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La moda hizo brillar nuevamente a la Ciudad Luz con deslumbrantes colecciones

Por AFP

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Moda

Dos meses después de los atentados yihadistas que sembraron el terror en París, algunos de sus mejores diseñadores hicieron brillar nuevamente a la Ciudad Luz con colecciones de moda masculina para el otoño-invierno deliberadamente deslumbrantes. Dior, Balmain, Hermès... la moda francesa sacó a relucir a algunos de los máximos exponentes de su industria del lujo como para exorcizar los malos momentos y poner al mal tiempo la mejor cara, aquella que el mundo entero ama reconocer en París.

Los príncipes de Balmain

"París es la ciudad luz y las luces deben seguir brillando sin apagarse", dijo Olivier Rousteing a la AFP tras un desfile al ritmo de una orquesta sinfónica que mezcló clásica con hip-hop, temas de Kanye West y Rihanna. "Quería aportar a ese sueño, a esa belleza que representa París, y hacer que todos los hombres se vean como príncipes".

Húsares en despampanantes chaquetas con un trabajo de ornamentación y bordados digno de la alta costura, dandys de la noche en conjuntos de seda en negro y rojo, príncipes del siglo XXI en trajes de luz taurinos o sacos de terciopelo: Rousteing sacó la artillería pesada para lo que considera es un momento especial en la vida de Francia. "Mostrar que París tiene un pasado, un presente, y que tendrá un futuro". La colección toma elementos ornamentales de los trajes militares de gala --un recurso al que también apeló esta temporada Dries Van Noten-- y cuida además las materias: sedas, terciopelos, gamuzas, cueros. Todo ese mundo lujoso se mezcla por momentos con elementos callejeros, en una deliberada voluntad de hacer de la elegancia a la francesa un lugar donde "lo internacional y las culturas se mezclan".

El esplendor clásico de Hermès

Hermès, marca emblemática del lujo francés, hizo una apuesta mucho más clásica para una colección cuya primera mitad jugó a condimentar con colores muy variados piezas consagradas del guardarropa masculino en una suerte de "normcore" de élite. Amarillos y rojos apagados, azules en sus variantes cobalto, petróleo o ártico, o calzados color frambuesa son las fantasías que se permite este hombre Hermès, por lo demás bastante recatado.

La tradición de la casa en materia de cueros se despliega con brillo en un irresistible gabán marrón con cuello de lana carmesí. La segunda mitad de la colección se mantiene en estrictos tonos muy oscuros de azul, antracita o directamente negros, en piezas igualmente clásicas con algunos efectos de damasco estampado. En materia de accesorios, un bolso con fauces de tiburón divertirá a aquellos que no rehúsan llamar un poco más la atención. (AFP)

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