¿Cómo ha llegado Nasty Gal a la quiebra?
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La firma de moda online Nasty Gal se ha declarado en quiebra tras meses de forcejeos con su principal acreedor, una fallida incursión en el mercado minorista tradicional y el progresivo distanciamiento de su alma mater, Sophia Amoruso, del negocio.
Nasty Gal, negocio de moda online valorado recientemente en cerca de 100 millones de dólares, anunció a mediados de noviembre su decisión de solicitar la protección frente a la bancarrota que ofrece el Capítulo 11 en Estados Unidos, equivalente a la solicitud del concurso de acreedores voluntario.
"Nuestra decisión de iniciar una reestructuración supervisada por los tribunales nos permitirá abordar nuestros problemas de liquidez inmediata, reestructurar nuestro balance y corregir los problemas estructurales", explicaba en un comunicado Sheree Waterson, directora ejecutiva de Nasty Gal.
La misma mañana en la que la empresa se declaraba en quiebra, la fundadora de la marca, que empezó como un negocio de moda vintage de segunda mano, explicaba en un evento para la prensa en Melbourne que tras considerar varias opciones para dar salida a la empresa, declararse en quiebra y solicitar la protección adecuada a un juzgado “es en realidad lo más responsable que podemos hacer en este momento, aunque parezca una locura".
De triunfar en eBay a abrir tienda física en la ‘Milla del Oro’ de Los Ángeles
Nasty Gal arrancaba en 2006 como una tienda en eBay para convertirse poco después en uno de los principales minoristas de moda en el mercado de EE.UU., gracias fundamentalmente a su estilo personalizado y a su apuesta por la venta online.
"Fue un momento en el que nadie estaba haciendo lo que hacíamos nosotros”, recordó Amoruso a la prensa australiana.
Uno de los pilares del éxito de la marca es su fuerte repercusión en medios sociales, donde Nasty Gal tiene toda una legión de seguidores. Amoruso explica el éxito de su marca en Internet señalando que se trata del resultado de su relación online de tú a tú con los clientes.
Hace dos años, Amoruso cedió la dirección de la empresa a Sheree Waterson, aduciendo que se trataba de una decisión muy meditada, fruto del reconocimiento de sus propias fortalezas y debilidades como empresaria.
"Demasiadas reuniones sobre fechas de entrega y plazos, y no soy precisamente la persona más organizada como para manejar esas cosas. Los ejecutivos con los que trabajo, por otra parte, tenían toda una vida de experiencia, y me asesoraban a este respecto”, recuerda la fundadora de Nasty Gal, explicando qué la llevo a ceder las riendas de su negocio, en un movimiento que para mucho en el sector supuso el principio del fin para la firma.
Aunque Amoruso ha mantenido su papel como presidenta ejecutiva de la compañía hasta el momento, renunciara a dicha responsabilidad una vez se haga público el dictamen del juez sobre la quiebra de la empresa.
Nasty Gal se ha declarado en bancarrota “mal aconsejada y precipitadamente”
Por el momento, Nasty Gal Inc. puede seguir utilizando el préstamo de 20 millones de dólares que consiguió en 2015 hasta que el juez de la corte de bancarrota que sigue su caso comunique su decisión final en diciembre sobre el uso de este capital.
La firma de moda online se ha visto envuelta en una nueva disputa, esta vez para hacer uso de esta inyección de capital, que Nasty Gal se aseguró en noviembre de 2015, justo un año antes de declararse en bancarrota.
El principal acreedor de la empresa de moda, Hercules Technology Growth Capital Inc. se ha opuesto firmemente a que la empresa de moda con sede en Los Ángeles haga uso de este dinero, aduciendo que Nasty Gal habría rechazado varias ofertas de liquidez adicional que, de haber aceptado, hubieran eliminado la necesidad de acogerse al Capítulo 11.
No obstante y según Hercules, la compañía "optó por precipitarse, acogiéndose al Capítulo 11 mal aconsejada, lo que sin duda supondrá el final de su marca, destruyendo sus ya dañadas relaciones con los vendedores, quemará valiosas garantías en efectivo sin reemplazarlo adecuadamente y resultará en una liquidación de activos mucho más devaluados para todos los constituyentes de lo que habrían estado disponibles si [Nasty Gal] no hubiera escogido este costoso e inútil procedimiento", declararon los abogados de Hércules en documentos judiciales a los que ha tenido acceso ‘Forbes’.
La semana pasada, el minorista con sede en Los Ángeles pidió a un juez que acelerara la aprobación del acceso a los fondos conseguidos para gastos como el pago de las nóminas o los cerca de 400,000 dólares que Nasty Gal gasta semanalmente en mercancía para su tienda en línea y sus dos tiendas físicas en Melrose Avenue y Third Street Promenade.
El juez que supervisó el caso de la compañía el martes aprobó el uso provisional de los fondos hasta que se tome una decisión final.
El presidente de la empresa y responsable de su reestructuración, Joe Scirocco, ha explicado por su parte que el negocio ha sido víctima de su propio éxito, teniendo dificultades para mantener el ritmo de su propio crecimiento y más recientemente, sufriendo una caída de ventas en sus mercados internacionales.
En los 12 meses hasta el 30 de enero de 2016, Nasty Gal vio como sus ingresos netos se redujeron en aproximadamente un 9 por ciento, hasta 77,1 millones de dólares. Las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización de pérdidas se situaron en 15,4 millones de dólares, frente a los 6,3 millones de dólares reportados en el mismo período del año anterior.
De cara al futuro, la compañía proyecta ingresos netos para el año fiscal en curso prácticamente sin cambios, con un EBITDA negativo de 1,4 millones de dólares.
La audiencia final sobre el uso del préstamo - si se puede utilizar o si las condiciones para su uso necesitan ser modificados - está programada para el 6 de diciembre, lo que da a Hercules tiempo suficiente para presentar una objeción final y a Nasty Gal para preparar su respuesta.
Imagen: Nasty Gal