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Sonia Delaunay, la diseñadora olvidada

Por Sandra Bódalo Munuera

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Cultura

Existen numerosos ejemplos de cómo la moda se ha inspirado directa o indirectamente de las Bellas Artes. Lo hizo Yves Saint Laurent con sus vestidos basados en la obra pictórica de Mondrian, Vincent van Gogh o Henri Matisse y, de una manera todavía más explícita, Viktor & Rolf con su colección de Otoño/Invierno 2015-2016 donde los lienzos e incluso los marcos se replegaban en forma de falda o vestido, creando una exposición con vida propia. Pero, ¿y al revés? ¿Puede un artista pasarse al diseño de moda? Ese es el caso de Sonia Delaunay (1885-1979), pintora y diseñadora francesa, nacida en Ucrania, cuya carrera polifacética pasó de la pintura, hasta el interiorismo y la moda.

A pesar de su gran aportación al mundo plástico y textil, su figura en el mundo del arte y la moda ha pasado desapercibida en las últimas décadas. Es por eso que tanto Marta Ruiz del Árbol, comisaria de la exposición, como el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid han querido recuperar a este personaje y crear la primera retrospectiva de Delaunay en España. Hasta el 15 de octubre, el público podrá conocer de cerca su prolífico trabajo, donde no solo se ha querido poner en valor su papel como pintora de vanguardia, sino también la exitosa aplicación de su ideario artístico a la vida cotidiana.

“Creo que a Sonia Delaunay se le penalizó por haberse dedicado a las artes aplicadas” o las artes “menores”, explica Marta Ruiz del Árbol, comisaria de Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda. Debido a su interés e implicación en el diseño o el textil, “se le ha visto como una diseñadora y no una pintora, ni parte de la historia del arte”, añade. Según comenta Ruiz del Árbol, “ahora tenemos una sensibilidad distinta y sabemos que un artista se puede dedicar a la pintura y a las artes aplicadas”, pero por aquel entonces, la historiografía defendía las Bellas Artes en su sentido más puro.

“Para Sonia Delaunay el arte estaba en todas partes, lo que le animó a no limitarse a las dos dimensiones del lienzo y llevar sus teorías a la calle”.

Marta Ruiz del Árbol, comisaria de la exposición Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda

La moda, un cuadro viviente

Su utilización y combinación de los colores es muy particular, y fue su seña de identidad durante toda su carrera. Tanto en sus obras pictóricas, como en sus escenografías, sus diseños de prêt-à-porter y sus vestuario para ballets. Conjuntos de playa, sombrillas, bolsos, vestidos o abrigos de lana fueron algunos ejemplos de su paso por la industria, en la que plasmaba sus singulares estampados y figuras sobre el tejido.

Todo comenzó con la confección de una colcha para su hijo Charles, en la que quiso seguir la tradición de las madres ucranianas, y cuya apariencia recuerda mucho al patchwork actual o al “cubismo”, según sus amigos. A partir de entonces, comenzó a dedicarse en mayor medida a la industria de la moda. Primero en Madrid —cuando dejó de recibir las rentas desde Rusia con el estallido de la Revolución bolchevique— con su firma propia Casa Sonia y su boutique ubicada muy cerca del Retiro, en la calle Columela, 2—; y después en París con Maison Sonia. En esta época, mientras que en España sus clientes pertenecían a la aristocracia y la alta burguesía, en París, se concentró en la sociedad intelectual del momento, ecléctica por antonomasia.

Desde muy pequeña, “demostró un interés por defender que para ella el arte es vida y la vida es arte”, afirma la comisaria. Para Sonia Delaunay el arte estaba en todas partes, lo que le animó a “no limitarse a las dos dimensiones del lienzo y llevar sus teorías a la calle”, señala Marta. Para la artista francesa, vestir a las mujeres era otro ejercicio artístico. “Convertirlas en pinturas vivas”, añade. No obstante, aunque se centrara en las “artes menores”, durante su carrera como modista, siempre siguió respetando su investigación en la teoría del color.

El simultaneísmo en la moda

Junto a su marido Robert Delaunay, creó el simultaneísmo, un movimiento que defienden en la vanguardia parisiense y que se enfrentó a otras corrientes artísticas como son el cubismo o el futurismo. Fieles seguidores de la empírica ley del contraste simultáneo de los colores del químico francés Michel Eugéne Chevreul, querían que el color rigiera el cuadro o la prenda. Es decir, “dejar que el ojo mezclara los colores, y aprovechara esas vibraciones que crea su interrelación. Según como se superponen los colores, el ojo lo percibe de manera diferente”. A lo largo de la exposición, ver sus técnica de estampación o sus chales recuerdan a la iconografía de marcas tan conocidas en la actualidad como Missoni o Desigual. “Hay diseñadores que directamente le han rendido homenaje como Ferragamo en 2015, DSquared2, con motivo de la gran retrospectiva sobre Delaunay en París, o Nice Things en septiembre de 2017”, comenta Marta Ruiz del Árbol.

Fotos: Museo Thyssen-Bornemisza Madrid

sonia delaunay