Abdullah Abo Milhim: “Las empresas de moda necesitan un plan B"
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Buenos Aires – El coordinador de postgrados del Istituto Marangoni Londres, Abdullah Abo Milhim, estuvo en Buenos Aires brindando una masterclass sobre la cadena de valor de la moda en la era del big data, analytics e inteligencia artificial.
Con un fuerte background en finanzas, economía y productos de lujo, Abdullah ha trabajado para Merrill Lynch y Bloomberg, entre otros. Y, desde 2010 es parte de Marangoni.
FashionUnited tuvo la oportunidad de conversar con él sobre el impacto de la pandemia de Covid-19, la innovación y la relación entre la moda, las finanzas y la tecnología.
¿Cómo cree que impactará el efecto de la pandemia de Covid-19 en la industria de moda?
Obviamente tenemos un gran problema, pero no es la primera vez que la industria de moda enfrenta algo tan masivo. Tuvo que lidiar con la crisis del 2008 que produjo un quiebre en la industria a nivel global.
La caída de los mercados financieros es mala para la industria de moda porque incrementa el nivel de riesgos del mercado. Así que cuando los riesgos aumentan el acceso financiero se vuelve problemático, pero la mayor preocupación es la disrupción de la cadena de suministros de la industria de moda a nivel global.
El alto riesgo significa mayores intereses para pagar sobre las deudas y todo se vuelve más costoso para las empresas. La caída de las actividades conduce a una baja en los beneficios y ganancias y eso conlleva a que sea más difícil que las compañías puedan financiarse.
Creo que la moda va a sufrir hasta que los mercados vean algo positivo. Todo se ve muy serio y las empresas de moda, que hasta hace algunas semanas estaban viendo qué pasaba, necesitan implementar un plan B.
Los problemas en China y los números de casos aumentando en Europa hacen las cosas más problemáticas para las compañías de moda porque se trata de un problema global.
La moda debe empezar a enfocarse en los consumidores que están sintiendo desconfianza sobre el futuro. No vamos a ver el daño en la industria hasta dentro de unos meses cuando las compañías presenten sus números anuales, pero sabemos que no habrá buenas noticias.
¿Hacia dónde va la moda?
Es interesante porque en este momento la moda estaba teniendo una gran exposición debido a otras industrias, es como si estuviera saliendo del cascarón. Solía suceder que la moda quería trabajar con otras industrias y ahora son las otras industrias las que quieren trabajar con la moda. Actualmente el mundo de la tecnología y el mundo de las finanzas están muy interesados en las compañías de moda. Hoy tenemos bancos que ponen el foco en la moda, tienen departamentos de bienes de lujo e inversiones, por ejemplo. También consultoras, como Deloitte y McKinsey tienen su división de moda y lo que se ha visto recientemente es que compañías de tecnología se están moviendo en esa misma dirección. Amazon, Google y todas las empresas grandes de tecnología se están enfocando en moda y lujo, así que la moda y los negocios son una alianza muy fuerte.
¿Por qué cree que venía sucediendo esto?
El mundo cambió mucho desde la crisis financiera de 2008 y luego de la mala experiencia que tuvimos con esta crisis, que fue la segunda más grande después de la depresión de 1929, muchas compañías de moda pensaron que era el momento de fortalecer y mejorar sus modelos de negocios. Fue necesario entender mucho más sobre finanzas y economía y quizás las oportunidades estaban en lugares en los que la crisis financiera los había dejado expuestos para transformarse en nuevas economías de mercados emergentes, por ejemplo. Así que la moda empezó a sentir que no solo debía enfocarse en su propia industria y había que expandirse hacia otras para fortalecer su posicionamiento y para encontrar nuevas oportunidades. El interés entre las industrias ha ayudado a que la moda crezca y al mismo tiempo empezar a pensar en cómo integrarse en otros mercados.
¿Cómo es la relación de las empresas de moda y la tecnología?
Hay diferentes modos en los que las empresas de moda se relacionan con la tecnología. El primer modelo es el de las compañías que intentan cambiar el modelo de negocios completo, para incluir mucha tecnología y hacer las cosas de la manera más tecnológica posible. También hay otras empresas que aún están explorando y no están seguras de la incorporación de la tecnología. Y, además están aquellas que van dando pasos muy pequeños en cuanto a los modos en los que hacen sus negocios, así que el uso de la tecnología en la moda es muy amplio. En un principio la veíamos como una forma de sumar a las redes sociales para llamar la atención de los consumidores y luego se pasó a otro nivel en términos de tener a la tecnología como un recurso dentro de las empresas. Tradicionalmente, si se toman las teorías de cómo las compañías generan valor, se ve a la tecnología como un recurso, como una herramienta, pero luego el concepto evolucionó hacia la producción de data. Esta data es muy poderosa porque puede utilizarse para darle información a las compañías y, por supuesto, que hay grandes empresas a las que les preocupa la parte negativa en términos de ética y privacidad.
¿Cómo usan la tecnología las empresas de moda?
En términos de diseño de moda obviamente hay nuevas tecnologías en la forma en que se trabaja hoy. Además, la innovación puede utilizarse para mejorar el rendimiento en el manejo de la cadena de suministros. Y, también hay otras versiones en los que la tecnología puede usarse por el poder de la data para predecir comportamientos y ver tendencias de diferentes maneras sin dejar de lado el sentido de la moda porque los pronósticos de tendencias son pronósticos de tendencias, pero estas son solo nuevas maneras.
Todo lleva a la cultura del negocio y cuánto quieren incorporar de la tecnología, que a veces no es bien juzgada. De vez en cuando las personas y las empresas ven a la tecnología como algo que va a destruir la moda, pero el mensaje es claro: los técnicos no están para destruir la moda o el sentido de la moda porque nadie quiere ocupar el lugar de un diseñador tradicional, pero la tecnología siempre será una herramienta.
Fotos: Loli Laboureau