“El cierre del mercado ruso, un golpe duro para la industria de la Alta Costura”, Tony Ward

Después de la Semana de la Alta Costura de París de enero de 2024, FashionUnited habló con el diseñador libanés Tony Ward, quien presentó su colección Primavera/Verano 24 en el Palais de Tokyo. Durante la conversación, Ward habló sobre sus inicios en la moda, el negocio de la Alta Costura, desde clientes privados hasta la alfombra roja, Líbano y las consecuencias de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Llevas participando en la Semana de la Alta Costura de París desde hace 10 años. ¿Qué te motivé a ello?

Crecí y estudié en París. En 1989, empecé en Lanvin, durante la era de Claude Montana, como ayudante. Tenía 18 años y huía de la guerra en Líbano. Un día, llegó una cliente estadounidense. Nadie hablaba inglés, así que me ofrecí a traducir. Pasé dos horas con ella. Compró [gastó] 100,000 francos de aquel momento. Al día siguiente, el gerente me ofreció un trabajo en ventas. Al haber nacido en el taller de costura de mi padre, respondí que solo estaba interesado en los talleres.

Enseñé mis bocetos a Claude Montana, quien me acogió y me envió a la escuela de la Chambre Syndicale de la Alta Costura durante tres años. Después de varias experiencias que no me gustaron (Dior con Gianfranco Ferré, Max Mara, Chloé con Karl Lagerfeld, Guy Laroche), volví a Beirut. Donde tuve varios clientes privados y me hice cargo del taller de mi padre a finales de 1995.

Mi primer desfile fue en la Semana de la Alta Costura en Roma. Entonces, Elie Saab y Zuhair Murad presentaban sus colecciones allí. Vendíamos mucho a la gente de Roma, estadounidenses y rusos, que amaban Italia. Desfilé en Roma durante diez años, pero luego la ciudad se volvió menos interesante en términos de visibilidad.

París es el centro de la moda internacional, y aunque las mujeres parisinas están muy apegadas a las marcas de Alta Costura francesas, es el lugar adecuado para un desfile de Alta Costura.

¿En qué sector se encuentra tu negocio?

Cada año, hacemos dos colecciones de Alta Costura, que se presentan en París, dos colecciones de prêt-à-porter, que se muestran en showrooms en París y Nueva York, y dos colecciones de novia, presentadas en Nueva York y Barcelona.

Francia nunca ha logrado posicionarse en el mercado nupcial. Ninguna marca importante expone en la feria nupcial de París, y sin embargo, esta es una parte importante de nuestras ventas: hacemos 500 vestidos de novia en los EEUU cada año.

La mayor parte de nuestras ventas proviene del prêt-à-porter. Tengo clientes estadounidenses que cambian de ropa dos o tres veces al día y hacen pedidos de 30 piezas. El 80 por ciento de los vestidos en la pasarela son de noche, pero cualquiera que diseñe ropa de noche puede hacerte lucir maravillosa con ropa de día. Tengo una colección completa de 300 piezas.

¿Tienes la etiqueta de Alta Costura?

No, porque desfilo "fuera de calendario" (para ser considerada como firma "Alta Costura", el Ministerio de Industria, debe otorgarte una etiqueta, que es válida por un año y requiere pasar por la evaluación de la Chambre Syndicale de la Couture, nota del editor). Lo hemos solicitado dos veces, pero aún falta algún documento. Hay mucha documentación que completar. La aprobación tiene que venir de nuestros competidores, lo cual no siempre es fácil. Esta vez, nos pidieron que diéramos otro paso. Pudimos aprovechar el patrocinio de Stéphane Rolland.

¿De dónde vienen tus clientes?

Mi mercado principal era Rusia. Estuve allí durante 17 años, donde tenía una showroom y dos boutiques. Hacíamos alrededor de 200 vestidos al año para Rusia. Pero desde que estalló la guerra en Ucrania, ya no se nos permitía exportar a ese país. Como consecuencia, nos vimos obligados a despedir a 20 empleados. El embargo en el mercado ruso ha tenido un impacto devastador en la industria del lujo y la Alta Costura. Muchas casas de moda dependían en gran medida de ese mercado, llegando a obtener entre el 40 y el 45 por ciento de sus ventas allí. Esta situación también afecta a otros países como Azerbaiyán, Kazajistán, Chechenia y Tartaristán, donde ya no tenemos presencia. Además, la ausencia de clientes de Barvikha, el área donde residen las familias rusas más adineradas, significa que ya no pueden acceder a nuestras colecciones ni asistir a eventos donde podrían lucirlas.

¿A dónde se trasladó el mercado después del cierre de Rusia?

Reemplazamos Rusia con el sudeste asiático (Corea del Sur, China, Taiwán, Vietnam) y los EEUU (Florida, Nueva York, Michigan, Boston, Houston). Cuando estaba en Rusia, reduje mucho en Medio Oriente, donde el gusto no me atraía demasiado, pero hoy el mercado se ha modernizado y estamos de vuelta en ese negocio.

¿Cuánto cuesta una pieza de Tony Ward?

Los conjuntos de prêt-à-porter se venden entre los 6,600 y 13,000 dólares (unos 6,100 - 12,000 euros). Estos se reproducen cien veces y se venden en alrededor de 30 países a través de tiendas multimarca, boutiques de hoteles y grandes almacenes, es decir, alrededor de 50 minoristas.

Los vestidos de Alta Costura se comercializan a un precio cercano a los 50,000 dólares (alrededor de 46,200 euros) y se produce solo una pieza por país para mantener su exclusividad. Todo el proceso de fabricación se lleva a cabo en Líbano, en un taller que cuenta con 177 empleados. Desde la confección hasta los bordados, se realizan en casa. Los tejidos se fabrican para nosotros en Francia e Italia. Las modificaciones finales se realizan en la sala de exposición en París.

¿Es fácil trabajar en Líbano en el contexto geopolítico y económico actual?

Esta no es la primera crisis. Amigos han muerto en mis brazos, miembros de mi familia han sido asesinados. Mi casa ha sido quemada tres veces. Mi edificio de 14 pisos fue destruido en una explosión, personal herido, vestidos hechos jirones en la calle. Mis hijos han sufrido 30 ataques con bombas en los últimos 15 años. Recibimos alrededor de 2,000 bombas al día de Israel. En tres meses, han muerto 400 libaneses. Nuestro nivel de seriedad es diferente al suyo. Festejamos, salimos, trabajamos. Durante los últimos dos meses, antes del espectáculo, hemos estado trabajando hasta las 10 de la noche.

¿Cómo defines tu estilo?

Me dirijo a una mujer moderna y práctica que sabe lo que quiere. Un estilo vanguardista, pero siempre práctico. La arquitectura es la base de nuestra investigación. Me gustan las nuevas técnicas, trabajo con 3D hecho a mano (cuando miras un material, no entiendes cómo se hizo, ni cómo se fabricó) y 3D hecho a máquina.

¿Cuánto tiempo lleva diseñar una colección?

Normalmente, nos lleva dos meses hacer 40 vestidos. En enero, tuvimos 61, debido al tema elegido. Para SS24, el Número de Oro, la fórmula de Fibonacci, ha sido revisitada de una manera muy moderna. Esto se traduce en formas circulares que terminan recreando proporciones. Creamos bordados basados en fórmulas geométricas. Todo lo que teníamos que hacer era equivocarnos en el número y tendríamos que empezar de nuevo.

¿Cuál es tu relación con las celebrities a las que vistes para la alfombra roja?

Rechazamos a mucha gente por su falta de notoriedad. Para el último Festival de Cannes, vestimos alrededor de 30 celebridades. Para algunas, como Eva Longoria, Kate Winslet o Sharon Stone, diseñamos piezas especiales. Se han convertido en amigas de la casa. Para otros, ofrecemos modelos que han desfilado en Alta Costura o prêt-à-porter.

La alfombra roja se ha vuelto muy financiera. Las empresas pagan o cubren el costo del transporte y el alojamiento. Estos son presupuestos de 50,000 a 100,000 dólares (de 46,200 euros a unos 92,400) . Imagina lo bonita que tiene que ser la pieza para que la use alguien a quien no estás pagando. A veces tienen diez vestidos listos para un evento y, hasta el último momento, no estás seguro de que vayan a usar tu atuendo.

¿Qué hay detrás de tu interés en vestir a una VIP?

Para mí, el referente en el negocio y en el mundo de la moda es Giorgio Armani. Él pudo construir un imperio por sí mismo. Solía decir: "Un vestido en una alfombra roja equivale a 500,000 dólares (unos 460,000 euros) en publicidad". Lo interesante, entonces, es el impacto mediático y la circulación del nombre. La idea no es vender el vestido usado, sino que los clientes escuchen sobre la marca. Mucha gente no quiere una pieza que haya visto en una estrella o en un desfile. Las personas de cierto nivel no quieren ser como los demás. Pueden permitirse comprar algo solo para ellos mismos. De eso se trata la Alta Costura.

Desde ser ayudante en Lanvin hasta hoy, ¿qué ha permanecido contigo a lo largo de tu carrera?

Lamento el tiempo que he dado a este mundo y el poco tiempo que me he permitido. Es un trabajo muy exigente que no te deja privacidad, pero me encanta.

Este artículo fue publicado originalmente en FashionUnited.COM, y posteriormente traducido del inglés al español y editado.