen número de pedidos por parte de firmas norteamericanas. Desde donde aguardan a la espera de comprobar si finalmente el Gobierno federal termina imponiendo esa subida arancelaria del +25 por ciento a la importación de determinados productos de Europa, Turquía, la India y el Reino Unido. Reacción con la que buscarían compensar los daños que, a su juicio, los Gobiernos de esta serie de países estarían provocando a las compañías tecnológicas norteamericanas como resultado de la imposición de sus nuevos o ya anunciados impuestos a las compañías digitales.

“En el caso del calzado”, nos explican desde la Asociación española de empresas de componentes para el calzado AEC a través de un comunicado, esta subida “conllevaría un arancel del 35 y del 37,5 por ciento”. Unos porcentajes que resultan “inasumibles por los compradores estadounidenses”, resultantes “del 10 por ciento y el 12,5 por ciento que ya asumían y al que ahora se les repercute un 25 por ciento adicional”.

Alarma ante un “efecto dominó” que termine arrastrando a toda la industria del calzado

Ante la amenaza de que finalmente termine aplicándose esta nueva subida de aranceles sobre la industria del calzado, que desde el Gobierno norteamericano han anunciado que buscarán administrar igualmente tanto sobre el calzado español como el de Italia y el fabricado en Reino Unido, las empresas nacionales no ocultan su temor frente a lo que podría suponer el inicio de un terrible “efecto dominó” que terminaría llevándose consigo a un buen número de fabricantes. Grupos empresariales que ven como de este modo a la brusca caída de las ventas y a las dificultades derivadas de esta actual pandemia por coronavirus, a las que han debido de hacer frente, se suman ahora las peligrosas consecuencias de la guerra comercial abierta entre Europa y los Estados Unidos. Un conflicto abierto desde hace más de 15 años a cuenta de las ayudas Boeing-Airbus y al que sean ido sumando nuevos bloques de enfrentamiento, al que por ahora parece que seguirá sin dársele fin a pesar del buen tono hacia Europa que, aparentemente, buscan adoptar desde la nueva administración Biden, en contraposición con la marcada confrontación por el que tanto se caracterizasen las relaciones transatlánticas entre Europa y los Estados Unidos durante la anterior presidencia de Donald Trump.

“La preocupación por parte de los fabricantes españoles es máxima, dado que si los EE.UU. finalmente imponen dichos aranceles a la importación”, añaden desde la AEC, todo hace indicar que “la temporada de verano y la de invierno se perderían”. Significándose así pues solamente como la primera muestra de los terribles efectos para el sector del calzado que acarrearía la medida. Ya que “si las firmas norteamericanas”, que “en algunos casos ya han notificado la paralización temporal de los pedidos”, “finalmente los cancelasen, las empresas españolas se verían abocadas casi al cierre”. Razón que está empujando ya a algunas de ellas a plantearse “iniciar planes de reestructuración” como respuesta “ante las consecuencias que pueda generar el castigo impuesto por los EE.UU. a la Unión Europea”.

“Esta situación que cada vez se agrava más, puede conllevar un efecto dominó en el sector del calzado a nivel nacional, generando una pérdida de oportunidad de las operaciones comerciales inicialmente acordadas entre los clientes norteamericanos y los fabricantes españoles”, añaden desde la Asociación española del calzado. Algo que terminaría afectando ya “no sólo al fabricante de calzado, sino a toda la industria auxiliar de los componentes para el calzado, así como a todo el tejido empresarial y profesional que presta servicios indirectos en torno al sector”.

Un mercado vital para las empresas de calzado españolas

Para terminar de entender el serio riesgo para las empresas españolas del calzado que terminará entrañado la medida, de finalmente materializarse, hay que colocar en su justo lugar la vital importancia para el sector que representa un mercado como el de los Estados Unidos. País que se significa, “de lejos” remarcan desde la AEC, como el mayor importador de calzado del mundo, comprando uno de cada cinco pares de zapatos de los que se fabrican a nivel mundial.

En relación ya a su papel clave para las compañías españolas del calzado, solamente durante el último ejercicio de 2020 estas llegaron a exportar al país norteamericano un total de 3.557.025 pares de calzado. Artículos por valor de más de 151 millones euros, resultantes de unas exportaciones cuyos orígenes procedían en un 90 por ciento de la región de Alicante, con una destacada presencia de empresas ubicadas en el triángulo formado por los municipios de Elche, Elda y Petrer, y que en suma llegaron a representar el 8 por ciento de las importaciones totales recibidas en los Estados Unidos.

“Tal es el daño que nos puede generar” el si “la Unión Europea y España no llegan a un acuerdo inmediato con los Estados Unidos”, y dicho arancel finalmente entra en vigor, “que se perderán contratos, operaciones comerciales, pedidos, inversiones y por consiguiente, puestos de trabajo”, añade Manuel Román Ibáñez, presidente de AEC. Y ello “sin mencionar las penalizaciones por las responsabilidades subsidiarias de las condiciones contractuales ya acordadas”, las cuales “pueden ser millonarias”. Lo que terminaría “deteriorando aún más la situación de las empresas españolas de nuestro sector”, a las que “la pandemia ya las ha dejado fuera de juego”. Suponiendo así pues todo en una auténtica “catástrofe para todos nosotros como empresarios de un sector modélico”, pero “en el que seguimos sufriendo la desidia por parte de nuestros gobernantes”, después de “todo el esfuerzo que hemos realizado a lo largo de tantos años” con el fin de “liderar a nivel mundial la imagen de nuestra marca país”, de la cual “todos nos sentimos tan orgullosos”.

Photo Credits: Asociación española de empresas de componentes para el calzado AEC.

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